交 › LA ALFA DE JENNIE 𖥻JL

trece.

Lalisa sentía un enorme dolor en sus costilla, el lado izquierdo para ser más exacta, solo recuerda haber caído. Suspira adolorida mientras sus sentidos se van despertando, la comodidad en su cuerpo le indica que esta sobre una cama, al abrir sus ojos, se encontró con los de Jennie.

En ese breve momento la ansiedad se desprende por todo su cuerpo, haciendo que sus manos aprieten las sábanas, que su corazón golpe con fuerza su pecho, pero cuando Jennie va a decir algo, Lalisa se aleja sin importar el dolor en su cuerpo. Sale de la cama pegándose a la pared.

— No...— Ve como la Omega frunce el ceño y suspira. Jennie se desliza sobre la cama, sentándose en el borde de está, quedando a solo uno o dos pasos de ella.

— Lalisa...— dijo estirando su mano para acariciar su mejilla.

— ¡No te acerques a mí!.— la Omega siente el comando pasar por su cuerpo.

Y después de unos segundos el dolor floreció en un lado de su rostro, doler, esa palabra quedaba corta cuando los segundos pasan, sus ojos desprenden nuevamente esas crudas lágrimas al igual que su olor se vuelve agrio.

— ¡No uses la voz de mando conmigo!.— Lalisa tiembla y  sin levantar su rostro se desliza hacia el suelo, una vez se sienta pega las piernas a su pecho y las abraza.

Su respiración se volvía errática y miraba a la Omega frente a ella con suplica, sintiendo el dolor en su mejilla. Jennie se sorprende cuando Lalisa muestra su cuello en forma de sumisión.

"Lo siento"

"Sere buena"

"No me hagas daño"

La Omega siente la culpa punzar en su pecho y si Lalisa estuviera mirando hubiese visto el brilló de arrepentimiento en esos ojos claros.

— Rosé vendrá ahora a curar tus heridas no quiero tonterías ¿entendido?

Lalisa no responde, entonces la Omega se agacha quedando a la altura de la otra y agarra su rostro para que se miren, le molesta ese miedo, ellas estaban bien, pero cuando Lalisa escapó se dio cuanta que esas eran las intenciones de la alfa que se confiara para escapar.

— ¿Entendido? -Y esta vez la Alfa si asiente.

Jennie suelta su rostro para después levantarse, dándose la vuelta y saliendo de la habitación sin decir nada "ella se lo a buscado" al salir de la habitación se encuentra con su mejor amigo.

— Jennie...

— Ni una puta palabra, Tae.— El más alto siente un escalofrio pasar por toda su columna. La Omega esta enfadada.  

Lalisa dentro de la habitación no se a movido de su sitio, esperando a la mujer que Jennie nombró, se siente una inútil al no poder haber escapado, aun que también es que Jennie juega con una enorme ventaja.

La puerta se abre y Lalisa tiembla mientras escucha como sueltan algo en la mesa, el olor a arándanos llega a su olfato y levanta la cabeza encontrándose con uno de los que ayer la perseguían.

— Hola...— saluda la Omega, pero hay respuesta.— Vengo a ver tus heridas.— Al no ver una buena reacción de su parte se acerca cautelosa y agachándose enfrente de ella.— Yo no te voy a hacer daño.

— Mientes...

— No, no, lo prometo.

Lalisa temerosa se reincorpora lentamente sentandose sobre la cama, la de pelo rubio le pide que se quitase la blusa para ver las heridas en sus costado, las cuales tenian una horrible pinta.

— Toma...— Abrió la botella y le pasó algunos analgésicos.— Los puñetazos de la jefa deben doler y seguro las heridas en tus costillas arden.

Y tenía toda la razón asi que desesperada por aliviar el dolor, se las tomo con un poco de agua, luego la otra Omega le aplico una crema que hizo su piel estremecerse.

— Te diste un buen golpe, pero sanaras bien.

— Gracias...

— No las des, realmente me gustaría ser tu amiga.

— ¿E-Enserio?

— Si...es que aquí me siento sola....mi hermano está en la planta subterránea y yo aquí.

— Oh...A mi también me gustaría ser ¿amigas?

— Amigas...¡Si!

Pudo ver la sonrisa de la rubia formarse, Lalisa sabía que quizás fiarse de alguien que acababa de conocer era arriesgado, pero lo necesitaba, su lobo no parecía estar asustado ante su presencia.

— Ven, vamos al salón.— dijo mientras la ayudaba a levantarse.

— ¿S-salon?

— Si, ahí nos esperan todos.

Lalisa siguió a la otra Omega por aquellos lujosos pasillos, claramente estaban en un edificio/casa o algo así, veía como algunas sirvientas salía con cestos de sábanas y limpieza. Cuando llegaron a aquella sala no había todavía nadie, asique se sentaron en uno de los sillones.

La puerta se abrió y se pudo ver como un par de personas entranban, hablando ignorando a las dos presencias ¿a esto se refería Rosé? Miró de reojo a la rubia, la cual miraba su móvil.

Escucho unos pasos acercarse y sus ojos captaron a una mujer de cabello negro que las miró fijamente, bueno miraba a la Omegaque estaba a su lado.

— Hola...— la Alfa saludo a Rosé.

— ¿Que quieres?— gruño la rubia.

— ¿Que quiero? Que respondas mis mensajes, mis llamada que dejes de ignorarme.— dijo y la Omega se puso de pie.

— Pero yo no quiero.

Lalisa se tenso cuando el olor de Jennie llegó a sus fosas nasales, para después sentir los brazos de la Omega envolverla desde atrás.

— Es hora de volvernos invisibles...

— Amor...— llamo Jisoo.

— ¡No me llames así!

— Me tienes que dejar que te lo explique.

— Jisoo... en serio lárgate.— dijo la Omega poniendo sus manos en su pecho para que está no se acercase más.

— Solo deja que...

— Que no.

Lalisa sentía la curiosidad picarle ¿por qué esa tensión? ¿Acaso eran pareja? ¿un engaño? Se erizo cuando sintió la lengua de Jennie pasar por su nuca.

— ¿No la haz escuchado?.—Lalisa reconoció al omega que se acercaba a ellos.— Largate.

— Esto no es cosa tuya.— protesto Jisoo

— ¿Cómo que no? es mi hermana.

— Pero no es tu relación.

— El que faltaba.— Gruño Jimin ante el otro Alfa.

— Ven abrázame querido, te hechado mucho de menos.— Yoongi hizo el amago de acercarse a Jimin.

— ¿¡Que!? no, jodete.— dijo sacándole el dedo de en medio.

Jennie ignoraba la escena frente a ellos simplemente se centraba en su glándula del olor, ronroneando gustosa.

Rosé y Jimin son hermanos, ambos Omegas.

Yoongi y Jisoo son hermanos, ambos alfas