Capítulo 7.- Agua Tibia

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Eran las tres de la tarde y aún nadie llamaba para pedir su ayuda. A fin de cuentas, era el consultor; le gustaba su trabajo.

Además, su mente necesitaba entretenerse en algo que no fuera Cho, pero estar en su casa obviamente no ayudaba. En ese momento, atender casos sería bastante útil o terminaría cediendo a donde su mente lo estaba llevando.


Una hora, aún más tarde, estaba cayendo dormido cruzado de brazos, por fin sintiéndose descansar; pero su teléfono por fin sonó.

Cayó del sofá por lo repentino del sonido. Aún así, contestó con su calma de siempre, aunque todavía estando en el suelo.

-¿Hola, hola? ¿Ya necesitan mi ayuda?- Dijo sin ver siquiera quien le había llamado.

-...no llamaba para eso...- Era Cho. Raro de él, también algo inoportuno considerando que quería evitar pensar mucho en él, pero no se iba a andar quejando.

-Oh, ¿qué pasa?- Las deducciones de momento no le estaban funcionando, y ni aún así podría predecir lo siguiente que escuchó al otro lado de la línea.

-...Mmm ¿qué... qué traes puesto?-

-. . .-

No, nunca se lo esperó.

La fiebre le había bajado hace ya un buen rato, así que no le podía echar la culpa de su cara colorada.

Repitió la pregunta en su mente hasta estar seguro de que escuchó bien, para por fin contestar.

-M-Mi ropa normal. El traje de siempre ¿por?- "Por Dios, Cho ¡Sutileza!" Pensó

-Olvide decirte que si querías bañarte o cambiarte, había ropa en la cajonera frente a la cama. Debes estar incómodo...Toma lo que quieras.- Hablo el pelinegro, sin tomar aire en ningún momento.

-Claro, gracias, si, es buena idea.- Balbuceó la mejor respuesta que su cerebro pudo generar.

-Mhm... nos vemos más tarde...- Y colgó.

El de rasgos asiáticos dejó a un consultor malpensando aún la pregunta que le había hecho en un principio.

¿Desde cuando le daba vergüenza el doble sentido de las palabras?

Si, un baño de agua fría le haría bien. Y de paso, agua bendita o confesarse. Lo que le haga sentirse menos pervertido.


Tomó la palabra de Cho, y fue a buscar ropa más cómoda, darse un buen baño; de paso cambiaría las sábanas de la noche anterior, para mantener todo limpio.

Fue a la cajonera de forma calmada, buscando algo que le pudiera quedar.

Mientras preparaba las cosas para la ducha, decidió organizar su mente.

Si seguía haciendo un desorden de pensamientos nunca llegaría a ningún lado.


Taza Compartida - KimPat (Kimball x Patrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora