Epílogo.

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¡Aviso!

La siguiente parte trata con las temporadas seis y siete (las finales) de El Mentalista.
Para quien aún no las haya visto, contiene spoilers y posiblemente se entienda mejor después de haber visto dichas temporadas.

Además de que he modificado fechas y el tiempo transcurrido en comparativa de la serie. (Igual, no quiero entrar en mucho detalle ^••^)

Oh, y si ven alguna falta gramatical u ortográfica, no duden en decírmelo ('')*: ・゚

Solo era eso. Sin más que decir, espero y lo disfruten. <3

¡Fin del aviso!








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Sangre manchaba su ropa.

Respiraba cansado, consumido por la ira, finalmente saciando aquella sed de venganza por Thomas McAllister.

Alias: Red John.

Deseó por tanto tiempo y con todas sus fuerzas completar esa venganza.
Y ahora que la logró, pensó que por fin podría vivir en paz, junto al hombre que amaba. Incluso tomó la libertad de ilusionarse un momento con la idea, tentadora y hermosa. Claro que se llenó el pecho de ese sentimiento de satisfacción cuando vio por fin muerto a ese horrible ser que no podía ser llamado hombre. Fue una bestia, que Patrick Jane había dado caza.

Pero, a pesar de todo, esa bestia sería tratada como un humano, asesinado.

Veía sus manos sucias con recelo.

Había provocado un efecto dominó que acabó destruyendo la carrera de sus compañeros, sus amigos, la de su amado. Fue un precio que estuvo dispuesto a pagar y ahora viviría con ello como una espina en su corazón, irremediable. Imborrable.

Ahora Patrick Jane era un fugitivo; desaparecido por meses, arrinconado en alguna playa de Suramérica. Lugar tan lejano de lo que podría haber sido su hogar junto a Kimball, en Sacramento.

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Quince meses pasaron tortuosamente rápido.

En un rincón de un pueblo, de una isla calurosa había hecho su alojamiento.
Tenía una rutina y ya conocía a las personas de la zona, que también se habían acostumbrado a su presencia con el tiempo. Era bien conocido, ya que siempre preguntaba si no había llegado alguien que lo buscara, aunque la respuesta cada día era no.

Solía caminar mucho por la orilla del mar. Dejar que el agua cálida tocara sus pies. Sentarse en una roca alta o en la misma arena para sentir la brisa mañanera.

Veía el sol emerger del horizonte, mientras seguía teniendo ese hábito de juguetear con su anillo; su corazón se removía al ver y sentir aquel símbolo de unión.

Se levantó de la arena que comenzaba a calentarse con el sol.
A pesar de que era un paraíso azul, y se disfrutaba una calma que antes habría atesorado, en ocasiones le causaba, sorpresivamente desesperación. Su vida en el B. I. C. era ajetreada, y no supo cuándo se había adaptado tanto a esa vida de peligros, pintada de rojo.

Ahora lo único que le quedaba de aquello era su memoria, y la marca de un compromiso que yacía en su mano izquierda.
Jugueteaba con tal objeto de plata casi todo el tiempo, con el que también solía ahuyentar a quien se le acercara a coquetear.

Taza Compartida - KimPat (Kimball x Patrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora