VII

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—no puedo quedarme aquí, sunghoon. tienes que ayudarme. —jungwon decía mientras veía cómo el aludido guardaba sus cosas dentro de su mochila. —sohee se irá para siempre, debo estar en ese aeropuerto.

—jungwon. sabes que si estás castigado no hay mucho que pueda hacer. ¿acaso esperas que te rapte o algo parecido?

el menor alzó una ceja sugerentemente ante la idea.

—no, estás loco. —volvió a negar hoon.

—además. —heeseung, quien solamente había estado escuchado la conversación hasta ahora, dice. —estamos hablando del profesor, sumamente imbécil, kim. está loco, y sabemos que de una manera rara eres su favorito. será difícil sacarte de ahí sin que él nos castigue primero. es vil.

—yerim-ah~ —yang decidió ignorarlos y utilizó su tono de bebé para que la chica lo ayudara con aquellos cabeza hueca. con que les diera un zape estaría satisfecho.

pero, en su lugar, la castaña tomó de las orejas de los más altos y las estiró hasta que estén a su altura. se escucharon las repetidas quejas de ambos chicos y entonces parecieron escuchar sus quejas.

—tú irás a ese aeropuerto, cueste lo que cueste. —yerim afirmó. —y nosotros te vamos a ayudar. ¿no?

hee y hoon asintieron no aguantando el dolor en sus pobres orejitas. la muchacha los soltó cuando obtuvo lo que quería, el mayor de los cuatro fue el más chillón ya que tenía aretes. rim regresó la vista a jungwon para decirle una última cosa.

—hay alguien contigo en detención con el que contarás para salir. debes hacerlo rápido, te estaremos esperando el estacionamiento.

a pesar de que el plan no se veía muy convincente aún, estaba esperanzado de que podría funcionar si lo intentaban hasta el final.

—¿y ese alguien quién es? —cuestionó jungwon.

—park jongseong.

(...)

debió suponerlo habiendo sido los únicos que no cumplieron con el castigo de kim. eran solo ellos dos bajo el silencio del hombre quién leía un libro muy entretenido. la verdad que lo que menos esperaba es que esto saliera bien, pero es que, aparentemente, era necesario que primero algo saliera mal para luego recibir lo bueno.

y no sabía en qué parte del plan pertenecía park jongseong, si la buena o la mala. primeramente ni siquiera se le pasó por la cabeza que jay podría ser de ayuda, menos de la que necesitaba ahora. él estaba recostado en su mesa durmiendo, ¿en qué se suponía que ese inútil iba a colaborar?

 miraba el reloj en su muñeca y se sentía cada vez más ansioso de no saber si podría llegar a tiempo o no. 

—profesor. —jungwon llamó, a lo que el aludido apenas levantó la mirada. —¿puedo ir al baño?

—¿es muy urgente?

—si no fuera urgente no se lo estaría pidiendo.

el hombre hizo una seña de mala gana de que le daba permiso. jungwon abandonó le cuarto rápidamente, dirigiéndose al lugar antes mencionado con los nervios carcomiéndole. le envió un mensaje a yerim, en este le decía que quizás no funcione que jay lo acompañe porque solo lo retrasaría, por lo que tomaría la decisión de arriesgarse a escapar solo. 

pero ella le respondió que esperara un poco más, confundiéndolo de que de verdad necesitaba salir de ahí con jay.

yerim:

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