XIII. 3

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jungwon y jay iban en silencio caminando por los pasillos para nada callados de la escuela, sabían que les parecería un poco raro que salieran del cuarto de conserje tan desalineados, y querían dar esa imagen para que el rumor continuara circulando y no terminara hasta que ellos así lo decidieran.

el menor todavía trataba de anudar su corbata, no tenía la menor idea de cómo jay había sido capaz de sacársela con tan poco tiempo. quizás, por la cara de altanero que tiene, debía poseer demasiada experiencia.

—¿qué crees que pueda decirnos? —pregunta park una vez se encontraban a pocos metros. —yo digo detención.

—suspensión.

—¿para tanto?

—considerando que es él... —lo mira. —sí.

—seguramente debe ser un profesional suspendiendo alumnos también. —jay voltea a verlo y a jungwon se le escapa una sonrisa que mostraba en todo su esplendor sus hoyuelos. el mayor al no comprender la razón pregunta: —¿qué?

—tienes... —jungwon le apunta los labios un poco tímido. —labial- por ahí.

—¿labial? —alza sus dedos hasta su boca y los pasa inseguro sobre sus labios. —¿usas labial?

—bálsamo, en realidad. —con demasiada confianza encima, ayuda al azabache limpiando con un dedo el rastro de producto esparcido en gran mayoría por su belfo inferior. park solo se deja tratar impresionado. —¿tiene algo de malo?

—no, no es eso, solo es que... si se me quedó en mis labios, quizás quedó en tu cuello también.

jungwon abrió tanto sus ojos que jay por poco y presencia la desorbitación de los mismos, el menor aleja su mano del rostro adverso y toca la zona mencionada, no pudiendo evitar sentirse totalmente apenado.

—¿por qué tuviste que ir tan lejos? —dice en modo de queja.

—lo siento, no sabía que mi novio de mentira usaba bálsamos brillosos y con color. —responde entonando un sarcasmo irritable. jungwon entornó sus ojos. —puedes limpiarte después del regaño.

al cabo de unos pasos, ambos se encontraban parados frente a la tenebrosa puerta de "sala de profesores". casi no era la primera vez para jungwon yendo allí, más para jay era como su segundo hogar. en su pasado era un chico demasiado revoltoso, ahora que está en su último año ha madurado bastante a comparación de otros.

—¿o te ayudo a limpiarlo? —vuelve a decir juguetón.

yang exhala para nada asombrado y gira la perilla de la puerta abriéndola. ingresan en completo silencio sintiendo el mortífero ambiente tras localizar al profesor kim en su respectivo escritorio mientras limpia sus gafas. advierten su presencia colocándose frente a él. soohyun los observa desaprobatoriamente.

—esto es una escuela y lo saben a la perfección. —comienza a decir de una forma que no esperaban oír. suponiendo que los atrapó en el acto pensaban que les hablaría más enojado, pero solo estaba mostrando una apariencia calmada. —hay un límite de cosas que permito como profesor, pero esto fue más allá de lo que puedo controlar.

—pero... —jungwon se anima a hablar. —no hemos hecho nada grave. solo nos estábamos... besando.

—hay un límite de cosas que permito. —repitió. —el hecho de que sean pareja me parece excelente, los felicito, pero por favor, situaciones como las de hace un momento haganlas fuera de la escuela.

jay y jungwon se miraron unos cortos segundos, seguido a eso hicieron una reverencia en forma de disculpa. aunque no lo sentían tanto.

—no los suspendo solo porque sus calificaciones penden de un hilo. —advierte apuntándolos. —que no se repita o ya no seré piadoso.

𝙈𝙄𝙉𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora