XIII. 2

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jungwon estaba un poco incómodo a pesar de que el profesor kim no le haya dirigido la mirada ni por un segundo. esta clase no la compartía con sunghoon, por lo que se le hacía más pesado la nula importancia del hombre. no es que la quisiera, pero si lo estaba evitando significaba que todo lo que había dicho jay era cierto.

tendría que convivir con un hombre que maneja otros tipo de pensamientos sobre él hasta que muerda el anzuelo. se preguntaba cuándo sería eso, porque sinceramente no se siente para nada agradable que pase de vez en cuando por la fila donde está ubicado su asiento haciendo como si nada pasara.

sin mentir, cierto miedo lo invadía de pies a cabeza. era tan absurdamente loco todo esto. desde que se fue sohee y conoció a jay el mundo se le había dado vuelta. nada cuadraba, no creía todavía lo que la vida le depara, ¿acaso había hecho algo mal en su vida pasada para recibir un  acosador disfrazado de profesor?

lo que sea que haya pasado, pedía de rodillas que esta pesadilla acabara.

—jungwonie, ¿tienes borrador? —la pregunta de chaer le hace mirarla y caer en la realidad. su precioso cabello cobrizo elevado en una coleta y decorado con varias hebillitas la hacía ver demasiado tierna. jungwon asintió, sacándole una sonrisa. —la mía se la presté a mi hermanito y no me la devolvió.

—yo no necesito hermanos, ya tengo a sunghoon que me pierde todo. —la risa de chaeryeong era contagiosa, por lo que acabó riendo con ella a la vez que buscaba en su estuche el borrador que le pedía.

al encontrarlo, lo sacó y al volverla a llamar porque se había volteado para continuar anotando cosas en su cuaderno, se le escapó de las manos el objeto cuando chaer sin querer chocó su mano, cayendo el borrador lejos de su alcance.

—¡lo siento! —dijo ella.

—no te preocupes chaery. —responde en tono tranquilo.

ella amagaba con levantarse, pero jungwon le repitió que estaba bien, era solo un borrador. acabó literalmente al fondo del salón, de suerte no le habían sacado un ojo a alguien, aunque habría estado interesante que con ese ligero golpe de chaer el borrador hubiera volado hacia la cabeza de cualquier compañero. sería muy buena anécdota.

al agacharse y tomar el objeto vio unos pies que se acercaron hasta él, alzó la vista con cierto escalofrío por reconocer esos zapatos negros y opacos, una sonrisa lo recibió y el interior se le revolvió al tener que devolverle el gesto.

—señor yang, ¿puedo hablar con usted después de la clase? —la pregunta de kim hizo que mirara a todos lados nervioso. —ya que usted se ausenta muchas clases, como otros de sus compañeros, con el consejo de la escuela encontramos la manera para que no desaprueben sus asignaturas.

—¿no seré yo solo, verdad?

—no se preocupe yang, he dicho que otros de sus compañeros están en su misma situación.

sentía alivio escuchar eso, más su presencia era espeluznante.

regresó a su asiento e intentó ocupar su mente con otras cosas, o de lo contrario sobre pensaría mucho y se haría daño con un temor innecesario.

pasadas una hora, la clase acabó. chaery, la presidenta de la clase, hizo que despidieran al profesor y en cuanto el salón quedó medio vacío, jungwon se dio cuenta quiénes estarían con él. entre ellos, hikaru, bahiyyih, haruto y minji.

no estaba tan solo, en realidad.

—solo les robaré cinco minutos y podrán irse. —dice kim. —como sabrán, su rendimiento académico está disminuyendo y como profesor me importa el futuro de mis alumnos. esta mañana con demás directivos y presidentes llegamos a un acuerdo que quizás sea mejor para ustedes.

𝙈𝙄𝙉𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora