XIX

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habían pasado cerca de unos veinte minutos desde que jungwon se había marchado con el señor kim. jay trataba de concentrarse en la conversación con sus amigos, no quería que sunoo lo molestase de nuevo por no prestarles atención, pero su mente estaba constantemente pendiente de si jungwon volvía o no. quizás tuvieron un percance en el camino o les estaba costando traer las bolsas con hielo.

¡le molestaba no saberlo!

—¡por fin mis brownies! —taki festeja en su lugar  haciendo un baile raro con las manos. —me estoy muriendo de hambre.

hiyyih se iba acercando a la mesa con una sonrisa en los labios por la reacción del japonés. la ponía contenta que hayan tenido éxito en atraer también a alumnos de otros institutos, se hablaría bien de ellos y tal vez le daría una mejor imágen a la escuela. la rubia dejó la bandeja en la superficie y le colocó el plato con el postre frente a él, más una voz la distrajo.

—¿y jungwon? —jay preguntó.

—ah, jay, deja al pobre que respire de ti. —niki dice lo que algunos en la mesa pensaban también. —capaz y se escondió de tu insistencia.

el azabache hizo de menos el comentario y observó a hiyyih esperando una respuesta un poco más sensata que esa extraña mirada.

—tengo- tengo que hablar contigo, jay.

la menor ya no cargaba esa genuina sonrisa que hace segundos tenía y le preocupaba la forma en que lo había dicho. jay se levantó de su asiento siguiendo los pasos de hiyyih que se alejaban de sus amigos, hasta llegar al pasillo principal donde el silencio de pronto los abrumaba. los nervios lo carcomían por dentro cuanto más ella se demoraba en contarle qué es lo que estaba ocurriendo.

huening sacó su teléfono y se lo extendió.

—léelo. —pidió.

jay la miró una vez más antes de tomar el aparato entre sus manos y comenzar a leer.

los mensajes dejaron instantáneamente su cuerpo paralizado, cuando sus ojos caían palabra por palabra sintió en su interior como el enojo, miedo y desesperación se mezclaban entre sí, combinándose, haciendo de él un desastre de emociones.

—tienen- tienen que buscarlo, a jungwon. —hiyyih le dice al no oír nada de su parte. —ese profesor es raro.

el azabache levantó la mirada.

—¿qué? —esa no era exactamente lo que tenía para decir, pero es como si todas las palabras se le hubieran borrado debido al temor. —¿a qué te refieres, bahiyyih?

la aludida había parpadeado varias veces mientras formaba una mueca en su de repente enojado rostro.

—mi hermano una vez vino a recogerme y vio al profesor kim de casualidad. mencionó algo sobre de que en su escuela tenía tratos extraños con varios alumnos, uno de ellos fue su amigo. los acosaba. —su ceño incluso se frunció más al sentir asco al respecto, pero jay debía saberlo por más que le repugnara. —en ese entonces no usaba lentes y tenía el cabello más largo, también tenía un poco de sobrepeso... el punto es, la escuela de mi hermano no hizo nada al respecto, no les creían que un profesor hombre estuviera acosando a alumnos varones. entonces kim renunció por su cuenta al ser descubierto por ellos.

la sangre de jay hervía al oírla, más no dijo nada porque parecía no haber acabado.

—tuve mis dudas sobre él el primer trimestre, kai, mi hermano, me había mostrado una fotografía de cómo era en el pasado y fue impresionante el cambio, incluso luce más joven que en ese tiempo. —la rubia obtuvo de nuevo su teléfono para ingresar al chat de jay (él mismo se lo había dado en caso de emergencia) y pasarle la ubicación del edificio donde se aloja el hombre. un zumbido en el pantalón del adverso indica que el mensaje le había llegado.  —pero la basura como él no se oculta. no puede. no importa si cambia de cuerpo, su alma siempre será la misma mierda en cualquier lado. ahora, ve a buscarlo, por favor.

𝙈𝙄𝙉𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora