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considerando que jay se tomó muy enserio lo del novio celoso y que estaba pegado a él como una garrapata, jungwon comenzaba a sentirse un poco invadido. le tomaba la mano, lo abrazaba por los hombros y contestaba casi todas las preguntas que le dirigía nicholas en algunas ocasiones.

no sabía si los demás lo habían notado, pero comenzaba a ser incómodo porque se generaba al mismo tiempo una tensión asquerosa.

más importante, a jay no le interesaba lo que sus amigos pensaran. y a pesar de que jungwon no era realmente su novio lo hacía más patético incluso.

por eso jungwon había decidido llevárselo con él un segundo, lejos de cualquiera que pudiese oír su conversación.

—¿se puede saber qué mierda es lo que te pasa? —el menor pregunta un poco alterado a la vez que cierra la puerta de aquella habitación, supuso la de él. —no sé si lo has olvidado, pero esto jay, no es real.

—el que lo ha olvidado eres tú, jungwon. no me eches la culpa por cumplir con mi rol.

—tu rol no es asfixiarme, por favor.

—nicholas te está coqueteando y lo sabes. —el mayor cruza sus brazos y toma asiento en la cama. —si soy tu novio al menos debo fingir que me importa.

jungwon arrugó su entrecejo, algo que no hacía hace mucho y que cabía repetir, solo lo hace cuando está con jay. un pensamiento rondaba en su cabeza desde que se encerraron en el cuarto del mayor. más bien, revelarle finalmente lo que le pasaba y acabar con esto.

—hoy vi al señor kim en el mercado. —comienza a decir yang, bajando la mirada hasta los ojos café del adverso. su demandante atención le ordenaba que continuara. —y... estaba con una mujer y un bebé. su familia, jay.

—¿qué quieres decir?

—que... no creo que kim me vea de la forma que dijiste. —no entendía la razón, pero la voz le temblaba muy ligeramente a la par de que jay lucía ridículamente interesante con esa camiseta negra. no le permitía concentrarse. —tiene esposa y una hija.

—que tenga familia no le quita lo psicópata que es. —jay lo ve incrédulo. —tiene actitudes demasiado extrañas contigo, lo he visto con mis propios ojos, jungwon. la forma que tiene de tratarte diferente a los demás, incluso de tomar tus cosas sin que te des cuenta. ¿recuerdas que la semana pasada perdiste un-

—¡basta! —le interrumpió. —ya basta de esto. no quiero más.

—solo te estoy cuidando.

—¿y por qué has sido el único en notarlo?

—¿qué insinúas?

la voz de jay se tornó más gruesa (si era posible) y alzó una ceja sintiéndose un poco irritado por la actitud de jungwon. se puso de pie.

—¿qué estás insinuando, pregunté? —park vuelve a decir.

el menor parpadeó un par de veces y hasta se le revolvieron las tripas por este comportamiento. sin embargo, no se dejaría intimidar.

—quiero terminar con esto.

por supuesto. ahora entendía hacia dónde iba esto. jay relajó los músculos de su rostro los cuales por inercia se habían tensado y el menor pareció haber podido liberar el aire que contenía en sus pulmones.

—ya no me crees. —concluyó el azabache asintiendo varias veces con su cabeza.

—solo... no aguanto seguir con- lo que sea que estamos haciendo. —jungwon sostuvo sus propias manos debido a que se sentía presionado por las orbes ajenas. —no soporto que tomes mi mano, ni que me abraces, o me beses frente a los demás. estoy cansado de que tengamos que estar pegados como chicle para aparentar y obligarme a decirte cosas que no quiero.

𝙈𝙄𝙉𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora