Clase A05 [FYOZAI]

006

—Pero no tengas miedo ni pena Osamu —aconsejaba Yosano—. Quizás por esos rumores Fyodor crea que eres horrible, pero que no te importe tú acércate a hablar con él.

—Y demuéstrale que eres el mejor —completó Ranpo.

—¿Pero ahora que le puedo decir? ¿O como me puedo acercar? —cuestionó el castaño.

—Yo opino que como antes, solo pregúntale cosas en clase y si se da oportunidad haz alguna broma —el tono de Yosano era uno muy natural.

—Se me acaba de ocurrir otra cosa, pero es algo arriesgada —dijo Dazai.

—Solo piensa que hay gente que ha hecho cosas peores —animó Edogawa.

Ya en su casa Fyodor comenzó a pensar mucho en sus sentimientos. Algo que no podía negar era su atracción hacia Dazai, pero si quería cuestionarse: ¿por qué se había fijado en alguien que acusaban de tantas cosas malas? Él ya estaba enterado de todo lo hecho por Dazai, que el castaño era la persona más asquerosa de mundo.

Aun así estaba presente cierta sensación, Osamu realmente no parecía capaz de dañar tanto a las personas, quizás existían varias versiones de la historia, pero no podía confiar en una amenaza así.

Lo más sano era alejarse de él.

En otro lugar...

Chuuya no respondió el cuestionamiento de Sigma, el peliblanco buscó en su mochila alguna servilleta, que luego ofreció a su compañero de clase.

Luego de unos minutos, Nakahara se estabilizó un poco.

—¿Quieres contarme que te sucedió? —preguntó Sigma.

—Fue Osamu —el pelirrojo apenas podía hablar, su tono de voz revelaba el mal estado en el que se encontraba.

Al escuchar el nombre, Sigma sintió como si le hubiesen echado un balde de agua fría en la espalda.

—Me dijo cosas horribles —continuó Chuuya—. Yo de verdad quería alejarme luego de la forma en que terminó conmigo, me hubiera gustado estar en buenos términos con él, porque si no me molestaría más, ¿tú ya sabes todo lo que hizo el otro semestre verdad?

Sigma asintió con la cabeza y comenzó a sacar más servilletas.

—Le tenía miedo, solo cuando terminamos me golpeó y...

La voz de Nakahara se quebró y volvió a sumergirse en llanto.

—¿Seguro que está bien que hablemos de esto? —Sigma comenzaba a preocuparse.

Chuuya asintió.

—Hoy aparte de gritarme me rompió unos trabajos que se entregaban mañana, me amenazó con no dejarme en paz nunca y...

Chuuya siguió contando muchas cosas horribles que afirmaba las había hecho Dazai, cuando el pelirrojo se calmó Sigma lo acompañó a su casa.

Sin embargo, lo dicho por Chuuya había dejado muchos cuestionamientos y preocupaciones en Sigma, más que nada por Dostoyevsky.

Al día siguiente, Dazai ya ponía en marcha su pequeña estrategia para acercarse a Fyodor.

—¡Hola! ¿Quieres ir a jugar juegos de mesa a mi casa? Irá Agatha también —cuestionó el castaño durante clases.

Fyodor recordó lo que había pensado, sin embargo aceptó. acordaron la hora y eso puso muy feliz al chico de las vendas.

—Yo te dije que iría bien todo —comentó Ranpo.