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Luego de su intento fracasado de hablar con Shibusawa, Dostoyevsky dio la vuelta a toda la escuela con pasos firmes tratando de liberar su enojo. Inclusive estaba más furioso por lo que le hizo a Dazai que por la pequeña herida que le causó Shibusawa antes de retirarse.

Finalmente se quedó molesto en una banca. Necesitaba saber la razón por la que el peliblanco eligió a Osamu como víctima de sus hechos malvados. Aunque quizás no era mucho de extrañar, generar conflictos era lo único para lo que servía Shibusawa.

Mientras Dazai se dirigía a comprar un lápiz, divisó a Dostoyevsky en una banca mientras miraba su celular, así que decidió acercarse a hablarle.

¡Hola! —saludó el castaño—. Es la primera vez que veo que no asistes a alguna clase, ¿por qué faltaste? Bueno, solo si gustas contarme...

—Tenía que arreglar algo con la coordinadora, acabo de salir de su oficina —mintió Fyodor.

—Comprendo.

Estuvieron en silencio unos segundos, hasta que el azabache cuestionó:

—¿Viste lo que subieron en la cuenta del periódico? ¿Cómo te sientes al respecto?

Osamu se forzó a sonreír.

—Nada, que me hagan ese tipo de bromas se ha vuelto el pan de todos los días.

—Es que no es una broma, no está bien que te hagan eso.

—Es normal. No es muy bueno, pero es normal —fue la contestación del castaño mientras negaba con la cabeza.

—Realmente eres muy fuerte. Yo no aguantaría tanto. Mucho menos si todos me odian por una mentira.

Eso no era falso. Además, a Fyodor le sorprendió mucho la actitud desidiosa del chico de las vendas. No terminaba de comprender como Dazai se quiere tan poco a sí mismo, al extremo de que se dejase maltratar a esos niveles.

Reflexionando sobre ello, sintió un dolor en el pecho. Es horrible que el chico por el que desarrolló sentimientos se notara tan lastimado emocionalmente.

Cuando volvió en sí Osamu seguía acompañándole, solo que tenía su teléfono en la mano.

Miró a su alrededor, no había más personas. Pensando que era correcto, estaba a punto de recargar su cabeza en el hombro de Dazai. Sin embargo, su visión lo impidió.

Por el pasillo frente a ellos pasó Nakahara Chuuya. Fyodor lo siguió con la mirada esperando que desapareciera para poder apoyarse en Osamu.

No pasaba nada, solo era un compañero de clase.

Idea errónea que había tenido hasta el momento.

Sintió un escalofrío al ver llegar a Chuuya hasta la máquina expendedora, donde se encontró con la persona más problemática del universo.

Impulsivamente tomó los cuatro dedos de la mano libre de Dazai y se levantó de la banca, obligando al castaño a seguirle.

De manera ágil Fyodor lo condujo a una pared, donde soltó su mano.

—¿Qué pasa? — le susurró Osamu —. Te ves muy serio...

Dejó de hablar debido a que el azabache puso el dedo en su boca para callarlo.

Sin retirar su índice de los labios del castaño, Dostoyevsky se movió un poco para mirar. Mientras Shibusawa observaba su teléfono Chuuya sacaba algo de la máquina expendedora.

Se giró a mirar a Dazai, que tenía la cara completamente roja y estaba petrificado.

Conteniendo su sonrisa, Fyodor volvió a observar al dúo problemático: Ambos viendo el teléfono de Shibusawa y riéndose.

Clase A05 [FYOZAI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora