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-¿No le va a decir nada verdad? -le dijo Yosano a Ranpo.

El masculino negó con la cabeza.

-Es una pena -Akiko se recargó en el respaldo de la silla-. Serían una buena pareja.

-Claro. Aunque ellos no hagan nada nosotros si podemos -habló Edogawa.

-¿A qué te refieres?

-¿Tienes dos hojas blancas?

Fyodor abrió la cuenta del periódico donde se acababa de publicar la entrevista hecha por Margaret, así mismo las pruebas que Yosano y Ranpo le ayudaron a conseguir.

Estaba en horario de clase así que no podría ver reacciones de personas de otros grupos y semestres. De cualquier forma, él ya era conocido en el bachillerato por sacar calificaciones impecables desde primer semestre.

-Necesitan el libro que les mandé para poder trabajar la siguiente clase-dijo la profesora antes de retirarse.

Fyodor iba a seguir leyendo la publicación, pero Osamu se acercó a él.

-¿Tú ya tienes el libro? -le preguntó.

-Sí, lo mandó a nuestro grupo del salón -contestó el azabache.

-¿Me lo puedes mandar? Yo no estoy en ese grupo y no lo tengo.

-Claro, ¿me pasas tu número?

-Sí.

Dostoyevsky le pasó el celular a Dazai y este se lo regresó con el teléfono escrito.

-¿Cómo te añado? -le preguntó Fyodor.

-Como tú quieras, "Osamu" o "Dazai".

-Escríbelo tú -y le pasó nuevamente el aparato.

-¿Por qué apareció esto?

En el nombre estaba escrito "Mátenme"

-No sé -respondió Fyodor-. Creo que es tu usuario.

-Sí es -contestó Dazai risueño-. Así déjalo.

Y guardó el número.

-¿Seguro? -inquirió Fyodor.

-Sí, así está bien.

El azabache envió el libro del que habló la profesora.

-¿Tienes de foto un gato? -le preguntó Fyodor tras ver el perfil de su compañero.

-Sí, es mi gato. Es muy fotogénico -contestó el castaño sarcásticamente, puesto que el animal miraba a la cámara de una forma graciosa.

Fyodor sonrió.

-Fuera de broma -continuó el chico de las vendas-. Si hay fotos donde sale mejor y se ve lo fotogénico que es.

­-¿Te gustan mucho los gatos? -cuestionó mientras Osamu sacaba su celular.

-Claro, ¿a ti no?

-También.

-Mira -Dazai giró el celular para mostrarle una foto del mismo gato, pero donde verdaderamente se veía bonito.

-¡Qué lindo! -opinó Fyodor con una sonrisa.

-¿Verdad que sí?

No fue cuestión de mucho tiempo para que las acciones de los adolescentes tuvieran consecuencias: La coordinadora entró al salón buscando a Dostoyevsky, quien fue con ella sin chistar.

Clase A05 [FYOZAI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora