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—Sé que quizás no hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, pero si compañeros de clase, y si puedo evitar que pases un mal rato lo haré —afirmó Chuuya.

Fyodor no respondió, solo siguió mirando al pelirrojo.

—Porque fue horrible, mi relación con Dazai fue la más tóxica que te puedes imaginar —prosiguió.

—¿Tanto así? —preguntó el azabache.

—Sí, y no era para menos de alguien que organizaba crueldades a un profesor.

Aunque Nakahara ya llevaba bastante tiempo hablando de lo mismo, Dostoyevsky estaba convencido de que no era más que una rahez mentira del pelirrojo. Sabía que nada de las cosas malvadas que Chuuya le atribuía eran ciertas.

En el cubículo de estudio irrumpió Ranpo Edogawa.

—Fyodor —habló el chico de gafas—. Te está buscando la maestra de filosofía.

Dostoyevsky miró su reloj y se dio cuenta que la clase ya debería de haber comenzado.

—Gracias —dijo mientras se levantaba.

A paso veloz se dirigía al aula de clases cuando Ranpo le tocó el hombro.

—No es cierto —exclamó con una sonrisa—. Ni siquiera tenemos clase, solo quería sacarte de ahí.

Dostoyevsky se detuvo en seco, luego del tono serio en que Edogawa explicó la broma de la carta de Dazai, ¿por qué de la nada estaba tan amable?

—El otro día perdí mi credencial de estudiante —habló Ranpo—. ¿Me acompañas a control escolar por el repuesto?

Dostoyevsky aceptó y luego de que el chico de ojos esmeralda tuvo su nueva credencial dijo:

—Bueno, tú y él tenían algo que aclarar así que los dejo.

Y con paso rápido se retiró del lugar.

Fyodor se giró y a sus espaldas se encontró a Osamu, que saludó tímidamente con un movimiento de la mano.

—¿Quieres ir a la cafetería? —propuso Dazai.

—No me gusta estar ahí —contestó Fyodor de manera inexpresiva—. Hay mucho ruido siempre.

—Bueno, entonces, ¿podemos hablar?

Asintió con la cabeza.

—Ya me contaron Ranpo y Yosano lo de la carta y sé que habían dicho que fue una broma mía pero no es cierto. Ellos fueron los que hicieron la broma, ellos la escribieron.

Fyodor volvió a asentir en señal de que le escuchaba, de cualquier forma, su rostro no mostró ninguna reacción a lo que dijo el castaño, provocándole más nervios.

—Y finalmente si era una broma hecha por ellos, pero la broma no era para ti, algo que se malinterpretó. Te dieron la carta para hacerme la broma a mí.

No hubo respuesta.

—Porque luego de ver que tú me creíste sobre lo del maestro Monseley y que yo estaba comenzando una amistad contigo...

La actitud indiferente del azabache terminó por desesperar a Dazai, a consecuencia de eso exclamó:

—¡No sé que estoy haciendo! No lo pensaba decir ahora, pero tengo que. La carta si la escribieron Ranpo y Yosano y te la entregaron sin que yo lo supiera, pero no era una broma. Lo hicieron como una supuesta ayuda que finalmente no ayudó en nada.

Clase A05 [FYOZAI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora