Capítulo 2: Seguridad

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T/n y Mirabel se abrieron paso por la casa, que estaba llena de gente ocupada preparándose para la ceremonia. T/n casi choca con alguien, aunque afortunadamente su mejor amiga la apartó a tiempo.

Mientras T/n caminaba, sus ojos se fijaron en Camilo, que estaba en lo alto de las escaleras ayudando. El niño sintió que alguien lo miraba fijamente, así que se dio la vuelta y se encontró con los ojos (c/o) de T/n.

Él le sonrió, apoyando su rostro en una de sus manos en la barandilla. —¡Hola, cariño!

T/n se sonrojó ante el apodo y le devolvió el saludo tímidamente, continuando su caminata con Mirabel.

De repente, una gran ráfaga de viento casi derribó a las dos chicas, con el pelo volando sobre sus rostros.

—La noche de mi niño debe ser perfecta, y no lo es. Los invitados ya van a llegar. Y nada está listo —dijo Pepa, estresada, creando un tornado que se arremolinaba alrededor de su cuerpo, y por eso se llevó algunas de las flores. 

—¡Las flores! ¡Las flores! —Félix también estaba estresado, viendo como su esposa hacía volar las flores por todos lados. 

—¿Acaso alguien dijo flores? —Isabela se balanceó en un columpio de flores hecho con su poder, T/n y Mirabel la miran inexpresivamente.

Isabela le entregó un ramo de flores a Pepa, quien lo tomó agradecida.

Isabela luego se balanceó su cabello largo, pegando a T/n en el proceso y creó flores a partir del golpe. La (c/c) gruñó por su golpe. 

—Un consejito entre hermanas, si no se esforzaran tanto, no estorbarían siempre —Isabela les dijo casualmente a los das y T/n miró hacia abajo dolida, agarrando la canasta con más fuerza.

Mirabel vio la cara de su mejor amiga y decidió decir algo. —En realidad, Isa, estamos ayudando, ¿está bien? Y la estorbosa aquí eres tú.

Justo cuando terminó de hablar, T/n la siguió de cerca, sin ver la planta frente a ella y se pegó, haciéndola gruñir. 

—¡T/n! ¿Estás bien? —Mirabel se rió un poco de su torpe amiga, pero aún estaba preocupada por ella. 

—Estoy bien —T/n gimió, aferrándose a su dolorida frente.

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Las chicas se dirigieron hacía la madre de Mirabel, T/n cargando la canasta pesada tratando de no golpear a nadie y la colocó de manera segura en el banco de la cocina. 

—Mis vidas, ¿están bien? No se esfuercen demasiado —Julieta dijo preocupada por las chicas. 

—Lo sabemos, mamá —comenzó Mirabel a entregarle a T/n las cosas de la canasta, quien las colocó sobre la mesa—. Solo queremos hacer nuestra parte como el resto de la familia.

—Tiene razón, amor —el papá de Mirabel apareció, mirando a las chicas con la nariz hinchada por algo—. Primera ceremonia desde la tuya. Están nerviosos.

—Abejas —T/n se encogió por su mano que palmeó la de ella, que también estaba hinchada. 

—Ay, Agustín —Julieta suspiró, mientras preparaba algo para las picaduras de abeja.

—Cuando tu tío Félix y yo nos unimos a esta familia, dos extraños sin ningún don especial, que jamás tendrían uno… rodeados por gente excepcional, nos sentíamos tan… —Agustín hizo una pausa, sosteniendo un frasco de galletas—. Poco excepcionales.

—Está bien, Agustín —T/n se rió entre dientes, colocando sombreros de fiesta en la mesa. 

—Las comprendo, es todo.

Mi amor (Camilo x F!Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora