Capítulo 7: Propuesta que salió mal

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Los Madrigal y los Guzmán estaban todos reunidos, sentados a la mesa del comedor. Esto incluye a T/n y Mirabel, que miraban intensamente a Dolores, que agarraba su vaso y les devolvía la mirada.

—¡Por una noche perfecta! —la abuela gritó, levantando su taza—. ¡Salud!

—¡Salud! —todos repitieron, sosteniendo sus propios vasos.

T/n le estaba entregando algo a Mirabel, todavía mirando a Dolores de cerca, asegurándose de que no dijera nada.

Dolores gimió levemente ante su constante mirada, encogiéndose un pocom

T/n negó con la cabeza lentamente, siendo interrumpida por la voz de Mariano. –¿Aguacate?

Gruñe y agarra el tazón, quitándolo de su vista y se queda sin aliento al ver a Dolores diciéndole a la única persona que no quería que supiera. Camilo.

El chico de cabello rizado miró a T/n con una expresión de boca ligeramente abierta, escuchando lo que su hermana le susurraba al oído.

Una vez que Dolores terminó, Camilo tosió, golpeándose el pecho con los nudillos, cambiando de forma a T/n, Mirabel y por último Bruno. Su cara termina pareciendo un camaleón, sus ojos en dos direcciones diferentes.

T/n tuvo que esconder su risa detrás de su mano.

—Camilo. Cambia esa cara —Félix regañó a su hijo, el niño se giró hacia él con los ojos desfigurados y sacudió la cabeza, su rostro volvió a la normalidad.

Camilo miró a T/n sorprendido, aunque su rostro mostraba más preocupación por la peli (C/C). No le gustaba que apareciera en la visión de Bruno.

—¿Agua? —Isabela pasó por debajo de la jarra de agua, empujándola hacia la cara de T/n, quien rápidamente la colocó, mirando a Camilo susurrandole a su papá ahora.

Félix terminó escupiendo su bebida sobre la mesa, deteniendo todas las conversaciones mientras Camilo sonreía dulcemente haciendo que el corazón de T/n se desvaneciera en el lugar de la misma.

—¿T/n? La crema, por favor.

—Agustín, ¿la crema? —T/n se volvió hacia el adulto que se rió entre dientes nerviosamente, pasándosela y T/n se la entregó a Mirabel quien hizo el resto.

T/n miró hacia arriba para ver a Félix ahora susurrando en el oído de Pepa, la boca de la mujer abierta en shock. Una nube apareció sobre su cabeza.

T/n hizo una mueca, sonriendo nerviosamente.

—Pepa, la nube —Alma dijo entre dientes, señalando hacia la nube.

Pepa se quedó mirando a T/n y a Mirabel, para después cepillarse el pelo murmurando: —Cielos despejados, cielos despejados, cielos despejados.

Tanto Mirabel como T/m se quedaron boquiabiertos al ver que Pepa le drcía a Julieta que miro hacia arriba preocupada por sus hijas, no molesta por la noticia solo preocupada por las niñas.

T/n  tragó saliva y miró hacia sus pies al ver las grietas debajo de sus zapatos, moviéndose debajo de la mesa para ver más de cerca.

—¿T/n? —cuestionó Mariano y la niña se levantó disparada, golpeándose la cabeza contra la mesa, gimiendo y frotándose una vez que estuvo frente a todos—. ¿Está todo en orden? —el hombre preguntó preocupado.

T/n tosió, sonriendo con los dientes.

Agustín la vio congelarse e intervino. —Todo está como nunca. Está contenta. Por tu propuesta. ¡Que deberías hacer!

—¡Sí! —T/n y Mirabel exclamaron.

—Inmediatamente  —Agustín terminó, sonriendo alegremente.

—Uh, es que lo que quiero... —comenzó Mariano, siendo interrumpido por Mirabel.

—Es lo que quieres. ¡Aquí está! —Mirabel movió la silla de Isabela hacia la cara de Mariano.

Mariano miró a su madre, quien vaciló: —Bueno, la verdad es que ya que todo el mundo aquí tiene un talento, ¡mi Mariano quiere comenzar con una canción! Luisa, quieres traer el piano, por favor

Los labios de Luisa temblaron, —Okay — Su voz se quebró a la mitad, caminando hacia el piano y T/n  nunca se sintió tan mal por la chica.

Mirabel se levantó, agarrando la silla de Isabela en sus manos. —Uh, de hecho es tradición familiar cantar después —la chica empujó la silla de Mariano, haciéndolo caer al suelo sobre una rodilla.

El hombre se aclaró la garganta, sacando una caja. —Isabela, la más timida de todas las Madrigales-

Mientras proponía matrimonio, T/n vio que se formaban grietas en el suelo, así que se levantó de la silla rápidamente y se lanzó frente a ellas, ocultando las grietas. Sonrió temblorosamente a todos en la mesa y Camilo se rió por lo bajo, encontrando adorable cómo T/n estaba actuando.

—Lo estás haciendo genial —T/n vitoreó, mostrando un pulgar hacia arriba.

Mariano comenzó de nuevo. —La más perfecta y bella...

T/n escuchó chillidos, mirando hacia arriba para ver a un animal tratando de tomar las piezas verdes.

—¡No! —jadeó.

Luisa entró forcejeando, tirando ruidosamente del piano por el suelo, sollozando cuando no se movió.

El chirrido estaba de vuelta, haciendo a T/n mirar debajo de la mesa viendo más animales armando la visión de Bruno. La chica actuó sin pensar y se zambulló para agarrarla, pero no lo logró cuando la habitación se convirtió en un caos.

—T/n y Mirabel vieron la visión de Bruno. Salen en ella. T/n destruirá la magia y, ¡estamos perdidos! —Dolores finalmente confesó, tapándose los oídos por el ruido.

Los animales estaban sobre la mesa, arrastrando la visión y Mirabel trató de alcanzarla pero falló. T/n fue por ella y por error la empujó hacia la abuela al final de la mesa, aterrizando justo en frente para que sus ojos la vieran.

Todos miraron de nuevo a T/n, quien parecía horrorizada por los eventos que acababan de ocurrir, las grietas apareciendo detrás de ella nuevamente.

Toda la familia comenzó a enloquecer.

Camilo se transformó en una cara de bebé con bigote y Félix miró a su hijo sorprendido, desconcertado por su mirada. El don de Isabela falló y golpeó la nariz de Mariano cuando las grietas corrían debajo de ella.

De repente se abrió la puerta, un grupo de gente del pueblo se reunió para celebrar con una pancarta. Entonces llovió la nube de Pepa, haciendo más terrible la escena.

A través de todo el caos, la abuela miró directamente a T/n y Mirabel con una expresión sorprendida y poco impresionada.

Mariano salió corriendo con su abuela,
Alma los siguió tratando de disculparse. T/n y Mirabel la siguieron.

—¡Abuela, espera! Tiene que haber una explicación.

—¡Te odio! —Isabela pasó, expresando su enfado con las chicas.

Luisa pasó corriendo junto a ellas sollozando con Agustín siguiendo a su hija. —¡Luisa!

Y finalmente apareció Pepa, la nube seguía lloviendo sobre su cabeza, —¿Pero qué hicieron?

—¡No estamos haciendo nada! ¡Es la visión de Bruno! Es- —T/n dejó de gritar, miró hacia abajo y vio ratas chillando y cargando las piezas verdes.

T/n y Mirabel compartieron una mirada, asintiendo con la cabeza, siguieron a las ratas.

Mi amor (Camilo x F!Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora