Ideando un modo

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Ideando un modo






Bien, después de tanto buscar, Harry creía ya saber cuál era el problema, y no resultó ser cualquier cosa.


Cuando vio a Sirius y Draco teniendo sexo es que se dio cuenta de lo que quería. Quería ser el que penetrara. Y saber eso lo preocupó, estaba convencido de que Severus no aceptaría, que él se imaginaba siendo el dominante, después de todo le iba muy bien el papel.


Severus era un varón en toda la extensión de la palabra, pero él también... aunque luego recordaba situaciones en las que se dejaba consentir demasiado. Snape le trataba con delicadeza, era caballeroso y gentil ¿es que acaso lo veía como la mujer en la relación?


Gruñó para sí mismo, si eso realmente estaba pasando es porque él lo había consentido, porque admitía que le gustaba y excitaba que Snape le sostuviera en brazos, que le acariciara el rostro, que le dijera que era hermoso... ahora no tenía idea de cómo aclarar el punto.


¿Severus aceptaría abrir las piernas para él? No tenía ni qué preguntárselo, sabía de antemano la respuesta y ahí estaba el problema ¿cómo consumar el sexo entre dos varones que siempre se creyeron heterosexuales?


No se atrevió a preguntárselo ni a Sirius ni a Draco, además no era el caso, según tenía entendido, ambos ya habían tenido otras parejas de su mismo sexo antes de encontrarse el uno al otro.


Su preocupación lo volvió a encerrarse en sí mismo. Severus notó el cambio, Harry evitaba jugar con él y se tensaba cuando quería abrazarlo contra su pecho. Ahora solo obtenía un suave gruñido cuando besaba la mano de su pareja siendo que antes parecía que a Harry le fascinaba que lo hiciera.


Severus no entendía lo que le pasaba pero lo sospechaba.


Primero decidió darle tiempo y espacio, no insistió más, no le abrazaba ni besaba si no era Harry quien le daba alguna señal de que quería que lo hiciera, y cada noche después de cenar se iban a sus respectivas habitaciones en silencio.


Una noche, cuando Harry abrió la puerta de su habitación se quedó paralizado en el umbral, sus ojos se abrieron desorbitados al descubrir un enorme gato de peluche oscuro abarcando casi toda su cama.


— ¿Te gusta? —preguntó Severus llegando a su lado.

— ¿Me estás regalando un peluche?

— No es cualquier muñeco, ve y abrázalo.

— ¡Me regalas un peluche! —repitió girándose enfurecido y empujándolo por el pecho—. ¡Me regalas un jodido gato de peluche como si fuera una colegiala!

— ¡No, Harry, me malinterpretas!

— ¡No soy una chica, Severus Snape!

— Ya lo sé, bebé.

— ¡No me digas bebé! ¿Porqué carajo se te ocurrió que era buena idea hacerme un regalo así?

— Sólo ve hacia él y abrázalo... compláceme, amor, por favor.


Harry frunció el ceño y fue hacia la cama dispuesto a tomar al enorme gato y arrojárselo a la cara, pero en cuanto lo tuvo en sus manos notó algo extraño en él que le quitó de inmediato el mal humor.


Volteó a mirar a Severus sin comprender qué era lo que le estaba pasando y porqué tenía tantas ganas de abrazar al jodido gato.


Snape se acercó sonriente y animado por la reacción de Harry.


— ¿Qué hechizo le has puesto? —le recriminó Harry sin poder contenerse y acariciar sus mejillas con la suave tela esponjosa.

— No es ningún hechizo, sólo puse un poco de mi esencia mágica en él, tiene mi aroma por completo. Lo que quiero es que lo tengas en tu cama y quizá algún día te acostumbres y no me eches más de ella.

— Oh, Sev...

— Harry, sé que estás preocupado por el tema del sexo, pero yo no te presionaré hasta ese grado, esperaré todo el tiempo que quieras, y si es tu voluntad que no haya nunca penetración, lo acepto con todo mi corazón, lo único que te pido es que no me alejes más... no me gusta extrañarte cuando estás tan cerca.


Eso fue suficiente para que Harry arrojara al gato sobre la cama y él se lanzara a los brazos de Severus besándolo enamorado.


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A partir de ese hecho, Harry volvió a aceptar participar en los juegos cariñosos que tenían entre ellos y su sonrisa regresó a su rostro. Ya no quería pensar en una relación sexual con penetración, era feliz con lo que tenía ahora, y aparentemente Severus se sentía igual.


— Que hoy no, Sev. —gruñó Harry mientras se esforzaba en poner la mesa mientras que Severus le perseguía mordisqueándole el cuello—. Ron y Hermione no tardan en llegar.

— Cancélales. —sugirió despreocupado—. Yo tengo ganas de estar contigo.

— Y yo también, pero a veces es normal interactuar con otras personas ¿sabes?... se llama socializar.

— Socializo contigo ¿eso no cuenta?


Harry se rió y al hacerlo se derramó encima un tazón con crema.


— ¡Sev, mira lo que me haces hacer! No puedo recibir a nuestros invitados todo sucio.

— Aún tienes tiempo de otra ducha... ¿porqué no nos bañamos juntos?

— Nunca nos hemos bañado juntos. —respondió de repente interesado.

— ¿Ya ves? Tenemos un plan, deshazte de tus amigos.

— ¡Que no! —se negó esforzándose por mantenerse ecuánime—. Tan sólo me limpiaré un poco.

— Yo te limpio.


Harry gritó sorprendido cuando Severus le sostuvo de la cintura para sentarlo sobre la mesa y quitarle la camina besándolo y lamiendo los restos de la crema.


— Ah, Sev... espera. —suplicó empezando a excitarse—. No tenemos tiempo... por favor.


Severus no le hizo caso, y aprovechó el titubeo de Harry para abrirle el pantalón extrayéndole la incipiente erección. Para sorpresa de Harry no se dedicó a masturbarle sino que la llevó a su boca introduciéndosela por competo... aquello tampoco lo habían hecho.


Harry se olvidó de protestar, sus manos arrugaron el mantel con desesperación. Que placentero era sentirse envuelto por la húmeda boca de Severus quien le succionaba y lamía frenéticamente.


— Sev... es demasiado, no puedo contenerme más.

— No lo hagas. —pidió extasiado—. Justo eso quiero.


Apenas terminó de hablar y Severus recibió chorros de semen en su boca que recibió esforzándose por no perder ni una gota, luego se lanzó en busca de la boca de Harry, besándolo apasionado. Se recostaron sobre la mesa sin importarles voltear las copas y tirar algunos platos... hasta que la alarma de la chimenea sonó.


Harry corrió a abrirles el paso a sus amigos mientras se acomodaba su ropa y Severus se encargaba con un sencillo pase de varita a dejar la mesa con todo en su lugar.


— Te noto agitado, Harry, ¿estás bien? —preguntó Hermione.

— Sí, es que se me hacía tarde, pero me alegro que hayan podido venir.

— Bienvenidos, ambos. —saludó Severus apareciéndose en la sala.

— Profesor, creo que trae algo. —dijo Hermione señalándole la barbilla.


Severus se llevó el dedo al lugar donde la chica le mostraba y obtuvo un poco de sustancia muy conocida por él.


— Oh sí, es crema. —mintió encogiéndose de hombros—. Potter derramó todo un tazón en el comedor, pero no se preocupen, ha quedado limpio ya.


Harry se apresuró a invitarlos al comedor procurando darles la espalda para que no notaran su sonrojo. Severus le siguió mientras que Ron sujetaba a Hermione para susurrarle al oído.


— ¿Te crees lo de la crema? ¿Es que acaso limpió lo derramado con la lengua? Casualmente está en el pantalón y en la boca de Snape... esos dos tienen más vida sexual que todos los Weasley de este planeta.

— ¡Ronald! Intento no pensar en esas cosas... vamos a comer aquí.

— Lo que no entiendo es porqué siguen fingiendo que no. —se quejó alicaído—. Me gustaría que se animaran a darnos la sorpresa.

— Por lo pronto confórmate con que todo va bien. Harry se ve feliz ¿verdad?

— Bastante. —confirmó sonriéndole—. Como no creí que pudiera volver a serlo.


Hermione sujetó la mano de su novio para ir a reunirse con sus anfitriones, ella también quería compartir la felicidad de Harry, pero respetaba su decisión por mantener su vida en la privacidad. La prensa no le daría tregua si una noticia como esa llegara a filtrarse.


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Un viernes, Severus llegó bastante tarde del colegio, y Harry ya lo esperaba impaciente y preocupado.


— ¿Todo bien? —preguntó ayudándole a quitarse la túnica para que se recostara cómodo sobre el sofá—. Generalmente llegas primero que yo.


Severus sonrió, y como respuesta le tendió un sobre con un sello rojo que parecía bastante importante.


— ¿Qué es?

— En cuanto el comité de investigación se enteró que me interesa unirme al proyecto para la gestación mágica me envió su invitación, quieren que me reúna con ellos de inmediato para establecer las condiciones.

— ¡Severus, es maravilloso!

— Lo sé. No estaba muy seguro que fuese una buena idea pero creo que me dejé llevar por mi inseguridad, ellos realmente me consideran una pieza clave para la investigación.

— No debiste dudar, realmente eres el mejor en tu campo y sé que con tu aportación van a conseguirlo muy pronto. ¿Y cuándo los verás?

— Les envié una lechuza pidiéndoles tiempo, no puedo abandonar el año escolar tan de improviso, y me gustaría dale el visto bueno al nuevo profesor.


Harry asintió, luego miró el sobre largamente, no hizo ni el intento de entender lo que decía pues no serviría de mucho, y sobre todo, porque temía que lo que entendiera no le gustara.


— ¿Y cuánto dura la investigación? —se atrevió a preguntar procurando no mostrarse afectado por la posible respuesta.

— Es indefinida, Harry. Llevan casi treinta años intentándolo y hay muchas asociaciones interesadas en obtener buenos resultados, no piensan rendirse hasta conseguirlo, así les lleve la vida eterna.

— Sé que tú lo lograrás. —afirmó orgulloso—. Pronto vas a darle la dicha de ser padres a quienes ahora no pueden.

— Y cuando lo haga mi triunfo será dedicado a ti.

— ¿Severus, crees que allá tengan una Academia de Aurores que me acepte?

— Por supuesto que sí, y si no, me regreso de inmediato. ¿Eso quiere decir que aceptas venir conmigo?

— Iré a donde vayas, ya no podría vivir sin ti, y si no consigo trabajo como Auror, pues me pondré a vender empanadas o a ver qué hago, pero tú te integrarás a esa investigación y le darás al mundo el mejor de los regalos.

— Es lo menos que puedo hacer si el mundo ya me dio a mí la oportunidad de tenerte a mi lado.


Harry respiró feliz, a pesar de que iba a tener que marcharse de su país y alejarse de sus amigos, no se sentía desanimado sino todo lo contrario, empezaría una nueva vida con Severus y eso era lo más importante.


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— ¿Porqué no vemos películas porno esta noche? —propuso Harry casi provocando que Severus se ahogara con el té.

— ¿Escuché bien?

— ¿No te gusta la idea?... bueno, tal vez saquemos nuevas propuestas.


Severus no supo qué decir, indeciso entre bromear o alarmarse porque Harry estuviera ya aburriéndose de lo mismo. Decidió complacerlo aunque no estaba muy seguro de que fuese una buena idea.


Armaron todo para la velada de adultos. Rentaron todas películas que les llamaron la atención y se recostaron sobre la cama de Severus dispuestos a indagar más sobre el sexo entre hombres.


Pero el resultado no fue lo que esperaban. Harry se desilusionó muy pronto al ver que en cada película hacían siempre lo mismo, no se veían preámbulos y eso generalmente era lo que más disfrutaba. ¿Tríos? ¿Orgías? No, gracias... ¿Sado? ¿bondage?... definitivamente no era lo suyo. El lenguaje era obsceno, ninguna de las que rentaron concebía el romance, y cuando pasaba era demasiado breve. No hablaban... parecía todo demasiado mecánico ¡hasta se veía la cámara y micrófonos!


— No es lo que creí. —suspiró Harry apagando el televisor muggle—. ¿Te excitaste aunque sea un poco?

— Las imágenes de otros hombres no me atraen, si quieres que me excite tan sólo ponte frente a mí.

— Siento mucho haber propuesto esta tontería.

— ¿Qué pensabas conseguir con ello?

— No sé, quizá saber qué te gustaría probar para intentarlo.

— Me gusta lo que tenemos ¿no te basta a ti?

— ¡Oh, claro que sí! —exclamó de inmediato—. Nuestra relación no puede ser más perfecta.

— Entonces ya no intentes cambiarla, ni para bien ni para mal. Harry, tienes que creerme, así como tú, yo tampoco necesito llegar a esos extremos, soy inmensamente feliz con lo que ya me das.


Harry sonrió, le creía, y se prometió olvidarse definitivamente de presionar su relación, no todos los hombres que se amaban tenían que hacerlo de la misma manera. Se abrazó a Snape. Esa noche sí quería dormir a su lado hasta el amanecer.


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Atrévete a amarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora