La mejor noche

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La mejor noche





Harry por fin sintió que las cadenas que le ataban al pasado se desvanecían y eso le dio valor para confesar a Sirius su amor por Severus. El animago casi se desmaya pero al final de cuentas logró relajarse, Snape ya no le desagradaba como antes y comprendió que podía ser una buena opción para Harry.


Todo parecía estar yendo cada vez mejor. Los Weasley realmente integraron a Severus Snape a la familia y aceptaron que pronto tendrían que despedirse de ellos, no negaban entristecerse por eso pero no tenían duda que era lo mejor para los dos, no solamente para Snape.


Una mañana después de desayunar, Harry decidió que la única persona que le faltaba para sincerarse era precisamente con Severus Snape, y en la intimidad de la habitación que ahora compartían le confesó que cada vez que vio una película o posición sexual, se imaginaba estando en la posición del dominante.


— No quiero presionarte, te lo digo sólo porque considero que mereces te sea totalmente sincero, pero podemos olvidarlo ahora mismo.

— Te confieso que nunca imaginé que ese era el problema. —dijo algo sonrojado—. Es... entendible tu preocupación.

— También creo que temía estar sustituyendo a Ginny, pero eso ha quedado en el pasado, la despedida que le hicimos ha funcionado.

— Harry, yo nunca pretendí ocupar su lugar, lo que quiero es uno nuevo para mí, no un sitio que ahora está vacío si no uno que inventaras en mi nombre.

— Ahora lo sé y me alegra haberlo comprendido. Sé que tú tampoco te imaginas dejándote... ya sabes.


Severus guardó silencio un momento, sus manos temblaban casi imperceptiblemente cuando sujetó las de Harry.


— Prometí ir a tu ritmo y acepté que no hubiera penetración porque creí que temías que te doliera, es hipócrita de mi parte aceptar ahora la abstinencia si en realidad lo que te preocupaba era incomodarme a mí.

— ¿Qué quieres decir?

— Lo haremos como dices.

— ¿Qué? —preguntó realmente sorprendido.

— Esta noche... aunque se escuche cursi, te daré mi prueba de amor.


Harry hubiera podido desmayarse, el corazón arremetió contra su pecho y cada fibra de su piel tembló, no sabía cómo sentirse con la aceptación de Severus, realmente no sabía.

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Esa noche Harry tuvo que quedarse recluido en su habitación esperando a tener permiso para salir. Severus no quería que le echara a perder su sorpresa pero toda la tarde se la pasó haciendo los preparativos para una noche perfecta.


Los nervios carcomían a Harry. Cuando se aproximó la hora se dio un largo baño pero ni eso le funcionó para relajarse, se arregló como si fuera a la mejor cita de su vida, y en cierto modo así era, y cuando estuvo listo se sentó sobre la cama, abrazando el gato de peluche imaginándose ya en brazos de Severus.


Iba a ser una noche mágica, no le cabía ninguna duda.


Cuando Severus llamó a la puerta se puso de pie de inmediato. Abrió creyendo que el Profesor estaría en la puerta pero no había nadie ahí. El pasillo se encontraba en penumbras, tan solo alumbrado por un sinfín de velas flotantes que conducían hacia la recámara de Severus.


Al caminar notó que el suelo estaba cubierto de una sustancia rojo dorada de consistencia volátil que se removía con los pasos de Harry cambiando de los colores Gryffindor al Slytherin.


Llegó hasta la puerta de Severus y no tuvo qué tocar, ésta se abrió suavemente en cuando pensó que lo hiciera.


Sus pupilas se dilataron, la recámara parecía ser parte de un cuento de las mil y una noche, algunos velos blancos se balanceaban como si la brisa del mar formara parte de ellos, la cama había sido cubierta con un edredón aperlado. Una música empezó a sonar y Severus apareció caminando entre los velos.


Llevaba puesta una túnica de gala, su cabello suelto brillaba como si estuviera hecho de seda contrastando con su piel blanca y una sonrisa que para Harry era perfecta.


— ¿Baila conmigo, Señor Potter? —le dijo inclinándose en una reverencia.

— Creí que no te gustaba. —respondió aceptando su mano dirigiéndose a un espacio de la habitación destinado para bailar.

— Eso creí, hasta que lo hice contigo. Incluso he estado practicando, pero la verdad es que no habré pasado la prueba hasta escuchar tu última palabra.


Severus estuvo a punto de colocar su mano en la cintura de Harry y de pronto se detuvo, no quería hacerlo sentir incómodo así que pensó que quizá fuera buena idea abrazarlo. Sin embargo Harry se adelantó rodeándolo por el cuello dándole vía libre para que le sujetara por la cintura.


Bailaron moviéndose lentamente, se miraron a los ojos francamente enamorados hasta que Harry suspiró y recostó su cabeza en el pecho de Snape. Era una ventaja de la estatura más baja, podía escuchar el corazón de su pareja delatando su emoción. Se sentía muy bien así, envuelto en el abrazo de Snape. Que absurda le parecía ahora su preocupación por no ocupar el lugar de la "chica".


Le gustaban los brazos de Severus rodeándole el talle, la manera amorosamente delicada con que era sostenido, le gustó sentirlo inclinándose para suspirarle al oído y susurrarle "Te amo, con todos mis sentidos"

...y no tenía duda que así era porque también era la manera en que lo amaba él.


Atrévete a amarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora