Ventiquattro ❀ La carta

32 6 0
                                    

MIN GI

Las inmensas y blancas paredes que me rodeaban estaban adornadas con cortinas de un azul celeste que cubrían el inmenso ventanal ubicado en la pared frente a mí, en la que está a mi derecha solo colgaba un enorme cuadro dorado que revelaba tras el cristal la imagen del frente de "DR Corporation", y a mi izquierda se situaba una larga estantería de cinco pisos atoradas de libros de "sabrá Dios qué". En medio de la amplia habitación y frente al cortinaje: descansaba una extensa mesa rectangular confeccionada de madera de roble y tallada a la perfección; pero que ante mis ojos parecía brillar como si fuera un diamante, seguidamente en el espacioso suelo se acomodaba un ancho tapiz circular de color marrón, ataviado de flores en distintos colores y formas; después de él y cubriendo una de sus partes, se hallaban tres cómodos sofás, uno largo adornado de almohadones finos en sus extremos, donde me encontraba sentado yo justo en el medio y otros dos más pequeños, ubicados de manera transversal frente al más grande; en uno de ellos se encontraba el presidente Kim, específicamente en el de la izquierda y en el centro de tales aditamentos reposaba una mesa ovalada y de cristal, conjugada con un pequeño búcaro de rosas color lila a tono con los almohadones, dándole más vida al conjunto.

—Presidente Kim...

—¿Estás preguntándote por qué te cuento todo esto, verdad?

Mis palabras fueron cortadas y como si hubiese leído mis pensamientos para saber el resto de la oración, el presidente Kim había acertado con su pregunta. Me había contado muchas cosas en pocos segundos y mientras lo hacía me surgió la interrogante.

—Es un hombre sabio presidente Kim, así es —respondí con certeza, no vi la necesidad de decir lo contrario.

—También supongo que te cuestiones de dónde sale tanta riqueza.

Tal como un clavo saca al otro, él había adivinado una más de mis dudas.

—La verdad es que sí presidente, es mi naturaleza. Discúlpeme si eso le ha incomodado.

—En lo absoluto. Le voy a contar una historia, a raíz de ella quiero que me prometa algo. Confío en ti tanto como lo hice en tu padre, aún eres joven pero creo que serás capaz de entenderlo todo.

La seriedad en el rostro del presidente Kim y la preocupación que veía en su mirada eran una prueba fehaciente de que me contaría algo doloroso, una espina de su pasado que continuaba enterrada dañándole la piel, perforándole poco a poco y más profundo, y sospecho que eso le hace temer por el presente.

—¿Qué historia va a contarme, qué promesa tengo que hacerle?

La curiosidad me desbordó por unos instantes y traté de mantenerme sereno para no parecer indiscreto.

—Que pase lo que pase en el futuro, suceda lo que suceda a partir de hoy, protejas a mi hijo; él es mi razón de ser —respondió con la mirada suplicante y una sensación de miedo se apoderó de mí en un breve segundo.

Su hijo acababa de revelarle su rostro al mundo; pero no entiendo por qué debo protegerlo por ese motivo.

—Min Gi, no te estoy pidiendo esto solo por ser un viejo amigo de tu familia, te lo pido como un ciudadano más de este país, como un padre que quiere lo mejor para su hijo.

En ese momento el presidente Kim dejó las formalidades y realmente vi que se trataba de algo muy serio.

—Dígame señor Kim, por qué motivo debo proteger a Sung Jae.

—Bien, primero voy a empezar por contarte lo que pasó hace ya cinco años, para que me entiendas mejor.

—¿Es sobre la muerte de Park Si Hon?

𝑺𝒎𝒂𝒍𝒍 𝑫𝒓𝒐𝒑𝒔 𝒐𝒇 𝒂 𝑷𝒂𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 #EBWAWARS #PGP2024 [ EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora