Capítulo 14

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La sala del Consejo Estudiantil se encontraba sumida en un relajante silencio y tranquilidad. Una concentrada pelinegra sostenía entre sus manos un libro mientras sus ojos se movían lentamente siguiendo el orden de las palabras en el mismo.

Estaba enfocada oyendo únicamente el sonido de su propia respiración y el del papel del libro cada vez que continuaba hacia una nueva página. Como un sonido sordo de fondo se podía escuchar un poco el bullicio que hacían todos los estudiantes, quienes dejaban la escuela entre risas y conversaciones banales. Pero nada que le molestara.

O así fue hasta que sintió la puerta del salón ser abierta bruscamente dando paso a una rubia que se acercó a ella rápidamente, casi tropezando con sus propios pies. Se paró frente al escritorio de Jennie y dio un sonoro golpe en la madera con ambas manos.

— ¡Cuéntamelo todo! – exclamó con su vista fija en quien aún no dejaba de leer.

Jennie bajó el libro hasta dejarlo sobre la mesa y miró a su amiga. Lucía algo sudada y agitada, como si hubiera ido corriendo hasta allí. Y verdaderamente no lo dudaba.

—No sé de qué hablas, Rosie – se hizo la desentendida – pensé que ya te habías ido a casa.

—No me iré de aquí hasta que me cuentes todo lo que pasó en tu "cita no cita" de ayer. – hizo comillas con sus pequeños y regordetos dedos en el aire – No trates de escapar más. He estado esperando todo el día.

Jennie soltó un profundo suspiro, rendida. Sabía muy bien que en algún momento se iba a enfrentar a esta conversación con Roseanne, por mucho que hubiera tratado de huir. Nadie escapaba de aquella pequeña omega chismosa.

—Estuvo bien – respondió cortamente sin mirar directamente a la otra.

—Quiero todos los detalles – la menor obviamente no estuvo de acuerdo con esa vaga respuesta.

—Fue divertido y entretenido – dijo esta vez la mayor mirando por la ventana para no encontrarse con la mirada, seguro molesta, de su amiga.

—Espera, ¿acaso no estoy hablando tu mismo idioma y no lo he notado? – la rubia empezaba a perder la paciencia, colocó sus manos en sus marcadas caderas. – Te dije que todos los detalles. – enfatizó exageradamente en las últimas palabras – Así que no acabes con mi paciencia, Kim Jennie.

La omega pelinegra se vio acorralada. Roseanne normalmente era una chica tímida, tierna y agradable con todo el mundo, aún más si estaba cerca de Jisoo. Pero cuando se enojaba o perdía la paciencia podía ser realmente aterradora y tan seria como la alfa pálida que tanto le gustaba.

Jennie volvió a suspirar, esta vez denotando algo de cansancio también y al fin miró a su amiga a los ojos, dándole a entender que había vencida y que finalmente le diría todo.

—Fuimos a un parque de diversiones y pasamos todo el día allí. – comenzó a contar sintiendo un poco de dificultad para hablar del tema.

Ya más complacido y relajado, Roseanne tomó asiento frente a ella y sostuvo su cabeza entre sus manos, los codos apoyados en la mesa, dispuesta a escuchar la historia.

—Entramos en la Casa de los Horrores, aunque ninguna de las dos se asustó realmente. Luego de eso, Lalisa ayudó a un pequeño niño que andaba perdido; fue muy gentil de su parte. Después probamos distintas atracciones y chucherías del parque. Fue entretenido, la verdad, más de lo que pensé. Al final, a la noche, solo observamos los fuegos artificiales. – estas últimas palabras salieron con un tono algo tímida, sus mejillas coloreándose levemente. – Y eso fue todo.

La reacción en la más alta no pasó desapercibida para la omega de ojos verdosos, quien estaba demasiado atenta al relato tan escaso que su amiga había dado después de todo.

¡La presidenta del Consejo Estudiantil es una omega! || Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora