Especial Chaesoo

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El tono constante de su celular taladrando a través de sus oídos, terminó por despertarla en medio de pequeñas quejas y balbuceos. Sin abrir sus ojos aun, tanteó la cama en el lado contiguo al suyo, encontrándolo vacío al tacto y ya algo frío.

Quiso disponerse a saber dónde estaba la persona que debería estar ocupando tal lugar, pero el sonido de su celular le gritaba prácticamente que le diera prioridad a tal llamada. Entreabrió uno de sus ojos para verlo sobre la mesita de noche, estirando el brazo con pereza hasta alcanzarlo. Aun tenía sueño y su cuerpo se hallaba cansado. Lo acercó a su oído y finalmente habló.

Apenas descolgó la llamada, fue bombardeada con palabras a una velocidad en la que su cerebro no podía procesar aun pues todavía no superaba el trauma de ser despertada temprano.

Al otro lado de la línea, Jennie sonaba alterada, nerviosa y estresada, una combinación en la que no se le solía ver, o al menos, en la que no solía mostrarse ante los demás. Solo ante su mejor amiga en ocasiones como esta.

— Primero que nada, buenos días. — su habitualmente aguda y dulce voz salió ligeramente ronca al estar recién levantada.

Bostezó perezosa, peinando sus rubios cabellos hacia atrás con aquella costumbre que tanto la caracterizaba. Se tomó unos segundos no solo para darle un tiempo a su amiga de calmarse y respirar, sino también para despertarse del todo y poder prestarle su total atención. Si Jennie estaba en problemas, ella siempre estaría dispuesta a ayudarla.

— Entonces Lisa está en celo y sientes que debes ayudarla. Pues hazlo, ¿cuál es el problema?

Una vez entendió la razón del estado de su amiga, Roseanne se dispuso a darle sus consejos y palabras de ánimo en respecto a lo que creía que era lo mejor para hacer en aquella situación. Una vez la omega pelinegra pareció convencida y halló una respuesta a sus dudas y miedos, Roseanne prácticamente ni pudo despedirse de ella pues la otra había colgado, al parecer demasiado decidida y ansiosa por hacer lo que debía como para pasar un minuto más hablando por el móvil.

Sin embargo, a la omega rubia no le importó esto para nada y solo deseó que todo fuera bien para su amiga.

Dejó el móvil de lado y se estiró en la cama, respirando profundo luego mientras dejaba que sus levemente adoloridos músculos se relajaran sobre el suave colchón un poco más. Inmediatamente, aquel Femenil aroma llenó sus fosas nasales y su lobo se removió de gusto en su interior.

Alfa.

Roseanne sonrió y entonces recordó que debía buscar a la alfa que se suponía debió despertar a su lado y llenarla de besos y mimos apenas ella hubiera abierto sus lindos ojitos verdosos. No importaba demasiado igual, podía sentirla perfectamente cerca.

De un impulso se sentó en la cama, buscando con la mirada algo para ponerse encima pues estaba completamente desnuda. A unos pasos de la cama, en el suelo, vio la prenda perfecta para usar, por lo que no tardó en levantarse.

No solo notó que sus muslos y entrepierna estaban completamente limpios a pesar de todo lo que habían estado haciendo la noche anterior, sino que su cuerpo estaba lleno de marcas rosáceas y rojizas por todas partes.

Sonrió al recordar el momento, trazando cuidadosamente con sus dedos las marcas dejadas por los colmillos ajenos en su nívea y suave piel. Sintió otro impulso repentino de ver y abrazar a la alfa, era una necesidad, por lo que no tardó en ponerse de una vez por todas aquella camiseta ajena que la cubrió solo hasta la mitad de sus muslos, y salió del cuarto.

No solo el fuerte aroma ajeno a cítricos la guió, sino que también otro olor muy delicioso a huevos revueltos y tocino que causaron que su estómago rugiera bajito. Cierto, no había comido nada desde la tarde anterior, si lo pensaba, y definitivamente había estado gastando mucha energía.

¡La presidenta del Consejo Estudiantil es una omega! || Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora