Especial

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Jennie siempre había estudiado por sí misma, siendo de esas personas que lograban una concentración óptima solo cuando se encontraban rodeados por el completo silencio y la soledad.

Sus notas eran excelentes, pero ni siquiera así ella estaba dispuesta a bajar la guardia y dejar el estudio de lado, por lo que de todas maneras, siempre se esforzaba en repasar los contenidos antes de cualquier examen.     

Aunque en aquella ocasión había un factor diferente, no estudiaría sola. Lisa le había pedido que estudiaran juntas, diciéndole que tenía dudas en cierto contenido y deseaba que la pelinegra le explicara. Obviamente, esto solo era una excusa barata que había inventado la alfa con el objetivo de pasar algo de tiempo con su omega, la cual la había estado ignorando un poco al estar tan enfocada en estudiar para los exámenes.

Estudiarían en la biblioteca, pues allí tendrían tranquilidad y los materiales bibliográficos necesarios para su siguiente examen final que sería el de Historia, aunque el punto de encuentro sería un pequeño parque que quedaba a solo tres cuadras del lugar de destino.
                   
Eran apenas las nueve de la mañana y ya Jennie se encontraba en dicho parque, observando su entorno y las personas que caminaban alrededor de ella mientras esperaba por la rubia.
                   
Su pie comenzó a repiquetear contra el suelo y su paciencia a colmarse cuando media hora después no había señales de la alfa aún, algo raro pues ella siempre llegaba temprano a cualquier encuentro, cita o reunión. Sacó su teléfono de su bolsillo para mandarle algún mensaje y como si la hubiera llamado con el pensamiento, justo en aquel momento su móvil comenzó a sonar con una llamada entrante suya.
                  
—¿Lisa? ¿Dónde estás? Llevo esperando un buen rato en el parque. — le cuestionó apenas levantó la llamada.
                   
No hubo una respuesta inmediata, más bien se escuchaba una respiración pesada, acompañada de algunos quejidos muy bajos, casi imperceptibles.
                   
—No p-puedo ir… — la voz de la alfa sonaba un par de tonos más graves, aunque algo ahogada a la misma vez, como si apenas pudiera hablar. — mi celo…lo siento. Te hablo… — se detuvo nuevamente, interrumpida por otra queja que sonó casi como un gruñido — luego…adiós.
                   
Y sin esperar respuesta alguna, la alfa colgó la llamada, dejando a Jennie totalmente confundida y con una sensación extraña punzando en su pecho.
                  
Lisa estaba en celo, y aunque esta no era la primera vez en la que lo estaba desde que ellas se habían convertido en una pareja, sí se sentía diferente.
                   
En su mente se repetían las palabras que alfa recién le había dicho, pero sobre todo la forma en que estas habían sonado. Ella se escuchaba tan adolorida y fatigada, que casi parecía la voz de alguna otra persona. Jennie imaginó que debía estarla pasando muy mal, y su corazón se aceleró cuando su lobo se removió en su interior, reclamándole por algo que aún no podía entender del todo.
                   
O sí lo entendía, solo que estaba muy asustada e insegura como para aceptarlo.
                   
Ella se reconocía como la omega de Lisa, y como tal, todos sus instintos le gritaban que ella tenía un rol que cumplir ahora mismo. Un papel que solo ella podría interpretar, que solo ella podría ayudar a la rubia que se retorcía de dolor entre las sábanas de su cama.
                   
Los recuerdos de hace poco más de un año, cuando Lisa había hecho lo mismo por ella, llegaron a su mente de un solo tiro, y todo su anatomía se estremeció de solo pensar que ella tendría que hacer algo así por la alfa.
                   
Los nervios se apoderaron de ella, y comenzó a caminar de un lado a otro en su lugar, casi creando un nuevo camino con sus pisadas y ganándose las miradas extrañas de algunos transeúntes.    

¡La presidenta del Consejo Estudiantil es una omega! || Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora