Capítulo 16

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Luego de haber pasado por la Enfermería y haber curado rápidamente las superficiales magulladuras de aquel problemático trío, el grupo de cinco chicas partieron con rumbo a la escuela vecina como lo habían planeado.

Para hacer más corto el recorrido decidieron tomar un bus y llegaron después de unos breves minutos. El pequeño grupo se detuvo frente a la entrada del lugar y todas admiraron con fascinación el edificio que se alzaba majestuoso ante ellas.

Aquella obra de la arquitectura era realmente ostentosa, luciendo sus bellas paredes de mármol y cada uno de sus pisos adornados por anchos ventanales de cristal.
Soyeon y sus amigas miraron la construcción frente a ellas de arriba abajo, con sus quijadas caídas de la impresión.

¿Realmente aquello era una escuela? Porque parecía más bien un palacio moderno o uno de esos museos extranjeros que tan bien conservaban el toque de las edificaciones antiguas.

Efectivamente era una escuela de ricos.

Jennie fue la primera en dar un paso adelante, su cuerpo manteniéndose firme y su mentón levantado, la vista fija al frente. No le importaba que tan elegante fuera el lugar, si al final sus estudiantes no podían comportarse como personas educadas.

En la puerta de entrada se presentaron ante un hombre vestido con un pulcro uniforme oscuro, quien las guió sin muchos rodeos al despacho del Presidente. Al parecer, su visita ya era esperada.

El interior de la escuela era tan lustroso como el exterior, y bajo sus pies se extendía un brillante suelo negro con paredes adornadas por diseños victorianos. Una enorme puerta de la más fina y brillante caoba pulida les detuvo el paso, y el hombre que las guiaba dio un par de toques antes de abrirla, anunciado su presencia.

La omega entró delante y el resto justo detrás de ella, sintiendo como la puerta era cerrada a sus espaldas nuevamente.

—Bienvenidas a la preparatoria Shinwa. – una voz grave y jactanciosa fue la primera en romper el silencio – Mi nombre es Kim JongIn y soy el Presidente del Consejo Estudiantil de esta respetable institución.

Jennie escudriñó con la mirada al dueño de tales palabras. Claramente era un alfa. Se encontraba sentado tras la mesa de su escritorio, una de sus manos sosteniendo su cabeza mientras los miraba como lo que él pudo reconocer como arrogancia. Centelleantes joyas adornaban sus muñecas y dedos y su cabello castaño oscuro perfectamente peinado hacia atrás, dejaba ver una frente prominente y ojos oscuros. Su apariencia era complementada por unos gruesos labios y una piel incluso más acanelada que la de Lisa.

Detrás de él y a cada lado suyo, se encontraban dos estudiantes más, parados tan firmemente como soldados mientras cruzaban sus brazos tras sus espaldas. A su derecha, cabizbajas y en silencio, estaban las tres chicos inmiscuidas en la pelea.

—Mi nombre es Kim Jennie, y soy la Presidenta de la preparatoria Hokori. – habló con sus orbes fijos en los del contrario, para seguidamente presentar a quienes venían con ella.

—Tengo entendido que estas estudiantes mías les causaron problemas. – su tono de voz era petulante, y se levantó de su silla, caminando alrededor de los mencionados mirándolas de una forma indescifrable.

—La verdad es que mis estudiantes también son responsables. Quería que hubieran unas disculpas mutuas, pero me fue imposible llegar a un acuerdo con ellss. – la pelinegra analizaba cada movimiento de aquel alfa, no pareciéndole nada confiable.

—Entiendo.

El alto alfa moreno agarró con su palma abierta la cara de una de las temblorosas chicas a su lado, estrellando esta sin ningún remordimiento contra el duro material de la mesa. Un sonoro golpe causado por el impacto se extendió por la sala, la cual se estaba llenando cada vez más de un ambiente hostil e incómodo. El rudo alfa mantuvo una presión sobre el rostro de la chica, la cual solo podía soltar gimoteos y quejas seguramente por el dolor del golpe y el miedo que podía notarse incluso en su aroma.

¡La presidenta del Consejo Estudiantil es una omega! || Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora