"Cuando nos advirtieron de la agente me imagine a una mujer musculosa, alta y tatuada hasta la nuca. Pero llegaste tu"
"Espero no haberte decepcionado"
"Todo lo contrario preciosa"
La noche era una de las mas frías del año, la mayoría de edificios continuaban iluminados y el transito continuaba siendo tan ruidoso como siempre.
Me pregunto donde estarás...
Solo tengo tu numero, pero no lo puedo rastrear. ¿Por que? ¿Qué ocultas?
Jugaba con la rosa en mi mano, costó trabajo mantenerla con vida y cuidado, pero aquí sigue. Igual que como me la diste.
¿Por que me la diste?
¿Por qué tu voz es tan suave?
¿Por qué no me dejas saber tu nombre?
Descansaba tranquilo en el sofá de mi oficina hasta que las puertas se abrieron. Sanzu.
"Mi señor" Su voz resonó en el silencio de la habitación.
"¿Qué?"
"La mujer que me pidió encontrar... ¿Es ella? encaja encaja con la descripción" Sacó una fotografía del bolsillo de su saco y la puso frente a mi. Era ella. Los mismos ojos de la otra vez. La misma piel. El cabello. Sus labios. Todo.
"¿Cuál es su nombre?"
"Ese es el problema señor. Aun no lo se"
"Habla con 'el' y consigue su maldito nombre"
(N)
El departamento era bonito, había algunas pinturas llamativas y de alto precio colgadas en las paredes, la iluminación era de colores fríos y sonaba una suave balada. Una mezcla entre sensual y tranquilo.
Aunque la pregunta es.
¿Qué puedo obtener de este encuentro?
"¿Una copa?" La voz de Takeomi me sacó de mis pensamientos, se encontraba en la barra de la cocina con solo su pantalón y esa camisa blanca que tan bien resaltaba sus bíceps, los primeros botones estaban sueltos y su corbata había desaparecido. Sin duda una sexy y apetecible vista. Que ganas de ver lo que esconde debajo de la ropa...
Concéntrate maldita hormonal.
"Gracias" Tomé la copa que me ofreció y la mire por escasos segundos asegurándole de que no hubiera ninguna burbuja sospechosa o algo al fondo de la bebida.
"Me debes algo, sabes?" Menciono después de un largo trago a su copa, una diminuta gota de vino resbaló por sus labios a la hora de hablar haciéndolos enrojecer, paso con cuidado su pulgar dirigiendo por inercia tu vista a estos.
"Tienes razón, y soy una mujer de palabra. Aunque ahora te haré una oferta" Murmuraste al colocarte frente a el, era un hombre (probablemente mujeriego) con alcohol y algo de adrenalina en la sangre. Sabias perfectamente lo que quería.
"¿Oferta? ¿Qué tienes en mente hermosa traviesas?" Susurró encerrándome con sus grandes brazos dejándome sin escapatoria. Tenía que ser mas lista.
"Fácil. Te concederé tres deseos. O te diré mi nombre" Le tente jugando sobre su camisa con mi dedo índice dibujando garabatos sin sentido o dirección.
La tensión era casi satisfactoria, sentía una suave respiración sobre mi rostro, sus ojos trataban de penetrar los míos y su perfume me envolvía por completo.
"Tres deseos o tu nombre" Repitió alzando su cabeza como su buscara la respuesta en el techo, aunque no me quejo, me dio una espectacular vista de su manzana de adán a contra luz. "Déjame hacerte una pregunta primero" Susurró sobre mi oído mientras una de sus manos acariciaba mi mano hasta subir por mi brazo y llegar a mi mentón para alzarlo.
"Adelante"
"¿Por que tanto interés en esconder tu nombre?" Preguntó acercándose a mis labios con cuidado de detenerse antes del mínimo roce, su aliento chocaba contra mis labios y percibí el aroma a vino.
"La respuesta a eso es simple. Nada que valga la pena es sencillo. ¿O crees que soy algo sencillo?"
"Preciosa si me has demostrado algo esta noche es que eres todo menos sencilla"
"Ahí tienes tu respuesta" Lo que recibí después de mis palabras fue una suave risa de su parte.
"Quiero mis tres deseos" Dijo sin rodeo bajando su mano ahora por mi cuello, acaricio el espacio entre mi clavícula y pasó a mi cintura apegándose a su cuerpo.
"¿El primero?"
Sin palabra alguna me miro con lo que claramente eran segundas intenciones y llevó su dedo incide a sus labios golpeando dos veces con suavidad la superficie.
¿Un beso? ¿Premio o castigo?
Acerque la copa para tomar un pequeño sorbo y dejarla en la barra.
"Tus deseos son ordenes" Murmure sobre sus labios antes de juntarlos con los míos.
No pasaron ni dos segundos para que Akashi tomara el control del beso, sus manos recorrieron mi cintura hasta mis caderas, las tomó con fuerza y me cargó para colocarme sobre la barra y escabullirse entre mis piernas apegando aun mas nuestros cuerpos.
Mordió con suavidad mi labio inferior tirando lentamente de el, consiguiendo el espacio que deseaba para que nuestras lenguas se encontraran profundizando el beso.
Pasé una de mis manos por su cabello enredando suavemente mis dedos entre sus mechones.
Sus manos acariciado con delicadeza mi cintura, tenía el toque delicado y suave, casi como si me cuidara. Aunque su boca hacía todo lo contrario, recorría sin pudor alguno cada centímetro de mi boca.
La situación subiría de tono amenos que hiciera algo.
Para mi suerte el sonido de su teléfono nos interrumpió.
Deje salir una suave risa cuando vi su sueño fruncido.
"¿Qué mierda Haitani? ¿Celoso?" Gruño al teléfono alejándose unos pasos de mi, yo simplemente tomé el último trago de mi copa y me concentre en lo que pudiera escuchar. "¿Qué?" Frotó el puente de su nariz con sus dedos mientras soltaba un suspiro. "No me interesa que hagas. Hazlo hablar. Y no me vuelvas a molestar" Dijo con autoridad antes de colgar, no fueron mas de unos segundos antes de que me volviera a mirar.
"¿Ran?" Pregunté con un tono de burla, su rostro no era el mas expresivo, pero su ceño fruncido era oro.
"Rindou, creo que para este punto solo buscan cualquier excusa para interrumpir nuestra noche" Admitió volviendo a mi lado, retiró las mancuernas de sus mangas y las arremango.
"¿Y vas a dejarlos distraerte? ¿O pedidas tu segundo deseo?" Pregunté sabiendo que pase lo que pase no me acostaría con el, la pastilla que puse en su copa cuando tomó la llamada se encargaría de eso. Ahora solo tenía que terminar de beber.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
