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KATIE

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KATIE.

               

Al darme la vuelta pude ver que se trataba de una mujer algo mayor, he inmediatamente el aire que habían contenido mis pulmones salió en un suspiro de alivio.

Ella se acercó a mí con rapidez y tomó mis manos , pude notar que las suyas  temblaban con la misma fuerza que latía mi corazón.

Tenía miedo, toda mi vida he vivido con miedo.

El miedo fue mi destrucción.

- No haga ruido, señorita-

Se separo de mi un momento y fue a cerrar la puerta.

_Muy tarde_

Antes de que pudiera tocar la puerta esta misma fue abierta con una fuerza exagerada.

El mismo hombre que había visto abajo estaba al frente de mi, aparentaba unos cuarenta años.

Me me mira como un cazador que encontró a su presa.

Dió dos pasos hacia delante y eso fue suficiente para que estuviera tan cerca de mí que podía percibir su olor.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, no tengo un buen presentimiento.

-Tú eres Katie Walker-

Su voz me dio un escalofrío, la había escuchado.

El recuerdo de mi padre en el mueble hablado por teléfono me paralizó.

No.

Lo que dijo parecía más una afirmación que una pregunta.

El hombre me miró de arriba a abajo.

Al no obtener respuestas de mi parte se acerco aún más.

- Contesta-

Oh, claro que no le iba a contestar, puede que tenga cara de estúpida pero no lo soy, al menos no tanto. 

-¿Quién eres?-

- Soy, digamos que un viejo amigo que tu padre, seré directo-

_Lo sabía_

Diciendo eso último me temo del cuello, detrás de él pude ver como la señora trataba de salir , pero el hombre tiro su pierna hacia atrás haciéndola caer.

-No la toques, el asunto es conmigo no con ella-

Le digo con la poca seguridad que logro reunir, parece que ni siquiera podré pasar mi luto como la gente normal.

La señora no tiene nada que ver, no me gustaría que nadie más sufriera por causa de mi padre, nadie merece ser sometido como lo fue mi madre.

-Como tú digas-

Quito el pie y la mujer con algo de dificultad pudo ponerse de pie, él la dejo salir y cerró la puerta a su espalda.
El hombre apretó su agarre en mi cuello y me acorralo en la misma esquina donde había estado Jeon .

Sentí como su mano libre tocaba mi cuerpo sin ningún permiso, el aire se iba  de mis pulmones y una lágrima corrió por mi mejilla.

_No otra vez, no_

De pronto sus manos se sintieron como otras y su rostro era uno que ya conocía mejor que nadie. Los recuerdos se apoderaron de mi mente y sentí en cada toque al fuego que quemaba mi piel y la volvía cenizas.

Sentía que estaba vivido un recuerdo que en su momento fue tan real como lo que pasaba ahora.

No tenía salida, no había chiste malo que me pudiera sacar de la realidad.

Tal vez en este momento devi darme cuenta de que vivía en una pesadilla, pero despertar no era cosa fácil ¿Sobreviviría?

Puede ser que al despertar ya no haya vida, entonces la mejor opción es vivir esta pesadilla.
Puede ser larga pero no eterna, sea cual sea el final.

Un fuerte dolor recorrió toda mi espalda , pero no paro hay, todo mi cuerpo se fue llenando de moretones.

Mi voz no llegaba a mi, quería gritar pero no podía, quería correr pero no podía, no podía hacer nada, me faltaba el aire.

_Bloqueo_

-Quiero que recuerdes mi nombre por siempre- Se acercó a mi oreja y susurró -Soy Felix ...

No sabía cuanto tiempo había pasado, se me hizo una eternidad pero el sonido de la puerta cayendo llegó a mis oídos como música gloriosa.
Me sentía tan impotente al ser la damisela en apuros que espera a su supuesto príncipe azul para que la salve.

Jeon tomó a Felix del cuello y lo miró fijamente, ahora la presa era Felix que se la quiso dar de cazador.

Jeon miró hacia mi, su mirada viajo por mi cuerpo casi descubierto y sus ojos brillaron de algo que no pude distinguir.

Ahora era la espectadora, podía ver como Jeon lo empujaba y golpeaba sin compasión, estaba furioso ¿La razón? No creo que sea yo, o sea acabo de llegar a su casa sin saber cómo, solo hemos compartido unas palabras y ni siquiera se quién es.

-Solo quiero ayudarte-

Su voz viene a mi cabeza.

Me está ayudando, eso es lo único que sé.

Al salir de mis pensamientos Felix esta en al suelo, respira agitadamente y sale sangre por su nariz, está mal.

Levanto la vista y puedo ver a Jeon, esta relajado como si no hubiera acabado a golpes a una persona, como si eso no fuera nada.

Su mirada pasó del cuerpo del hombre a mi y una sonrisa ladina se formo en sus labios.

- Espero no haber llegando tarde, mi damisela.

se inclino un poco y tomó mi mano haciendo una reverencia. No pude evitar reír por su acto.

-Llegaste en el momento exacto- Imité su acto y me incline en una reverencia -Gracias-

-Solo quiero ayudarte-

Soltó mi mano y se inclino hacia Felix que se había arrodillado para escupir sangre por la boca. Jeon lo tomó del brazo obligándolo a levantarse.

-Nos vemos, damisela.

Salio junto a Felix dejándome sola en la oscura habitación.

La idea que rondaba mi cabeza hace unos minutos atrás se desvanece al instante en el que veo que nunca ha cerrado la puerta.
Esto no es un secuestro, si lo fuera estaría encerrada en un sótano, en una silla amarrada con sogas o cadenas. Pero, en cambio, estoy en una habitación, con una gran cama que pega con la ventana.

_Él me está ayudando_

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