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KATIE

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KATIE.

Me desperté con la noticia de que ya partiriamos en busca de nuestra esperada venganza.

Mi humor no era el mejor, no había dormido mucho.

Jones y yo habíamos peleado, pero no había sido una pelea como todas las que habíamos tenido de niños, había sido una pelea de verdad.

Él quería protegerme, lo sé.

Pero en el momento de la pelea la furia se apoderó de mi.

Él también estaba furioso y desperado.

Pero mi única oportunidad de cumplir el anhelo de mi madre es Jeon, no podía pretender dejara el plan, ya todo estaba listo y Jeon mismo lo había dicho.

_Solo quiero ayudarte._

Solo quería ayudarme pero Jones no entendía eso.

Ayer estaba tan molesto que dijo que jamás lo viva a volver a ver.

Me sentí muy mal, era mi mejor amigo y lo amaba, pero lo que más quería ahora era vengar a mi madre y eso el lo sabía perfectamente.

Pero al salir lo vi, estaba sentado en las escaleras del avión que estaba al frente de la casa.

De inmediato corría hacia el, pero cuando iba a darle un abrazo se apartó.

Iba reclamarle y pedirle perdón pero la voz de Jeon no me lo permitió.

-Todo esta listo, Katie, tu nos guiaras a la casa de tu madre, por eso iras de copiloto, yo seré el piloto-

No tuve tiempo de decir nada, en mi mente se repetía el beso de ayer.

No se como llegue ni en qué momento, pero ya estaba en el asiento que me correspondía, y ver mi mano entrelazada con la de Jeon me hizo entender que el me había guiado hasta aquí.

-¿Sabes como manejar esto?-
Fue lo primero que pensé y lo primero que dije.

-Todo esta bajo control- Su voz ronca me puso nerviosa, era un hombre muy guapo siempre había sido conciente de eso, pero después del beso... lo notaba más.

-¿Seguro? ¿Y si nos caemos?-

- Seguro, tranquila-

El apretó mi mano como un gesto para tranquilizarme, pero logro lo contrario y lo mismo vi en el.

-No puedo-

Fue lo que dijo en un susurro antes de poner una mano en mi nunca y atraerme a él para besarme.

Fue tan rápido que no lo pude asimilar.

Me beso con ansias, como si lo hubiera estado deseando todo la noche.

-¿Qué no puedes?-

Me separe de él, pero no me permitió alejarme.

- Esa no es la pregunta-

Pegó su frente con la mía.

-¿Cuál es?-

-¿Qué hiciste para que no deje de pensar en tus besos?-

Vi la sinceridad en sus ojos pero también vi angustia, como si eso fuera malo.

-Nada-

-¿Nada?, yo diría que ya no eres una damisela, ahora eres una bruja-

Jack toco el vidrio de la ventana de Jeon.

-Todo listo, ya es hora de despegar-

Jack me miró por un instante, cosa que se me hizo muy rara y se fue.

Jeon manipulo un montón de cosas que no entendía y el avión despego.

No hablamos mucho en el trayecto, no quería distraer a Jeon y que el avión se callara y murieramos todos.

Le dí las indicaciones necesarias y aterrizamos en la casa que entes tenia un hermoso ardían de flores, pero ahora eran solo monte, las flores que mi madre había cuidado con tanto amor estaba secas.

Al bajar toque mi collar con nostalgia.

Por fin iva a cumplir el deseo de mi madre.

Camine por el camino cubierto de monte, los chicos me seguían.

Desabrochar mi collar me hizo recordar todas la veces que visite esa casa de la mano de mi madre y una lágrima amenazo por salir.

No lloraría, tenía que estar feliz, después de todo lo iba a logar.

Acerque la llave a la cerradura y el abrirse dejó ver que todo estaba igual a como lo recordaba.

A siempre vista parecía una casa normal, pero escondía un muchos secretos y sobre todo muchos recuerdos y vivencias entre una madre y su hija buscando libertad.

Los guíe hasta el fondo de la casa y abrí la pared que escondía la habitación de paredes rojas.

Un montón de armas y implementos de alta ecología se encontraban ahí.

Entramos y miramos a nuestros alrededores.

Jack pareció sorprenderse por mientas tomaba una laptop y le había una obsesión.

Jeon, por otro lado fue a ver las armas.

Jones siguió a Jeon y empezaron a hablar, Jones parecía malhumorado mitras Jeon parecía estar más concentrado en las armas que en la conversación.

Este era el inicio de todo y ya no había vuelta atrás.

Solo quedaba confiar en que todo saldría bien.

Continira.

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