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KATIE.

Echar de menos el pasado es como quedarte estancado en el tiempo, mientras todos viven su futuro.

Los días pasaron volando, la verdad ya no sabía ni en qué día vivía, solo comía cuando la señora Mary tocaba la puerta de mi cuarto o cuando me decidía a salir de la habitación  por que Jones me animaba a hacerlo.

Después de lo que pasó el día en el que llegó tuvimos una larga conversación los tres.

Jeon.

Jones.

Yo.

Donde se dejaron las cosas claras.

- Solo quiero ayudarte-

Fue la respuesta que obtuve al preguntar el por qué de todo lo que estaba pasando.

Debe haber algo más detrás de sus buenas intenciones y su porte serio.

Ese pensamiento nadie me lo sacaba de la cabeza.

Sabía que había algo más, y también sabía que no iba a decírmelo.

-Tú misma lo descubrirás-

Su voz daba vueltas en mi cabeza.

Un sonido me hizo mirar la pantalla de mi teléfono, del cual me había olvidado todos estos días.

Marco. Fue lo primero que leí, no quería ver que decía, no podía.

Cada vez que su nombre venía a mi cabeza, con él venían las imágenes de ese día.

Recuerdo que ella no tenía la fuerza suficiente para defenderse de mi padre.

Pero era una mujer astuta e inteligente, ella lo tenía todo planeado pero ese día, ese maldito día...

-¿Madre, a dónde me llevas?-

Le pregunté algo curiosa.

La inocente Katie tomaba del brazo a su madre mientras andaban por un camino de flores que cada vez se acercaba más a una casa con aspecto antaño.

-Vamos a nuestra casa, escucha-

La mujer se detienen al llegar al frente de la casa, el viento de la tarde movió su cabello corto y sus ojos  azules como el cielo se posaron en los de la niña, se agachó para poder estar a la altura de la pequeña Katie y sacó un collar de su bolsillo.

Reglas Rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora