Atónita.
Transcurrieron unos segundos antes de que Måy pudiese pensar con claridad.¿De veras la acompañaba al lugar donde se dirigía des del principio? ¿Por qué? Y ¿cómo lo sabía?
También podría estar mintiéndole, pero, perdida e indefensa como estaba ¿qué sentido tendría?-Hablas en sueños -aclaró el chico-. Y sé lo que estás pensando, pero mentir no me serviría de nada. De hecho, si puedo, normalmente prefiero evitarlo. Anoche te prometí una explicación, así que aquí va:
》Como tú, yo también tengo un pueblo: los Thælvīl. Es muy probable que jamás hayas oído hablar de nosotros, pues somos nómadas, y jamás nos quedamos en un mismo lugar más tiempo de lo imprescindible. Descendientes de una rica dinastía, nuestros antepasados decidieron dejar de lado la opulencia del mundo material y centrar su vocación en la ayuda a los necesitados. Los más jóvenes viajamos con nuestros padres, que nos instruyen en el arte del ayuda, hasta la mayoría de edad. Entonces debemos partir en solitario, y prestar nuestro servicio a quien lo necesite. Al terminar, podemos volver en busca de los nuestros.-¿Cómo os encontrais, si la tribu también se desplaza? -la desconfianza de Måy se había convertido de pronto en curiosidad
-A veces se tarda unos meses, a veces toda una vida -declaró Leuquim-. Por el camino encontramos y ayudamos a mucha gente. Es una manera de hacer que nuestra ayuda se expanda por los confines de la tierra, y podamos llegar a más personas. Al final, cuando los dioses consideran que nuestro servicio ha sido realizado, vuelven a reunirnos con los nuestros.
Måy sintió un escalofrío al imaginarse vagando sola por el mundo, sin saber dónde se encontraba su hermano ni si lo volvería a ver algún día. No lo habría podido soportar.
-Los dioses me han llevado hasta ti-prosiguió Leuquim-; designándote como mi primera misión. Tras ayudarte, podré iniciar el viaje de regreso con los míos. Y créeme, no hay nada que desee más. Por lo que -tomó la mano de Måy entre las suyas, sin dejar de mirarla fijamente con aquellos ojos color caramelo. Eran ásperas y callosas, pero el tacto resultaba extrañamente agradable-, Måy de Daduic; voy a asegurarme de que llegues a Oirętsīnīm sana y salva antes de que el plazo termine. Lo juro por mi familia.
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En busca de Noicåcūdĕ
Viễn tưởngUn pueblo amenazado. Una Elegida. Un destino. Una esperanza. Una terrible fuerza maligna acecha las tierras de Odmun. Poco se sabe de su origen, simplemente su nombre: Åicnarongi; y que consume y destruye todo a su paso, sin dejar una sola alma con...