Final. Un deseo del corazón

227 50 4
                                    

Era tarde cuando volvimos de la iglesia, y los cuatro terminamos en la gran sala, en los sofás junto al fuego que Khalan encendió, viendo las luces centellear en el árbol de Navidad, los perros dormidos en la alfombra frente a nosotros, calientito...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era tarde cuando volvimos de la iglesia, y los cuatro terminamos en la gran sala, en los sofás junto al fuego que Khalan encendió, viendo las luces centellear en el árbol de Navidad, los perros dormidos en la alfombra frente a nosotros, calientitos y tan pacíficos.

Lawan se levantó, bostezó y se desperezó.

—El próximo año, iremos todos juntos por el árbol de navidad —dijo, besándonos y deseándonos buenas noches— No puedo esperar a que Off comparta con nosotros los preparativos previos a la noche buena. Khalan también se despidió, no sin antes recordarnos que la víspera de navidad estaría llena de familiares y amigos.

Abandonaron la sala después de eso. Y mientras estaba allí sentado, sintiéndome en mi propio hogar, recordé todas las navidades que había pasado con Lee y Namtan, me di cuenta de la diferencia. Siempre habíamos sido los tres, y este año todo era distinto, era agradable ser incluido en sus celebraciones, pero ellos eran pareja desde muy jóvenes y yo, solo era el amigo, el invitado, aunque nos consideráramos familia, pero en este justo momento sentí por primera vez que todos esos años, me había entrometido.

—¿En qué estás pensando?

Estaba tendido a lo largo del sofá, con mi cabeza descansando en el regazo de Gun. Con el fuego calentándonos, cuando me hizo la pregunta.

—Que podríamos viajar a Phanadul todos los años y pasar Año Nuevo con Lee y Namtan. —Lo sentí tensarse— Tú harías eso por mí, ¿verdad?

—Lo haría —estuvo de acuerdo.

—Ellos te agradan mucho ¿cierto?

—Los amo —respondió sin pensarlo ni un segundo— por cuidarte siempre y sí, me encantaría compartir con ellos esa fecha, cada año, podría ser nuestra tradición. Así Nam y yo podríamos burlarnos de ambos por lo idiotas y descerebrados que se ponen cuando están juntos, simplemente pasando el rato.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Nada... Te lo digo claro, para que me entiendas... Namtan y yo, todo el tiempo, estamos consternados por los temas de conversación que Uds. Sostienen.

—¿Cómo la materia fecal? —pregunté.

Gruñó.

—¿Estabas diciendo algo sobre ir cada año a verlos, cierto?... —Sonrió.

—Sí. Quiero. Todos los años. Por favor.

—Bueno.

—Y quiero mi propia casa, en esta misma propiedad.

—Por supuesto.

—Y a pesar de que tendrás una galería, deseo que pintes en casa. No quiero que te vayas al otro lado del pueblo, deseo que tu estudio sea parte de nuestra casa.

—No lo habría imaginado de otra manera.

—Bueno. —menee las cejas.

—¿Bueno?

Un deseo del corazón #1 - HP5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora