Extra: Él vale más

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Días después de navidad

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Días después de navidad

—¿Te gusta lo que ves? —me quedé observando los aparadores, mientras Khalan y Lawan entraban a saludar en una de las tiendas a algunos conocidos, cuando escuché esa cantarina voz. Habían pasado tres días desde la cena de Navidad y necesitaba buscar algunos recuerdos para Lee y Nam. Era tiempo para Gun y para mí, de volver a casa y empezar la mudanza.

Me volví lentamente, y tardé un segundo en notar al delicado hombre que me observaba encandilado, mientras me batía las largas y espesas pestañas. Sus vivaces y enormes ojos color miel, reflejando el brillo de las luces del ventanal detrás mío, era muy delgado, su piel muy blanca, cintura estrecha, muy bello, pero no tanto como mi pequeño, tal vez tendría, veinte años o la edad de Gun. La forma en que me sonreía, me hacía sentir escalofríos.

—¿Conoces a quien las hace? —mi voz salió ronca y firme, creí que se sentiría intimidado. Yo era de lejos mucho más alto que él, pero me equivoqué. Él tomó mi brazo y me empujó con dirección a la puerta del negocio.

La vitrina llamó mi atención porque tenía en exhibición esas hermosas cajas musicales, hechas de madera tallada muy delicadamente, tenían motivos tiernos, ideales para la habitación de un bebé e inmediatamente pensé en el bebé de Namtan y Lee. Sería un regalo precioso. Un carrusel blanco con pintas doradas y pequeños ponis en tonos pastel, fue el que me gustó.

—He estado observándote desde que te paraste frente a la vitrina y me preguntaba porque no habías entrado si obviamente te gustó la cajita musical y cuando sonreíste cerrando los ojos, decidí que no debía encontrar ningún otro motivo para hablar contigo. Y aquí estamos...

—Tienes razón, me gustó mucho lo que exhiben aquí. —Me aclaré la garganta, tomando su mano, que rodeaba mi brazo y mirando directamente a sus enormes ojos—. Es solo que estaba esperando a alguien, por eso no entré.

Levantó una ceja maliciosamente arqueada.

—¿Y? ¿A quién esperabas? Porque no me molesta cuidar de ti, mientras esperas. —Me ponía nervioso su coquetería— Imaginé que podrías necesitar compañía esta noche fría y para ser sincero, no me molestaría nada sentarme frente a la chimenea contigo, y quizá compartir algo más que chocolate caliente.

Gruñí, y aunque él se quedó sin aliento. Se percató de mi nerviosismo.

—Te pongo nervioso —dijo trazando con su dedo sobre mi brazo—. Apuesto a que eres constantemente abordado por todo el mundo, eres hermoso.

—N-o —dije con voz entrecortada— ¡Solo por mi novio! —grité.

—Oh —él se apartó un poco, pero sin soltarme del todo—. ¿Era a él a quien esperabas?

—No, —dije francamente, diablos, habría preferido poder mentir—. Pero gracias, me siento halagado. —dije, soltándome totalmente de su agarre.

—Quédate conmigo esta noche, él nunca lo sabrá —me aseguró, levantando nuevamente su mano y dirigiéndola a mi bíceps.

—Lo sabré yo y eso es más que suficiente —dije y di un paso atrás para que su mano dejara de acariciarme—. Mira, no soy estúpido, se que cualquiera que pase frente a la tienda podría malinterpretar esta escena, con un metro noventa y dos de estatura, con músculos formados por años de entrenamiento y devoción al gimnasio, muy guapo, según la apreciación de mi novio, soy consciente de que muchos hombres y mujeres se fijan en mí aspecto; pero lo único importante para mí, es saber que tengo la completa atención de un solo hombre y él vale más que cualquier otro en el universo. Así que discúlpame, pero no te me acerques tanto y lo lamento, pero NO.

—Entonces... ¿No te gustaría cenar conmigo? —hizo un puchero y volvió a batir sus pestañas para mí. Tragué saliva.

—Si estuviera soltero —dijo Gun entrando por la puerta, con ambas manos flanqueadas a cada lado de su cintura— probablemente aceptaría tu invitación Oab Puttichai. —se acercó a mí, tirando de mi cintura y rodeándola con sus brazos— pero no lo está, no puede, y nunca podrá. —sonreí y lo abracé de igual manera, ante la atónita mirada del ojimiel.

Y justo en ese momento supe que Gun era mi amor real, porque eso solo te ocurre una vez en la vida, sabes que es él, lo reconoces y nunca más lo dejas ir.

El pobre chico, abrió los ojos tan grande que parecía que abandonarían su órbita y se veía tan asustado como si hubiera visto un fantasma.

—Espera un momento ¿dijiste Oab?

—El mismo —dijo mirándome— deja la puta coquetería, ve por tu camisa de franela y refúndete tras el mostrador, que tu padre viene hacia acá —terminó diciéndole al muchacho.

Yo estaba realmente sorprendido, al ver el cambio radical de la actitud de Oab. Miré a mi posesivo novio con incertidumbre...

—Larga historia —me dijo al notar mi cara.

—Yo... Gunnie, no tenía idea que... él... tú... Oh maldición, lo siento okey. —Gritó desde su posición el ojimiel, antes de que por la puerta ingresaran su padre y los padres de Gun.

—No te preocupes Oab, ahora ya lo sabes.

—Estoy enojado —me gritó directamente a la cara cuando salimos de la tienda, incluso cuando sus ojos lo traicionaron y se cerraron esperando el beso que estaba por darle—. No andes por ahí, mostrándote para que todos te vean.

—Nunca más saldré de casa —le prometí, capturando su boca en un beso, cálido, tierno y lleno de amor. 

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Preguntaron mucho por Oab, así que aquí está. Sinceramente Gracias por haberme acompañado en la publicación de esta corta historia de amor, tanto de pareja como familiar, que preparé con cariño para ustedes en esta fecha.

Los quiero con todo el corazón.

Los quiero con todo el corazón

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Un deseo del corazón #1 - HP5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora