VIII

1K 121 59
                                    


Estaba oscuro, tenía miedo y rezaba a alguien que lo salvara. Chuuya estaba sintiendo un remolino de emociones luego de ser secuestrado en cuestión de segundos.
Estaba en un lugar desconocido pero al menos podía asegurar que ni era ninguna mazmorra gracias al aroma a tabaco y licor costoso.

— Buen día señorita Chuuya, espero que mis hombres no hayan sido rudos contigo.

Una voz burlona y sin una pizca de culpa resonó en sus oídos e inmediatamente pudo saber de quien se trataba. El jefe de la mafia portuaria.

— Lamento tener que recurrir a una práctica tan vulgar indigna de ti, sin embargo, se que no hubieras aceptado venir por tu propia cuenta.

Dazai chasqueó los dedos haciendo que la cinta que le cubría los ojos fuera retirada dejando que Chuuya observara todo el lugar.

— ¿Qué hago aquí?

Tenía miedo, pero se mantuvo tranquilo y complaciente ya que sabía que tratar con Osamu no era una tarea fácil y si él lo quería, podría matarlo ahí mismo sin remordimientos.

Osamu se acercó a él tomando el dorso de su mano y depositando un beso en la misma.

— Es un gran honor volver a verla.

Chuuya se limitó a sonreír con cautela, no negaría que Osamu es sumamente atractivo y la mirada llena de sed de sangre lo hacía más interesante y a la vez peligroso.

— Me hubiera gustado verlo en otra situación...
— fingió una voz dulce y calmada como si le estuviera hablando a su amante.

— Lo lamento si te hice esperar, no soy una persona con mucho tiempo libre; pero si tu quisieras todo mi tiempo... no dudaría en dártelo...

Acarició su mejilla con delicadeza, Chuuya quedó en blanco ante aquellas palabras pero si no respondía podría ser malo.

— Jaja... es usted un gran bromista. Por poco y le creo — sonrió con nerviosismo y la única intención de cambiar el tema  — con tantas cosas por hacer supongo que en la cena que organizaron mis padres debió perder mucho tiempo...

— Yo no lo considero así. Porque te conocí.

Tomó su mano llevándolo a la terraza de la lujosa habitación en la que se encontraban. Fácil podía decir que era una suite VIP.
Extendió una de las sillas para que Chuuya se sentara, segundos después llegó un mesero sirviendo una gran variedad de alimentos.

— ¿Gustas una copa de vino?— ofreció Dazai mirándolo fijamente.

Se trataba de un Petrus, un vino que Chuuya siempre quiso probar pero sus padres no le permitieron debido a su mal control del alcohol. Quería negarse pero era una oferta demasiado tentadora por lo que no dudó mucho en aceptar.
Era clara la razón por la cual no se lo permitían, luego de unas cuantas copas su resistencia al alcohol cedió dejándolo ebrio, apenas consciente de sus actos y su alrededor.

Osamu aprovechó esto para hacer una variedad de preguntas intrusivas, era claro que Chuuya las respondería por el temor que le tenía y los efectos del alcohol en su sistema. Luego de un par de minutos más, ordenó a sus escoltas dejarlos solos en aquella enorme habitación. Habían abandonado la terraza y ahora estaban en la sala de estar de piel; por el aroma y la textura era obvio que los sillones eran totalmente nuevos.

Dazai jaló a Chuuya sentándolo en su regazo, Chuuya intentó levantarse pero el castaño lo abrazó por la cintura impidiendo su escape.

— No te haré nada que no quieras, solo quédate un rato así.

— Pero-

— Sin peros — interrumpió Dazai — a menos que quieras ver a tu padre en pedazos.

Estaba obsesionado, no aceptaría una negativa por respuesta y no dudaría en hacer hasta lo imposible por retenerlo a su lado.

Acarició un mechón de cabello cobrizo antes de acercarlo más, tomarlo del mentón y besarlo.
Chuuya solo correspondió torpemente mientras en su interior colapsaba por el temor a que la amenaza se hiciera realidad.

Tras unos minutos Dazai empujó a Chuuya dejándolo libre de la opresión.

— Si seguimos no me conformaré solo con besos.

Chuuya asintió intentando estabilizar su respiración, pasados unos minutos Dazai tomó el teléfono marcando a sus subordinados; informándoles que podían llevar de regreso a Chuuya.

— Espero poder vernos pronto Chuuya. Pero para la próxima, espero tener tu cooperación...

Dejó un último beso en los labios de Chuuya antes de salir con dos subordinados siguiéndolo.
Un guardia llevó a Chuuya a un auto que lo regresó a la tienda de sombreros donde lo habían levantado.

●●●

Un simple descuido de Ranpo fue lo necesario para perder de vista a Chuuya, cuando se dió cuenta que lo habían subido contra su voluntad al auto no dudó en rastrear su paradero. Cuando descubrió que terminó en una de las propiedades de Dazai enfureció y casi manda a todos los miembros de la policía que tenía a su disposición a detenerlo; sólo se detuvo cuando vió que horas después regresó al punto inicial, fingió un encuentro casual diciendo que estaban patrullando para ver que todos los ciudadanos se encontraran a salvo.

— ¡Chuuya! Volvemos a vernos. Que felicidad encontrarte por aquí — parloteó fingiendo que no había visto como bajaba del auto sospechoso — ¿Te encuentras bien? Estas un poco pálido.

— S-si Ranpo, no es necesario que te preocupes... solo comí algo que me cayó mal.

— Que bueno que sea solo eso y no algún desagradable inconveniente — respondió molesto tras observar algunas marcas de colores violáceos y rojizos en su cuello. — Ten cuidado con los mosquitos que son más molestos estos días.

— Lo tendré en cuenta. Espero no haberte quitado tiempo.

— No te preocupes por eso, tú eres más importante que dar vueltas por la ciudad patrullando — Se acercó a Chuuya dándole un beso en la mejilla — Espero que la próxima vez que nos veamos sea en una cita ¿Me concederías el honor?

Chuuya quien aún no se recuperaba del shock de haber tratado con el jefe de la mafia respondió sin pensar realmente en que estaba diciendo, por la expresión de alegría de Ranpo se dió cuenta que no había hecho una elección acertada.

— Mil gracias señorita Chuuya, pasaré por usted el próximo sábado. No se arrepentirá.

Ranpo se despidió y Chuuya pudo jurar que lo había visto dar saltos de emoción antes de subirse a la patrulla.

Ranpo regresó eufórico a la estación no sin antes mandar un cordial mensaje a Fyodor y Dazai presumiendo que él no tenía que recurrir a amenazas para obtener la atención de Chuuya.

Esto le llamó la atención a Fyodor ya que la última vez que había visto al pelirrojo fue en aquella cena, y en ningún momento pudo acercarse a hablarle. Esto lo llevó a la conclusión de que Dazai ya había realizado su primer movimiento, y si él no se apresuraba, perdería cualquier oportunidad de ser el único en el corazón de Chuuya.









Desaparecí un buen rato, espero que esto lo compense un poco.
Más adelante subiré otros capítulos. Como siempre, espero sus comentarios y opiniones del capítulo.

Besos.

Mientras llega el indicado disfrutaré del equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora