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—Buenas tardes, Tōru
La suave y tranquila voz de [T/N] se escuchó a espaldas del joven, quien de inmediato volteó, sonriendo en grande al verla.
—Buenas tardes [T/N]
—Lo siento, ¿llevas mucho tiempo esperando?
—Solo un par de minutos, no te preocupes. Somos los primeros en llegar
Mencionó él mirando a los alrededores en busca de la pareja conformada por la pelirroja y el azabache.
—Si, esperemos que no tarden mucho —dijo la chica mirando la hora en su reloj de pulsera— o nos perderemos la película
—Descuida, si eso llegara a pasar compraremos otras entradas. Yo invito
—Tōru...
—¡Oigan!
El repentino grito de la pelirroja les hizo desviar la mirada hacia el otro lado de la calle, viendo como ella y Hiroshi cruzaban sobre el paso peatonal a la par que los saludaban con la mano y eran correspondidos de la misma manera por la pareja de castaños.
—Lo sentimos chicos —les dijo Narumi al llegar frente a ellos— salimos de casa sin las entradas y tuvimos que regresar, afortunadamente somos veloces y alcanzamos el tren. No los hicimos esperar mucho tiempo ¿verdad?
—Para nada —respondió [T/N]— todos llegamos justo a tiempo para la película. Que, por cierto, ¿Cuál veremos?
—Es verdad —recordó Oikawa— ni [T/N]-chan ni yo sabemos cuál será
Narumi miró a su castaña amiga y mostró una leve sonrisa mientras rebuscaba en su bolso.
—Veremos nada más y nada menos que —sacó los boletos mostrándolos a manera de una presentación dramática— "3:00 am; la hora del infierno"
—¡¿Qué?! —exclamó [T/N] con los ojos demasiado abiertos viendo como su amiga seguía sonriendo con malicia
—¿Eh? ¿No te gustan las películas de terror [T/N]-chan? —le miró Oikawa— ¿Te dan miedo? Podemos ver algo más...
—N-no. ¡No me dan miedo! —Fingió sentirse indignada para después mirar reprobatoriamente a sus amigos
Fueron cuestión de segundos para que la castaña dedujera a la perfección el plan de Narumi, pues sus dos amigos tenían pleno conocimiento de cómo es que ella se comportaba al ver películas de terror. La persona que se sentara a su lado estaba destinado a sentir las delicadas manos de la chica aferrándose a su brazo, y el elegido para aquello había sido Oikawa, ya que la pelirroja compró los boletos de una manera que ambas parejas estuvieran en la misma fila, pero separadas por un asiento.
