11:11

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Las piezas estaban rotas,
como nubes sin gotas,
y cuadernos sin notas.

Abril, mayo y junio se parecen tanto al invierno,
así salió de tu alma.
Pero aquí, de dónde somos los que nos quedamos, solo arde el infierno.
Mientras cuento los pasos de regreso a casa, me quedo sin calma.

Estos lazos invisibles que ignoramos, parecen perder.
Sus hilos se desvanecen como el amanecer.
Me quedé sin ellos. Justo al anochecer.
Porque tenías que salvarte.
Y yo, me tenía que salvar.

Si la historia comenzaba a las 10.
Entonces, ¿porqué miraría el reloj cuando suenen las 11:11?

Cuando Un Eclipse Te AlcanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora