Cuando Un Eclipse Te Alcanza

y Yo.

Yo
era tan familiar
como los días que amanecen despejados,
sin expresiones, solo teñidos,
bien y mal como los niños sonrientes.

Yo
fuera oscuridad
a no ser por todo lo que me llegó,
buenas amistades y un amor de promesas,
promesas incompletas.

Yo
ese hola que siempre te despertaba,
ahora tal vez no está,
esperas minutos para pensar.

Yo
frío que se derretía y se endurecía,
buscando y pensando
sobre todo lo que ocurría.

Me silencie para escucharte
en esa noche insensata.

Yo
seré ese beso que recuerdes,
cuando beses a alguien más,
cuando ni en tu mente
ya no esté.

Yo
ese chico que se enamoró por primera vez,
y se despidió destrozado.

Tu quien conociste lo que era,
el monstruo que yacía en mí.

Yo
que me destrozaba
con mi mente derrumbada,
en un campo la paz buscaba.

Que con mi voz y tu voz
hacíamos epitafios grabados en piel de tela.

Yo
que con mis manos tocaba tu corazón y te cubría del frío.
Que con mis pies sostuve donde huella dejarías.

Con lágrimas todo un mundo se llenaría,
que sepan que estuvimos antes de la tempestad.

Regresaré cada vez que te adentres a tu cama,
pues en el sueño veras todo lo que fuimos.

Escribiré y escribiré aunque no te vuelva a ver,
pero seré yo,
todos se preguntarán que es y solo tú sabras lo que es.

Yo
volveré a ser ridículo e ingenuo donde todos sepan lo que es el valor.

Crecere aunque nadie quiera,
no seré narcisista
porque mi mano está extendida.

Yo
no temere a volver,
a sentir amor,
porque el amor es así.

Y este hueco sigue aquí,
el que dejaste con tu partida
lleno de poesía.

Pero sigue intacto
Sobre mi pecho,
para cuando quieras mirar,
sepas lo que dejaste.

Yo
que los ojos no los tapo a la realidad,
en cambio las heridas,
esas las he vendado.

Tu y yo ya no hablaremos de nosotros,
descubriremos nuevos soles
que enciendan almas.

Yo
aullare entre el silencio,
aunque no haya noche.
Y mira
que ese chico
seguirá
aquí.