CAPÍTULO I "Un asunto inesperado"

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¡Qué!

¿Qué mierda estaba pasando? ¿Jungkook equivocarse?

¡No! ¡Él no se había equivocado!

Por una jodida mierda que no.

— Lamentamos su confusión joven Jeon, pero, aunque quisiéramos, no podemos hacer nada por usted, el problema no fue de parte nuestra — explicaba una mujer vestida en un traje negro, cabello perfectamente atado con un logo del instituto, un escudo y un casco de pelea, parecía griego.

Aunque para ese momento el cómo venía vestida le importaba un carajo

— Pero debe haber algo que puedan hacer para ayudarme, les juro que no sabía que este no era el instituto al que me inscribí

— Es que sí está inscrito, tenemos todo su registro e incluso las pruebas que se piden obligatorias.

— Pero yo no quería estar aquí...

— Lo único que puede hacer es darse de baja, aunque no podemos ayudarle con los trámites al lugar al que se suponía iba y claro una vez fuera, el instituto Polemos no se hará cargo de nada, usted deberá regresar por su propia cuenta.

Casi gimió del coraje y la impotencia — Literalmente vivo en otro continente

— Bueno... con todo respeto si está aquí... es por qué puede pagarlo ¿no joven?

Y ahora tenía un tic en el ojo.

Pagarlo sus huevos

— Soy becado

La mirada de la mujer cambió totalmente, a una de profunda pena y... asombro.

— Soy becado y no puedo estar aquí, los precios son demasiado elevados, en el camino me quisieron dar de comer y cuando vi el menú nada bajaba de setecientos euros señorita, pagué cinco mil euros por el intercambio todo incluido.

Su padre ahorró por dos años y él trabajó lo que restaba de su preparatoria para conseguir cubrir esa cuota, se suponía todo sería más sencillo, cumpliría su sueño y de paso aprendería una nueva lengua además del inglés y el español.

Llevó toda su vida esperando esto y ahora se había ido al carajo por un pequeño error.

¿Pequeño?

¡Era un terrible error! ¡Más grande que el Everest!

Definitivamente debía encontrar la manera de repararlo.

¡Sus padres lo matarían!

La mirada de la mujer se suavizó.

— ¿Tienes tu contrato? — Jungkook negó con los ojos llenos de lágrimas de frustración, pero parpadeando para que no cedieran.

Y tal vez eso fue lo que conmovió a la empleada.

¡Porque vamos! Esa era una escuela para ricos y el chico no parecía mala persona.

— Permítame buscar en el sistema, ¿me repite su nombre?

El pelinegro asintió de inmediato, inclinándose en la pequeña barra que los separaba para poder ver la computadora, aunque seguía sin ver algo.

— Jungkook Jeon Gamez — pronunció nervioso, no pasó ni un minuto cuando la señorita frente a él le sonrió.

— Cierto, en el sistema también apareces con una beca, y por lo que veo una beca completa, debe ser un estudiante ejemplar, ¿sabe cuántas personas intentan ingresar al instituto y su solicitud es rechazada?

El pelinegro negó, un sentimiento de paz instalándose en su sistema y su corazón ya no latía con tanta fuerza.

Mentira latía peor, pero al menos ya no sentía tanta preocupación

— Las reglas son sencillas, mientras cumpla con una calificación por encima del regular, casi excelente, seguirá teniendo la beca; como es completa, la comida y lo que le pidan saldrá directamente del consejo estudiantil que es el que apoya este tipo de becas, la beca también incluye su traslado a casa al finalizar el año — frunció el entrecejo al acercarse un poco más a la pantalla — todo esto viene en su contrato, ¿no lo leyó?

Por supuesto que lo había leído... o eso creyó, ese día estaba enfermo, su cabeza daba vueltas y su sistema colisionaba. Jungkook siempre se había jactado de ser responsable, en esa ocasión había dejado todo hasta el último, y cuando mandó la solicitud, la mandó forzada ya que se suponía era el último día.

Firmó todo lo que tenía que firmar sin importarle mucho, después de todo ya había leído suficiente en el folleto y los correos que le mandaban con información, prácticamente se sabía todo de memoria.

Vaya memoria al equivocarse de lugar.

Con razón cuando llegó lo esperaban en limusina, el vuelo había sido en clase ejecutiva y tuvo quien le guiara al llegar.

También explica el precio de la comida.

— Al parecer creo que no lo leí lo suficientemente bien — la mujer frente a él casi ríe, pero se abstuvo y entonces (después de un carraspeo) le dijo: — será mejor que termine su registro, digamos que todo está arreglado.

El pelinegro suspiró asintiendo.

— Necesitamos que ingrese en esta bolsa todos sus aparatos electrónicos

— ¿Por qué? — preguntó — no se permiten aparatos electrónicos adentro, se le regresará al terminar el ciclo.

— ¿Y si quiero hablar con mi familia? Ellos no saben que no tendré celular...

— Por única vez se permite hacer la llamada gratuita, pero eso es adentro, será mejor que anote los números a los que marcará porque no hay posibilidad de saber después.

Sin decir más obedeció, entregando todo para después pasar por un detector de metales, buscando específicamente armas de cualquier tipo.

¿Quién llevaría armas?

Mejor no preguntaría, el día comenzaba a tornarse cada vez más bizarro y era de los que creían que el sí que podía ponerse peor

Cuando volvió con la señorita esta volvió a sonreírle, seguramente les sonreía a todos y Jungkook sabía lo cansado que podía ser, cuando trabajó en una cafetería se aseguraba de sonreírle a todos sus clientes, no de una manera forzada, si no como si realmente disfrutara atenderlos, aunque a veces no fuera así.

— Bien, ahora podemos escoger su casa y... ¿no sabe cuáles son cierto?

El rojo cubrió el rostro del pelinegro quien negó más que apenado

— Bueno, de cualquier forma, ya casi no quedan lugares, las casas deportivas están ocupadas en su totalidad, así como las de artes.

— ¿Cuáles están desocupadas?

— Las ambientales

— Puede ponerme en cualquiera de ellas, no importa — pasados unos minutos sonrió — perfecto, ya está, su casa pertenece a la agricultura, su sección es la D y esta es su llave — la extendió, parecía estar decorada como si fuera una zanahoria, lo cual le pareció tierno.

— Hay una llave de repuesto en su habitación, es la catorce y sus uniformes, su horario y todo lo que necesite se encontrará ahí, fuera de eso todo está listo.

Asintió con una pequeña sonrisa, aún se sentía desubicado.

— ¡Oh! Y joven, bienvenido a Polemos, donde la guerra prevalece y es el más fuerte el que gobierna a los demás.

El Marquéz - VKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora