CAPÍTULO IV "Primer amistad"

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Volvió a su rutina, en ella veía a diario a su agresor entrando a la hora de la comida, todo el mundo callado y luego cuando se fuera, adulándolo, comía lo que parecía ser un sándwich de pollo, llegó muy temprano por uno, ya que cuando llegaba tarde tenía que conformarse con los normales y a él no le gustaban.

Para ser niños ricos la comida no era demasiado variada, no eran platos exclusivos, eran normales.

Subrayaba uno de sus libros cuando sintió a alguien sentándose frente a él, al levantar la mirada notó a un chico que de inmediato le sonrió

— Hola, soy Stefan — saludó aquel chico, era guapo, Jungkook por poco se sonroja, tenía una sonrisa muy linda.

— Jungkook Jeon Gamez...

— ¿De qué parte de Asia eres? — preguntó emocionado, Jungkook flaqueó la sonrisa y negó con lentitud

— Yo... mi papá es de padres coreanos, él es mexicano, yo soy mexicano.

— Oh, ya veo, entonces ¿Junkuk? ¿Jukok? — el pelinegro suspiró

— Dime Kook, Jungkook al parecer es dificil

Stefan sonrió al entender

— Bien, Kook. ¿Qué haces tan solo? Te he visto un par de veces en algunas clases, pero me daba pena acercarme, ¿cuál es tu casa?

— Soy de agricultura, cultivamos zanahorias — calló al ver una mueca en el rostro del chico.

— realmente me compadezco de ti, enserio no sé cómo puedes aguantar a todas esas niñitas hijas de papi y mami, son unas groseras, la mayoría están en la clase B — Jungkook ladeó su rostro un poco

— Aun no entiendo eso — rio un poco avergonzado, Stefan sonrió más

— No es tan complicado, está la clase A, la B y la C. La A es para la elite, aquellos a los que raramente verás en las instalaciones, son realmente pocos los de aquella clase, es decir nunca hay más de quince alumnos. Luego está el B, a donde pertenecen como yo les digo, los ricos de clase media, personas con el ingreso suficiente como para pagar este lugar y vivir su vida feliz, sin que les afecte en demasía, algunos se conocen, no como en la élite donde las familias son amigas entre sí, pero también se reúnen para hablar de los demás, por último, estamos nosotros, los ricos pobres, somos los que tenemos que ahorrar un poco para poder entrar aquí.

— Bueno, yo soy literalmente pobre, soy becado — los ojos del castaño se abrieron en demasía

— ¿Enserio? Debes ser inmensamente inteligente, ¡Felicidades! Con razón siempre te veo estudiando — ahora fue Jungkook el que rio

— No, no soy inteligente, pero me esfuerzo un poco más

— Bueno, sigues sorprendiéndome y solo por eso, seré tu nuevo acompañante de instituto

— Querrás decir amigo — y volvió a sonreír, Jungkook supo que le gustaba cuando sonreía aquel chico

— no sé cómo se hagan amigos en México, tenía miedo de que te asustaras — Jungkook negó después de soltar una carcajada.

Desde entonces sus días no eran tan aburridos, pues Stefan siempre estaba para hacerlo reír y acompañarlo, al parecer sus padres ahorraron bastante para poder ingresar, y eso por capricho del chico quien había escuchado hablar maravillas de Polemos, el lugar en donde todos los niños ricos querían estudiar una vez fueran mayores de edad, tres años y entonces volverían a la realidad de sus días en donde debían estudiar una carrera para continuar sus vidas.

Aunque para Jungkook no sería igual, pues no tendría empresa que heredar.

Caminaba por el lugar en búsqueda de la biblioteca, estaban a finales de marzo, con las evaluaciones a dos semanas y entonces las cosas se pondrían feas, estaba estresado, él y Stefan porque también había prometido sacar buenas notas si quería que sus padres lo dejaran seguir ahí. Jungkook esperaba ver a los demás igual, aunque no fue así, era extrañamente emocionante para ellos, como si lo hubieran esperado desde que empezaron, todos repitiendo aquel día, veinte de abril, primer día de Polemos.

Tal vez era alguna fiesta, aunque no lo parecía, no había arreglos ni nada para ser una gran celebración como lo que aparentaban los demás, no había cambios notorios en el instituto, salvo que la fiesta fuera en otro lugar.

Había llovido la noche anterior, otra cosa rara pues no suele llover, por la rapidez terminó pisando un charco enorme y cayendo en el proceso.

Genial Jungkook Jeon Gámez, solo te queda un uniforme deportivo a menos que quieras usar el saco que todos usan — y se calló de inmediato al ver una mano estirada en su dirección, al levantar su cabeza volvió a congelarse.

Su agresor.

Al ver que seguía con su mano estirada decidió tomarla asombrándose por poder moverse en su presencia.

— ¿Las personas de México suelen hablar cada vez que se caen en vez de levantarse? — preguntó y el pelinegro (ignorando el hecho de que no sabía cómo es que el otro conocía su país de procedencia) pudo escuchar por primera vez su voz. Era tan profunda y grave, casi se cae de nuevo al escucharlo. Pero lo que más le sorprendió era que le había hablado.

— N-No, es solo que me quejé — podía verlo con detenimiento ahora, su piel era un poco más oscura que la suya, que era aperlada, su cabello era negro y caía sobre su rostro hasta por debajo de sus ojos, aunque no los cubría, los mechones ondulados y su mirada le daban un contraste un poco dominante.

— ¿Entendiste algo de lo que dije? — preguntó con timidez, el pelinegro negó con la cabeza, mirándolo directamente a los ojos

— yo no sé español.

Jungkook asintió aliviado

— Bueno, gracias por la ayuda — iba a irse, pero recordó algo que hizo que se devolviera — yo, aún tengo tu pañuelo, prometo devolverlo en cuanto lo tenga limpio...

— Puedes quedártelo o tirarlo, tengo muchos como esos. Ten más cuidado, los demás se burlarán de ti si te ven así, ve a cambiarte

— ¿Tú vas a burlarte? — el chico se encogió de hombros

— tengo mejores cosas que hacer.

Y con eso se fue, Jungkook por primera vez no tuvo miedo

El Marquéz - VKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora