XII

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Cuando entramos al vestidor, es completamente diferente a lo que estoy acostumbrado.

Sonrió con ironía por mis pensamientos, ¿Y como no, Jim?. Si jamás has entrado a una sex shop.

Parece más la sala de un privado en un pole dance, que un vestidor.

La idea me saca una sonrisa ladina, de nuevo.

Ni siquiera me he dado cuenta de que Yoongi ha tomado asciento en él sofá frente a mi.

Me tiende una de las bolsas y yo la tomó como los dedos y el cuerpo temblandome.

— ¿Vas a quedarte aquí...? — pregunto resaltandole los ojos.

Asiente con toda tranquilidad. Y me siento un poco mal, yo estoy muriendo de nerviosismo y el esta tan relajado, que me hace creer que ha echo esto una infinidad de veces.

Parece que hoy no está de buen humor. No ha hablado demaciado durante el viaje aquí e incluso siento que esta enfadado.

— No puedes salir...? — pregunto en tono bajo.

— Jimin. Ya te ví desnudo y te di un par de azotes. No tienes porque avergonzarte. Además... Quiero ver como se ve.

Suspiro y comienzo a ver que llevan las bolsas.

Lo primero que saco, parece ser unas bragas color negro, con encaje me sorprende que estén adaptadas para el cuerpo masculino.

Nunca ví algo así.

Vienen con ligeros y un arnés que se conecta desde los muslos hasta la cintura. Todo es color vino.

Lo miro tratando de que entienda que es vergonzoso. Pero solo se recuesta un poco y apenas visible en el sofa, con descaro y me clava los ojos aún más.

Me doy la vuelta.

Me desabrocho el pantalón, y comienzo a bajarmelo.

Cuando reaccionó. Me doy cuenta de que le he mostrado todo el trasero a Yoongi, incluso me incline para sacarme el pantalón.

Me maldigo mentalmente, y me giro.

Esta mirándome con la boca entre abierta y demaciado concentrado.

— ¿Que esperas?

— ¿Ah?.

— Quitate los bóxers. Y ponte las bragas.

—Claro que no. Me las pondré por encima. No puedes probarte la ropa interior.

— Igual voy a comprarlo. Hazlo.

— No.

Me jala de la cintura y me coloca las manos en el filo de los bóxers.

— No fue una pregunta.

Comienza a bajarlos lentamente y yo solo me muero de vergüenza.

Se inclina para poder sacarme los bóxers y su rostro queda justo frente a mis piernas.

Me mira hacia arriba, y luego sube lentamente, haciendo que sienta toda su respiración, como si trazara un camino a mi pelvis.

Me relamo los labios y cuando se separa, comienzo a ponerme las bragas y lo que llevan.

Su mirada me ha echo sentir que ha visto hasta debajo de mi piel.

Me dice que me de la vuelta y lo hago, entonces toma uno de los tirantes y jala de el. Luego lo suelta y se azota en mi nalga derecha.

Jadeo por que no me lo esperaba y me ha ardido pero solo un poco.

— Ahora esto. — me dice tendiendome otra bolsa.

𝙳𝚒𝚊𝚛𝚒𝚘 𝙳𝚎 𝚄𝚗 𝚂𝚞𝚖𝚒𝚜𝚘 [Editando Ortografía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora