XVI

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La respiración se me acelera y sé que cualquiera aquí podría darse cuenta de la tensión sexual que se creó entre ambos, casi como una chispa única. 

Entonces, la mujer frente a nosotros habla. 

— Agust, necesito hablar contigo. 

Yoongi se remueve y carraspea, olvidándose de mí y comienza a hablar. 

— Por supuesto. 

— En privado. 

Arqueo una ceja, pero en realidad no me parece que quieran hablar de algo que pueda ponerme celoso, siento que entre ellos dos hay un aire más de negocios. Aunque no sé que en que negocios podrían estar juntos. 

— Ya, Kitty — dice refiriéndose a mí. — Anda a la barra y tráeme un trago. 

¿Qué? 

— Eres mi sumiso. — susurra solo para mí. Y después alza la voz— Levanta ese regordete culo de la silla y anda a servirme un trago. 

Sus palabras crean un efecto en mí que se mezcla con los otros que me hace sentir el estar en este lugar, me levanto de la silla, le suelto un beso de pico muy lentamente y le acarició una mejilla. 

— Como ordene, señor. 

La mirada le brilla y me sonríe, como si mis palabras fueran un dulce acaramelado y delicioso que gustaría de deleitar con sus oídos. 

Cuando pasó por su lado me suelta una palmada en el trasero y yo suelto un chillido, lo ignoro y la mujer habla una vez más. 

— Anda con el amor. Necesito hablar en privado con Agust. — dice refiriéndose a su sumiso. 

Él asiente y se levanta, caminando hasta llegar a mi lado, entonces busco con la mirada la barra, y cuando la identificó comienzo a caminar en esa dirección. 

— ¿Tienen poco? — pregunta jugando de manera provocativa con la correa que está unida a su cuello. 

— ¿Ah? 

— De ser amo y sumiso. 

— Oh... 

Valla, si digo que sí... Afecta?. Todo este tema me pone nervioso. 

— Ya hace algún rato... — digo intentando no parecer nervioso. 

— Ya, pues... Parece que muy poco, o tienen muy poca compatibilidad, o en realidad no sabes nada. 

No me detengo, pero en su tono de voz parece que me ataca. Frunzo el ceño y lo miro por el rabillo del ojo. 

— Pues, yo diría que química tenemos mucha. 

— ¿Ah sí? ¿Por qué? 

Intento no darle mucha importancia, no quiero crearle un problema a Yoongi. 

Así que miro a mí al rededor mientras hablo, para hacerme menos pesada la charla. 

— No solo somos amo y sumiso. Somos novios. — le recalcó. — Y nos la llevamos bastante bien, es muy dulce. 

— Sé que es dulce. Pero, para ser honestos. No encajas en su tipo de chico, lo digo porque conozco a sus exparejas. 

¿Qué? Pero ahí atrás pareciera que Yoongi nisiquiera lo conoce o le ha visto en alguna otra parte. 

— Mmgh... Ya veo. — me limito a responderle. 

Estamos pasando por la gente que se ha unido al centro de la habitación, miro por encima de sus hombros. Y puedo ver a una mujer que está sobre una silla, sus piernas abiertas de par en par, está amordazada y atada a esa silla. 

𝙳𝚒𝚊𝚛𝚒𝚘 𝙳𝚎 𝚄𝚗 𝚂𝚞𝚖𝚒𝚜𝚘 [Editando Ortografía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora