Recoger las cosas para la mudanza es algo extraño.
Ver que él está guardando sus cosas aparte me hace sentir cómo que esto ha acabado, cuando no es así.
No me gustaría pensarlo de esa manera. Porque no es de esa manera.
Simplemente yo me voy a mudar. Seguiremos juntos.
- Esta taza... - lo interrumpí.
- Me la quiero llevar, voy por periódico para envolverla. - dije con una sonrisa, es la taza que dejó aquí una de las primeras veces que hacíamos citas.
Fuí a la mesa del comedor por más periódico y cuándo regresé él no estaba.
Miré a la terraza y estaba hablando por teléfono con alguien, no podía escuchar nada porque había cerrado la puerta de vidrio que separa la sala de la terraza.
Por sus gestos lo veía cómo si estuviera discutiendo con alguien. Frotó su rostro con frustración antes de cerrar la llamada.
- Ada, me tengo que ir, los chicos me necesitan con urgencia. - dijo mirándome con una cara de lástima. Yo asentí.
Él había quedado de llevarme en la noche al aeropuerto.
Dejó un beso corto en mis labios y desapareció de mí radar visual.
Tomé el celular y le escribí a Adriana.
“Creo que las cosas con Isaza no van a funcionar más”
