Había llegado el momento de la cita de Malta.
Antes de este momento nos habíamos seguido hablando en Instagram.
La verdad pensé que me iba a ignorar, seguramente lo hace por obligación.
"Eres la veterinaria de confianza de su mascota."
Era una frase que se repetía en mí cerebro cada vez que tenía la oportunidad de recibir algún mensaje suyo.
Malta entró emocionada cómo de costumbre.
Ella era uno de los pocos que se emocionan entrando aquí.
Mientras le prestaba atención a Malta no podía evitar sentir la presencia de su acompañante.
Levanto mí cabeza y él me mira con una sonrisa, hago lo mismo.
Creo que no estoy bien.
Terminó la cita de Malta la cuál traté de alargar todo lo que se pudiera por obvias razones.
Antes de salir se quedó parado en la puerta y dijo algo que me dejó fría:
"Oye, hay un restaurante nuevo cerca de aquí. ¿Te gustaría ir conmigo? Este fin de semana puede ser."
En medio de balbuceo respondí:
"Perfecto."
Me sonrió y salió del consultorio.
Y ahora.
¿Qué me voy a poner el fin de semana?
