capítulo once

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Después de aquel horrible suceso, las heridas de Yui fueron tratadas en un hospital cercano

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Después de aquel horrible suceso, las heridas de Yui fueron tratadas en un hospital cercano. Pasé la noche junto a ella, durmiendo en una de las sillas que se encontraba en aquella blanca habitación.

Me culpaba a mí misma de lo ocurrido, me maldecía aún sabiendo que la rubia me brindaría una amable sonrisa al abrir los ojos.

Me fastidiaba que tuviéramos que escondernos. Me fastidiaba ver su asustada mirada, observando su alrededor, cada vez que quería darle un rápido beso.

A la mañana siguiente, salí al pasillo al ver la gran cantidad de mensajes que me había mandado mi hermano mayor.

Tenemos que hablar. No aguanto más tus tonterías.

No entendía a qué se refería Takeomi, así que decidí llamarle.

─Takeomi, ¿qué... ─el mayor me interrumpió al contestar la llamada.

─Senju, no sé que hacer contigo. ─escupía sus palabras con rabia. ─Pásate por mi apartamento esta tarde.

─¿Me puedes decir qué coño te pasa? ─la situación me estaba desesperando.

─Me he enterado, Senju. Lo sé todo. ─dijo antes de colgarme.

Las palpitaciones de mi corazón aumentaron, completamente asustada por su tono de voz. Choqué mi espalda contra la fría pared de aquel pasillo y me dejé caer lentamente hasta sentarme, abrazando mis rodillas.

¿Por qué era todo tan difícil? A mi hermano nunca le gustó que pelease por el simple hecho de ser una mujer, no me quería imaginar lo mucho que odiaría la idea de que yo saliese con una chica.

Yo no quería perder a mi otro hermano. Y una vez más, por mi culpa.

─La paciente Yui pregunta por usted. ─se dirigió a mí la enfermera que había atendido a la rubia.

─Oh, disculpe. ─me levanté del suelo. ─Voy a verla.

Y al abrir la puerta, ahí estaba. Sentada sobre la camilla, mirando en dirección a la ventana.

─Yui...

─Oh, Senju. ─giró su cabeza para toparse con mis azulados ojos. ─Pensé que te habías ido. ─esbozó una sonrisa.

Me acerqué hasta quedar a su lado.

─Lo siento, lo siento. ─ella frunció el ceño. ─Si yo nunca...

─Sabía que te culparías a ti misma. ─suspiró, no dejándome acabar. ─Tu chica es fuerte, Senju. ─me guiñó el ojo.

─Takeomi se ha enterado de lo nuestro.

Ella se quedó callada.

─Y ahora yo soy la que se culpa a sí misma. ─habló finalmente. ─Somos tal para cual. ─las dos nos callamos. ─Quizá... Si lo dejamos, tú y tu hermano no os separaríais.

roommates | senju akashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora