capítulo final

212 26 2
                                    

El temporal en Tokyo en aquella época del año era perfecto. Los árboles de cerezo habían florecido, sus pétalos te acompañaban a donde quiera que vayas.  

Cierta rubia de ojos grises se encontraba en su apartamento, preparando la comida que compartiría con su compañera de piso y, también, pareja. 

Esperando la llegada de la albina, se limpió las manos en su delantal blanco, observando la hora que marcaban las manecillas del reloj. 

El sonido de las llaves le llegó a sus oídos, encontrándose con su amada en el marco de la puerta. 

—Ya estoy aquí. —dijo la de ojos azules, dejando su chaqueta en el perchero. 

—Bienvenida a casa. —le sonrió Yui.

—¿Qué has cocinado hoy? —se acercó la chica, abrazando por detrás a la rubia. 

Ambas sonrieron. 

—Fideos soba con verdura. —era el favorito de Senju. —Pon la mesa, pero lávate las manos antes. 

Dicho aquello, la albina desapareció de la cocina. Aquel era un día especial, ya que celebraban siete años desde el primer día en que empezaron a compartir aquel piso. 

El apartamento se había quedado algo anticuado en comparación a otros de la ciudad, pero a ellas no les importaba aquello. Porque ese era su piso. 

El lugar donde lo habían compartido todo. 

Incluso ahora, siendo ambas adultas, lo seguían recordando de vez en cuando.

—He vuelto. —Senju pilló desprevenida a la de ojos grises. —Ahora te ayudo. 

Los nervios estaban comiéndola viva, ya que en su bolsillo, estaba escondiendo algo. 

—Yui. —la llamó. —¿Te acuerdas de que, en esta misma cocina, hicimos varias promesas? 

—Claro que me acuerdo. Pero, ¿por qué me lo preguntas? 

—Es solo que... Hay una que aún no hemos cumplido. —el corazón le iba a mil, pero se mantuvo tranquila. —Aún tengo que cumplir tu sueño. —la de cabellos blancos hincó la rodilla, sacando una pequeña caja de su bolsillo. —Yui... ¿Me concederías el honor de ser tu esposa?

Mostró el precioso anillo de plata, con un diminuto diamante en el centro. 

La rubia se llevó las manos a la boca, llorando. 

—Me gustaría ser yo quien te ponga este anillo, la que te vea delante de mí con tu deseado vestido pomposo. —continuó. —Quiero compartir mi futuro contigo. Por eso mismo, ¿te gustaría casarte conmigo?

—Sí, sí. —respondió Yui entre lágrimas. —Quiero casarme contigo, Senju.

Ambas no se aguantaron más y acudieron a los brazos de la otra, uniéndose en un abrazo. Ya habían cumplido cada una de las promesas que se hicieron hacía siete años. 

—Tendremos que irnos, Yui. —dijo Senju entre los brazos de su novia. —Aquí no podremos casarnos. 

—Me lo dijiste en su momento, Senju. —ella le acarició los cabellos. —Que tendríamos que escaparnos. Pero yo estoy dispuesta a hacerlo. 

Ya habían pasado tres años desde que Yui había podido dejar el mundo de la música, aunque pudo estar al lado de su chica durante un tiempo mientras era su guardaespaldas. 

Todos aquellos repentinos cambios en la historia de nuestras protagonistas, cómo la despedida de Yui, fueron producto de todas aquellas veces que Takemichi volvía al pasado. 

roommates | senju akashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora