La Bestia Del Desierto

Capítulo séptimo: Reserva.

El sonido del lejano canto de las aves le llegó a Colt unos minutos antes de que los rayos del sol alcanzasen su rostro directamente, haciendo que, por mero instinto, frunciera el ceño y levantara la mano, buscando proteger sus ojos de la inclemencia de la luz cegadora.

Con una mueca de disgusto, el sheriff del pueblo viejo de brawl town se quejó en voz bajita, soltando un suave gruñido al volver a tener consciencia de sí mismo y, gradualmente, de todo su cuerpo adolorido; acabó suspirando con cansancio pese a haber despertado recién mientras se aferraba a la idea de volver a descansar y volvía a cerrar los ojos después de girar sobre su costado para dar la espalda a aquella molesta fuente de luz, intentando volver a sumirse en el cálido manto del sueño con la esperanza de que aquella sensación de estar adolorido lo abandonara.

Lastimosamente no fue así.

Una de las grandes desventajas de ser su maravillosa persona, es que Colt no podía volver a quedarse dormido fácilmente. se le dificultaba demasiado, y estando como estaba, era obvio que sus sentidos lo forzarían a mantenerse alerta para evitar que una desgracia mayor a la que le aquejaba llegara a ocurrirle.

Maldiciendo su sentido del deber, se quedó tirado en el camastro hasta comenzar a tomar conciencia de dónde estaba, pues el "muro blanco", como solía llamar a aquella ceguera momentánea de la mañana, se había desvanecido gradualmente mientras tomaba conciencia de su propia existencia en el tiempo y el espacio, dando paso a un mundo de formas y colores que, si bien eran conocidos, en su situación no eran para nada relajantes, pues no reconocía la zona en la cual se encontraba, preguntándose entonces qué es lo que había ocurrido el día anterior y haciendo un recuento de sus actividades

Seguramente se cayó del caballo, o tal vez había estado bebiendo en el bar junto con Brock hasta perder totalmente la conciencia y terminar hasta las botas de borracho y ahora estaba quizás en el hospital por una intoxicación etílica...

Hubiera sido gracioso pensar en eso, quedarse dormido en la barra del bar, o en una acera fuera del mismo y que Barley, tan cortés y amable como siempre, hubiera mandado a llamar a la ambulancia al no verlo moverse.

O esa hubiera sido la respuesta que hubiese preferido en ese momento, ya que no tardó mucho en ir recordando gradualmente todo lo que había ocurrido aquél día

Aquél temblor que estremeció todo el parque, los gritos, los robots fuera de control, los civiles corriendo por sus vidas...

Piper, los gritos, el descontrol de aquella tarde y finalmente sus pensamientos evocaron los ojos ultramar de Bull...

Es cierto ¿Dónde estaba Bull? O una mejor pregunta sería ¿Dónde estaba él mismo en ese momento?

Fue entonces que Colt se percató de que no se encontraba en su casa, las paredes no eran en lo absoluto de madera de pino pintada de blanco, habían sido reemplazadas por pieles de animales y una madeja de tela con diferentes ilustraciones de seres bestiales, como si contasen una historia en su interior, mientras que en el aire flotaba, como una neblina invisible al ojo humano, un cálido y agradable aroma a hierbas medicinales, tierra mojada y savia de pino. Entonces recordó lo que Bull había dicho en su alocada carrera para ponerse a sí mismos y a todos esos pequeños civiles a salvo

El sitio más seguro que cualquiera en su posición podía pensar, el más alejado de todo el jaleo que se había armado en el parque de diversiones de Starr park

El campamento indio, como lo llamaban, o mejor dicho, la reserva natural que era administrada por Bo y sus dos hijos únicamente, en la cual, además de enseñar a los visitantes las increíbles vistas de la naturaleza oriunda de aquella lejana isla, se encargaban de mantener vivas las costumbres de su gente, contando también a los extranjeros las leyendas y cuentos que eran propios de su tribu, y teniendo eso en cuenta, además de que el aroma a plantas medicinales no podía engañarlo, tenía la certeza de que se encontraba en las inmediaciones del enorme campamento donde vivían Nita, Bo y León