—¿Qué les dijeron? —preguntó el peliverde, asomándose desde la habitación del Son. La distancia entre ambas puertas era de casi 5 metros.
—Sí fue por combinar tantas cosas, no por intoxicación—el menor seguía apoyándose en el Saiyan—. Requiere dieta y medicamentos.
—Hmph—cruzó sus brazos y desvió la mirada—. Lo cuidaré esta noche. Ya te puedes ir a dormir.
—Claro—guio al adormilado Son hasta su alcoba, ayudándolo a colocarse de costado en su cama. Lo cubrió con su sábana y dejó la botella de suero de moras (el que tuvo que comprarle por sus insistencias) a un costado de su cama. Tan sólo terminó de acomodarlo se puso de pie, apagó la luz, y fue al pasillo. El peliverde se había mantenido alejado, en la oscuridad de la sala—. Ya está. Si te da problemas envíalo conmigo.
—Ajá...—esa respuesta terminó por frustrar al Saiyan.
—Oye, ¿cuál es tu problema? —recibió la mirada del más alto—. No actúes como si te hubiera hecho algo—metió las manos en sus bolsillos y giró la cabeza—. No me interesa ser tu amigo ni nada. Pero Kakarotto está muy insistente en que convivamos.
—Tsk... —tocó su tabique—. Yo prometo mantener mis feromonas al mínimo si tu prometes hacer lo mismo. Me provocas náuseas.
—Opino igual—alzó su cabeza, para mirar al techo—. ¿Cuánto piensas quedarte aquí?
—Sólo hoy.
—Bien, me parece perfecto—abrió la puerta de su habitación, dirigiendo una última mirada al de ojos claros—. Disculpa si te asusté hace rato. No pienses que quería acercarme.
—¿Quién dijo que te tenía miedo? Ten por seguro que te iba a golpear si intentabas algo—el Saiyan se detuvo, volviendo a mirarlo—. No bromeo.
—Tsk... Escucha, no sé qué clase de idea tengas de mí, pero no tengo interés en "intentar algo"—desvió la mirada—. Sólo cuida del imbécil de Kakarotto esta noche.
—Hmph... Como sea—con sus brazos cruzados se levantó y avanzó hacia la alcoba del Son.
—Suele esconder dulces en el último cajón del mueble, no dejes que se atragante otra vez—avisó, antes de meterse en su habitación.
—Oye—Vegeta, que estaba a nada de cerrar la puerta, volvió a asomarse—. Gracias por llevarlo.
—Bahh...—soltó aire—. Es mi mejor amigo. No podía dejarlo así.
—Claro—ya sin mirarlo, se metió a la habitación del Son. Lo vio dormido en su cama, lucía bastante mal considerando la manera en que su nariz se fruncía entre sueños.
Soltó un suspiro, se recargó contra la puerta y miró unos largos segundos a Goku. Ese chico alto era bastante inocente, fácil de engañar. ¿Qué no lo había conocido en la Academia Kame, luego de notar que otros sujetos que decían ser amigos del Son trataban de manipularlo para que hiciera cosas por ellos?
Recordaba cómo, pese a no querer involucrarse, se tomó la molestia de decirle que esos chicos sólo querían aprovecharse de su bondad para que les pagara sus almuerzos, o que moviera los materiales que ellos requerían. Pero esa advertencia de "por tu bien deberías alejarte de esos sujetos, porque sólo te están utilizando" lo tomó como un "ellos son malos, yo soy bueno y podemos ser amigos".
Y no le molestaba. ¡Al contrario! Había disfrutado de esa amistad que formaron, se sentía en confianza con aquel chico y habían compartido momentos muy agradables. Estar con Goku era una aventura, solía tener planes divertidos todo el tiempo, y lucía como si se maravillara con cualquier cosa pequeñita. Incluso podía decir que, gracias a la visión del Son, había aprendido a valorar aspectos pequeños de la vida.
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Antipatía
FanfictionEn un mundo donde las personas se guían por sus instintos, situaciones desagradables se pueden presentar. ¿Cómo confiar en seres que son tan repulsivos? ¿Cómo no querer ocultar tu propia naturaleza por "humanos" bestiales, que justifican sus actos t...