Extra 3

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—¿E-este jueves? —repitió, ante la propuesta del hombre que estaba parado enfrente de ellos.

—Así es. Tú y Tomma tienen experiencia acampando, ¿qué no? El equipo se encontrará bien con ambos. La zona es segura, no hay animales peligrosos. Podrán subir, recolectar una muestra del espécimen que nos interesa y volver. No deberá llevarles más de un par de días.

—Aun así...—susurró, antes de mirar de reojo a su equipo. Tomma era un hombre mayor con vasta experiencia en el área. Además, los acompañaban estudiantes más jóvenes, incluso una chica menor que él—. Están emocionados. Y para ella es como su tercera vez.

—¿Qué dices, Granola? —miró a su colega—. He liderado algunos equipos solo, pero me interesa mucho tenerte con nosotros. He escuchado grandes cosas de ti.

—Yo...—sonrió de medio lado—. Claro, será un honor trabajar con ustedes...

Aquella reunión terminó luego de varios acuerdos. El peliverde salió despacio, recibiendo en el trayecto algunas despedidas animosas de "será increíble", "¡Nos vemos el jueves!" por parte de sus compañeros más jóvenes. Los observó irse, con su sonrisa desvaneciéndose lentamente.

—¿Pasa algo? —se sobresaltó al oír detrás suyo la voz grave y madura de aquel hombre mucho más alto que él—. Desde la mitad de la reunión estabas muy callado y pensativo.

—¿Eh? No es nada... Es sólo... mmm—miró de reojo a su alrededor, dándose cuenta de que estaban en soledad en ese pasillo—. ¿Crees que pueda ir acompañado? La zona es segura, yo ya he acampado antes ahí, aunque más abajo... Tengo un auto que puede subir a media zona, yo llegaría aparte.

—¿Ir acompañado? Bueno, el lugar es increíble, entiendo que puede ser una oportunidad para "pequeñas vacaciones"... Aunque el clima es algo extremista en esa altitud.

—No hay problema con ello, en serio—sonrió—. ¡Muchas gracias!

—No es nada... Toma en cuenta que puede ser complicado para alguien adaptarse a estar al aire libre—notó que el más joven se miraba ansioso, dando unos cuantos saltitos de un lado a otro, como emocionado por ya irse ante la respuesta positiva—. Bahhh, tú ya sabes de eso. Anda, sé que quieres irte.

—Je, je, je... ¡Nos vemos el jueves!

Trotó hacia la salida, buscó su auto, y subió en él, no sin antes dar una pequeña mirada hacia el cielo despejado en su dulce atardecer. El regreso a casa fue bastante alegre para él, sintiendo una carga menor ante su problema que lo había tenido preocupado toda la mañana. Llegó a su hogar, aumentándose su alegría al ver que Vegeta también había llegado temprano, lo que significaba una tarde en compañía de su familia. Aprovechó la cena para hablar con el pelinegro acerca de la noticia, recibiendo una respuesta contraria a lo que esperaba.

—Oh, no, Granola. No te llevarás a Millet a una montaña—el peliverde frunció el ceño.

—¡Oh, vamos, Vegeta! —el otro tenía su semblante firme, mientras el pequeño de casi 4 años miraba entretenido a sus padres, alternando una mirada entre uno y otro conforme hablaban, con una sonrisa divertida en sus labios—. No sería la primera vez que duerme a la intemperie.

—Pero no es lo mismo dormir en el jardín que en un lugar a esa altitud, varados en la nada—chasqueó su lengua—. Es demasiado peligroso.

—¡Yo soy experto en este tipo de actividades! En serio, no hay riesgo. Él es obediente, sabe que debe seguir mis indicaciones y no hay animales salvajes en la zona. Mis colegas también tienen experiencia, por lo que estará bastante protegido—el más bajo seguía con sus brazos cruzados, reafirmando su negativa—. Tus padres están de vacaciones, tu hermano es todavía muy pequeño, Milk y Goku están demasiado ocupados con Gohan, y tú sales mañana de viaje... Nadie más aparte de mí podrá cuidarlo.

AntipatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora