El sol hacía arder los adoquines del suelo.
Puse una alfombra en la entrada de mi local para que resultara agradable a los clientes.Mi tienda no era grande pero tampoco pequeña; un mostrador se alzaba en el final, de cara a la entrada. Alrededor todo eran botes de cristal llenos de plantas puestos en diversos estantes, plantas dentro de macetas colgando en estanterías y diferentes sacos de tierra con materiales de jardinería. También libros. Muchos.
A un lado tenía una gran olla llena de agua y una mesa de trabajo con utensilios para triturar hojas, pelar madera y extraer savia de las plantas.
Ser herborista en Arelon era como ser médico allí. Alguna gente me temía por mi trabajo, otra expresaba su gratitud de tener mis pociones curativas.
Me asomé a la calle a observar el puerto, estaba bastante lejos de la entrada pero se veía perfectamente de allí. Había un par de barcos atracados.
¿La causa de mi curiosidad? Sabía que habían llegado dos figuras importantes en poco tiempo: La princesa de Teod, lista para una boda que nunca se celebraría debido a la repentina muerte del príncipe Raoden. Y el gyorn Hrathen, sospechaba que su presencia era una jugada del Wyrn para buscar más creyentes del Shu-Dereth. A la vez, me asustaba pensar que podía llegar a pasar lo mismo que en Duladel.
Pasaron un par de días hasta que alguien que me conocía un poco le habló de mí. O eso supuse cuando llegó un sacerdote derethi menor a mi tienda.
— Buenos días —dije desde detrás del mostrador.
— Buenos días —entró el pequeño hombre con su túnica roja— Usted es la señorita ______ ¿cierto? —asentí.— El gyorn Hrathen requiere de su presencia.
— ¿Por qué? —pregunté impulsivamente.
— El motivo se lo hará saber él. Le aconsejo que le hable con respeto.
Suspiré.
— ¿Puedo negarme a asistir? —dije en un bufido. No me interesaba en absoluto ese asunto a pesar de que mis padres habían sido influyentes en el Shu-Dorath de Arelon, aunque no aprobaban las acciones del Wyrn...
El sacerdote me miró con el ceño fruncido.
— Supongo —dijo. Aunque yo sabía que probablemente no. No me importaba haberle ofendido.— Aunque el gyorn está dispuesto a ofrecerle una buena suma de capital si accede a ello.
Hice una mueca.
— Nunca he aceptado los sobornos. Fuera —dije con grosería.
Desde luego, venir a mi propia tienda a sobornarme...
Por lo visto estaban bastante interesados en mí. Seguramente sabían cosas que no debían. Alguno de mis clientes había hablado, cuando realizase su próxima compra sabría quién era, pues seguramente sus gastos serían más elevados.
Ay, lo que hace el dinero.
El gyorn en persona entró a mi tienda esa tarde. Yo suspiré.
— Buenas tardes —se adelantó a mi palabra. Entró y fue rápidamente al mostrador, donde estaba yo. Alcé la mirada para intimidarle aunque eso era difícil de hacer.
Pues él llevaba una armadura rojo sangre con una capa en la espalda y, encima, era mucho más alto que yo.— ¿Eres religiosa, _______?
Bufé por la descortesía de que hubiese sido tan directo.
— No, gyorn, no lo soy. No sé qué te han dicho de mí pero no tengo nada que ver con lo que predican mis padres, ellos creen en el Shu-Dereth a su manera.
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PECADO | Hrathen x Tú
FanfictionEres una herborista que trabaja en Arelon, hija de un bajo noble y que está muy interesada en Elantris. Tus conocimientos resultan útiles a un sacerdote que llega a tu ciudad para predicar el Shu-Dereth.