5-Miedo/Dudas

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Cuando Horacio entró ese día en el departamento que habían empezado a compartir juntos definitivamente no esperaba la escena que estaba ocurriendo frente a sus ojos, el serio comisario Viktor Volkov sentado en el sofá con una mano en su vientre mientras lloraba. Desde la entrada del departamento el francés pudo apreciar las grandes lágrimas que recorrían su rostro perdiéndose en su pálido cuello.

Dejo la mochila que traía con el en el suelo y cerró la puerta despacio para acercarse a él y sentarse a su lado en el sofá, coloca una mano sobre la del contrario haciendo llamar su atención y le mira.

—Horacio.... —Susurro el albino mientras sigue llorando.

—¿Qué sucede volkov? ¿Por qué lloras? —Con su mano libre la llevó a las mejillas del mayor y limpio las lágrimas con lentitud, sin querer hacer algún gesto que le alertará y quisiera echarlo de su lado.
—Tengo miedo.

Los ojos de Horacio se abrieron en grande al escuchar eso y le miró impactado, como si le hubiera salido una cabeza extra, esas no eran palabras que el comisario de los santos diria.
—¿Porque....? —Obviamente pregunto el motivo del llanto, mientras la mano en el vientre del hombre empezaba a moverse acariciándolo el mismo lentamente.

—¿Y si le pasa algo a los Frijolitos? Somos policías, con ellos tendremos un punto débil del que tirar si pasa algo. —Un suspiró salió de los labios del menor mientras miraba a Víctor, a el le pasaba exactamente igual, tenía miedo de que algo pasará con los bebés en algún momento, ellos se jugaban la vida cada día y sus hijos tendría un arma apuntándole en la cabeza desde el minuto uno de su vida.

—Viktor, tu eres el comisario de los santos y mano derecha del superintendente y yo soy el subinspector Horacio Pérez el puto Héroe de la ciudad, a ellos jamás le pasará algo siempre estarán sus papás para protegerlos y parar las balas aunque muramos en el intento... —Un sorpresivo beso de parte de el otro hombre freno su discurso, aunque extrañado por sentir los labios de el amor de su vida contra los propios correspondio tan rápido como pudo.

—Bien ahora callate, tu no tienes permitido morir, dijiste que te harías responsable de así que lo haces y un tiro no te va a salvar de cuidarlos. —Pronunció volkov tras separar sus labios de los del contrario.
—¿Que a sido eso?
—¿El que? —Pregunto haciendose el tonto el de ojos azules.

—Esto. —Sus labios se volvieron a unir, esta vez siendo el dueño del beso el de cresta azul, el cual sorpresivamente para el fue correspondido logrando un movimiento de labios del contrario.

—Un beso. —Se limitó a responder de manera simple tras limpiar las lágrimas que seguían corriendo de sus mejillas. —¿Y si en algún momento se enteran que tú no eres su padre padre?

—Padre es quien cría y cuida cada día de su vida, ni conway ni Gustavo harán eso así que yo seré su padre, si hablas del material genético que nos unirá yo creo que sería bueno decirles en cuanto sean algo mayor y que lo entiendan, que sea capaz de entender que una noche loca de fiesta puede traer consecuencias aunque esas consecuencias sean preciosas. —El comisario cuanto menos estaba sorprendido por las palabras tan maduras que salían de los labios contrarios, siempre había tomado a Horacio como alguien tonto que no entiende las cosas, que siemplemente se ocupa de divertirse sin centrar cabeza, pero esas palabras le habían enamorado más si era posible, así que se lo hizo saber dándole otro beso rápido en los labios.

—Te quiero Horacio, gracias por estar aquí para mí y mis cambio de humor por los bebés. —Apoyo su cabello en el hombro del contrario el cual suspiro sin dar crédito a lo que acababa de escuchar de sus labios.
—Tambien yo te quiero volkov y a vosotros bebés también os quiero y mucho. —Dio un muy leve apretón en el vientre de su compañero de piso y sonrió.

—Se mi novio.
—¿Es pregunta o afirmación? —Le miro soltando una risita.
—10-4. —Le respondió el gestante mientras sacaba la mano propia de su vientre.
—¿10-4 que? ¿Quieres que sea tu novio?
—10-4 —Le respondió burlón volkov mirando al peliazul logrando que cerrará la boca y repasará la conversación de hace unos minutos sin dar crédito a lo que había pasado, ahora era el novio de hermoso comisario bombón y padre de dos hermosos bebés que venían en camino aunque lo último ya lo era sin tener que ser pareja del ruso.

Ruso el cual se levantó del el sofá, estiró sus articulaciones ante la atenta mirada de su empleado y le sonrió. —¿Vamos a comprar? Se acabó el helado.

Como si de un resorte se tratara el otro hombre se levantó del sofá y asintió, caminó hacia la entrada y recogió su mochila que había tirado hace escasos minutos.

—Me doy una ducha y ahora vamos comisarío.
—Dime viktor no estamos de servicio además eres mi pareja ¿No? —Le sonrió para volver a sentarse en el sofá, listo para esperar a que se duchara y le acompañara a la tienda por su helado de vainilla.

Coloco una mano en su vientre por encima de su camiseta y sonrió acariciando este. —Mis bebes... Tendréis a un muy lindo padre que os cuide aunque no sea de vuestra sangre, os amara por encima de todo y todos, el héroe de la ciudad velará por vosotros y aunque parezca mentira conociéndolo es muy maduro.

Soltó una risita floja aprovechando que Pérez estaba en el baño y no le podía escuchar y miró su mano en su vientre. —Aunque tenga una cresta horrible el es hermoso tal como es, Horacio es un osito cariñoso que está dispuesto a dar todo el amor que en algún momento necesitéis y le quedará amor para mi y para sus seres queridos, siento que su amor jamás se acaba...

—¿De verdad piensas eso? —La pregunta pillo por sorpresa a volkov el cual levantó la mirada logrando observar a Horacio en el marco de el baño del apartamento con una toalla envolviendo su cintura.

—¿Cuanto escuchaste? —Ignorando su pregunta decidió hacer el una pregunta.
—Yo pregunté primero. —Acuso el menor.
—Pues si pienso eso ¿Contento? —Respondio quitando una mano de su vientre.

—Y lo escuché todo, me voy a vestir y ahora vamos por tu helado de vainilla.

—Aqui te espero. —Fue lo último que pudo decir viktor antes de que su pareja se escabullera en su habitación.

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1100 palabras

Nos vemos el lunes

Unidos por un error (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora