9-Habitacion del bebé

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Era el momento de preparar la habitación para las gemelas que estaban al llegar, habían tardado 6 meses en empezar esta tarea pero ellos eran así le gustaba ir con calma en todo momento aunque al final siempre hicieran todo a las prisas.

Gustavo y Jack por su parte y sin dar crédito a nuestra querida pareja principal había empezado algo, aún su relación no tenía nombre pero estaban juntos, se tomaban de las manos y se daban algún que otro besito. Lo cual tanto a Horacio como a Viktor le extrañaba en cantidad, uno de ellos era el padre genéticamente hablando de los bebés que el ruso portaba, y estaban juntos de un día para otro.

Encogiéndose de hombros  el de ojos bicolores tomó la lata de pintura rosa pastel que había decidido junto a su pareja que sería el color de la habitación de las bebés.

—¿Rosa? ¿No es muy de niña Horacio? —A Gustabo el rosa no le gustaba, en lo absoluto ¿Porque tenían que pintar la habitación de las niñas de el color más femenino posible de toda la tienda?
—Son niñas Gustabo, además junto a Víctor lo hemos elegido así ya cuando sean más grandes la pintamos de otro color si quieren. —Miro la lata en sus manos y al puso en el carrito que llevaba el rubio, para hacer lo mismo con un par de latas más y una brocha, teniendo todo listo para pintar las blancas paredes de la habitación.
—Bueno pero el rosa es feo, ahora lo que falta. —Llevo su vista a la lista que tenía en su teléfono móvil y suspiro al ver que era lo siguiente. —¿Estantería? Que son bebés Horacio no necesitan estanterías. —Se quejo mientras ampujaba el carrito.

Volkov por su parte se encontraba en otra de la secciónes de la misma tienda buscándo las cunas perfectas para sus bebitas acompañado esta vez de Michelle, su jefa y aunque pareciera raro y sorprendente su mejor amiga en este momento tan extraño que estaba pasando, ella le recomendaba doctores y le ayudaba en todo lo que pudiera, como ese momento, la elección de la cuna era algo sumamente importante y él no era capaz de decidirse.

—A ver volkov que no es tan complicado ¿Cuál te gusta más? —Se quejo la mujer observando las cunas, las cuales ponian parecer exactamente iguales pero para un ojo experto como era el del comisario el color era muy diferente.
—¿Las dos?
—A ver podemos llevar las dos y ya una para Marie y la otra para Nuria. —Zanjo el tema de las cunas la pelirroja logrando un suspiro de los labios de el embarazado.

—Ya tengo ganas de tenerlas en brazos... —Susurro llevando su mano a su vientre y acariciando el mismo con lentitud mientras caminaba en busca de un vendedor para que le enviaran las cunas a su hogar.
—Ya verás que dentro de poco las tendrás ojalá y salgan con los ojos de Horacio, eso sería lindo. —La mujer tampoco sabía que las criaturas no eran de su actual pareja lo cual le gustaba, así no se soltaría de la lengua y diría cosas extrañas a los otros dos.
—Ojala que si...

Tras hablar con el vendedor y pagar las cunas salieron del establecimiento dejando a los hermanos en el discutiendo por una alfombra, aunque se llevaron con ellos las latas de pintura querían adelantar al menos un poco hasta que los otros llegarán al departamento.

—¿Jack dónde está? El tendría que estar ayudando. —Se quejo Evans colocando las latas de pintura en el maletero del auto.

—Es el aniversario de la muerte de ivannov y gonetti... Y quiere estar solo por el momento, ya habíamos quedado con vosotros para hacer las comprar así que supongo que iré mañana al cementerio. —Le explicó con tristeza en su voz, extrañaba tanto al búlgaro que cada vez que recordaba cualquier mínimo detalle de él le entraban ganas de llorar, sobre todo en ese momento, donde sus cambios de humor eran más constantes que los robos de vehículos en la ciudad.

—Podias a ver nos dicho y veníamos otro día...
—No, no hace falta además que tú estés libre es un milagro así que aprovecho ya mañana voy con Horacio y me llevo una botella o algo. —Comentó con voz suave mientras subía al auto, siendo seguido por la de ojos verdes en el asiento de piloto y encendiendo el auto comenzando a conducir hacia el edificio donde los futuros padres se alojaban.

Tras algunos minutos teniendo un plática poco interesante llegaron al edificio, bajaron y tomaron las latas de pintura. Entraron al lugar y cogieron el ascensor directo al departamento de volkacio, el albino abrió la puerta y con la ayuda de la jefa del CNI entraron en el hogar, cerro la puerta y traslado las latas de pintura rosa a la habitación que pasaría a ser de sus hijas a partir de ese momento.

Miro la pared blanca y sonrió.—¿El suelo también lo queréis cambiar? —Interrogo la chica mientras abría una de las latas de pintura logrando que toda la habitación se inundará del olor de la misma.

—Si, así que podemos empezar a pintar mientras los otros llegan. —Con una enorme sonrisa tomo la brocha del suelo y mojo la cabeza de la misma en el bote recien abierto, llevo la brocha a la pared y la empezó a mover pintando la pared ante la atenta mirada de Michelle.

Los hermanos llegaron un par de horas después con las manos llenas de objetos para los habitación, desde la alfombra que habían elegido una con forma de nube blanca, hasta una botella rosa, la cual ellos insistían que era un jarrón pero ninguno de los otros dos le creyeron y fue directa al cubo de la basura.

—Bien hora de montar las estanterías. —Exclamo lleno de ilusión el peli azul sentado en el suelo con las piezas de las mismas en bolsitas esparcidas por el salon. —Solo hay que leer las instrucciones. —Tomo el papel que venía junto a las bolsas y se quedó callado al notas que no entendía nada de lo que hay estaba escrito, quizá su pareja lo sabría.

Se levanto del suelo y camino hacía la habitación donde el embarazado descansaba, ya los otros dos se habían despedido de la pareja y por fin la habitación de las bebés estaba casi lista, solo faltaban las cunas, las estanterías y la alfombra.

—Cariño.... —Le llamo el francés entrando en la habitación con las instrucciones en la mano.
—Dime. —Levantando su vista de su teléfono móvil miro a su pareja, el cual le extendió las instrucciones y el las tomo sin saber muy bien que quería.

—¿Entiendes algo? —Poniendo los ojos en blanco el de pelo gris miro el papel suspirando mientras notaba que estaban en su idioma natal.

—Horacio mejor las montamos mañana que están en ruso y yo estoy cansado. —Pidio dejando el papel en la mesita de noche.
—Okey pues entonces pido algo de comer.
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1171 palabras

Unidos por un error (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora