7-Sindrome de Couvade

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Las constantes náusea de parte de el comisario habían cesado, el ya podía descansar la noche entera sin levantarse a vomitar cada dos o tres horas. Pero al parecer le había trasladado al náuseas a su pareja, que de un día para otro había empezado a vomitar todo lo que comía y a tener antojos cada vez más raros, él no quería un simple helado de vainilla, no el quería helado de Monster y red bull los cuales eran tres veces más difíciles de conseguir que el amado helado de queso de él gestante.

Un día el héroe de la ciudad se había levantado de la cama a las tres de la mañana, alertando a su pareja el cual abrió los ojos vigilando al hombre.

—¿Que pasa cariño?... —Bostezo por la interrupción de su amado sueño, tomo su teléfono y suspiro notando lo tarde que era. ¿Que mierda quería a las tres de la mañana Horacio?

—Quiero vomitar. —Fue lo único que respondió antes de salir de la habitación con prisa, camina hacia el bañó y poniéndose de rodillas frente al inodoro abrió la boca vomitando toda la comida que había ingerido en las últimas horas.

Viktor cómo buena pareja que era le había seguido alarmado por lo que había dicho aunque sin saber su hacer, se arrodilló a su lado y comenzó a acariciar la espalda del peliazul con lentitud observando en silencio como vomitaba.

—Perdon viktor... Vuelve a la cama tienes los dos niños tienes que cuidarlos. —Se disculpo el menor de ambos en cuanto acabo de vomitar. Tiró del inodoro y se alejó del inodoro, para lavarse la casa en el lavabo del baño.

—¿Y? Siempre que yo he vomito por los Frijolitos tú has estado ahí ayudándome, sería de rata no hacer lo mismo por ti. —Exclamó de manera simple colocando una mano en su vientre y sonriendo por los ligeros movimientos que los fetos en su interior le ofrecían.

—Gracias cariño. —Perez tomo la pasta de dientes y el cepillo y echo un poco de la misma en el cepillo para llevarlo a su boca y limpiar sus dientes mientras observaba por el espejo a el amor de su vida acariciando su ya algo hinchado vientre.
—Nuria.
—¿Que?...—El francés aún con el cepillo en su boca se giró mirando al hombre, sin saber el porqué había dicho ese nombre así porque si.
—Si ahí una niña aquí se llamará Nuria. —Le explicó el albino mientras veía a su pareja enjuagarse la boca.

—Es bonito... Esta bien y si hay otra niña ¿Que te parece Marie? Como Marie Curie así tendrá una referencia para ser una mujer exitosa.
—Tambien me sirve. —Se acerco a él y tomo la mano de el hombre de cresta para salir de el baño e ingresar nuevamente a la habitación, de ahí ambos se acercaron a la cama y se volvieron a tumbar en sus respectivos lugares.

Los ojos de la pareja se cerraron nuevamente, callendo en lo brazos de Morfeo, el día siguiente tenían una importante reunión con los altos cargos de la comisaría y debían estar activos y con energía para afrontar la misma.

Aunque por desgracia para la pareja las cosas nunca son como uno las espera, el sueño de los futuros padres fue interrumpido a lo largo de la noche por las náuseas de el subinspector y el vomito a continuación, así que no ninguno de los dos fue capaz de dormir más de cuatro horas seguidas.

Fueron a la reunión cansados, con grandes ojeras sobre sus ojos y con un humor de perros, no era el día adecuado para que se metieran con ninguno de los miembros de la parejita porque eran capaces de responder con un tiro.

Arrastrando los pies llegaron a la sala de reuniones, si la misma sala donde viktor había vomitado en el suelo frente a todos sus agentes, exactamente esa sala.

Se sentaron en dos sillas de las tantas que había, volkov coloco sus brazos sobre la mesa y apoyo su cabeza en los mismos cerrando los ojos, queriendo dormir al menos cinco minutos, lo suficiente para activarse y poder estar atento a la reunión que se Hiba a llevar a cabo.

—¡Volkov! —La estridente voz de la jefa del CNI y de los asuntos internos de la comisaría le saco de sus agradables pensamientos, los cuales estaban deseosos de dormir un rato más.

—Mmmm. —Levanto la cabeza y miro a la pelirroja, esperaba que no le preguntará por lo que fuera que hubiera dicho antes de su despertar por qué no le Hiba a poder contestar.

—¿Que te pasa? ¿Sigues con náuseas? —Su jefa se notaba preocupada en sus preguntas, aunque con ella nunca se sabia, quizá estaba así porque no hiba a permitir perder a uno de los mejores agentes solo por un embarazo.

—No, el ya no las tiene... Las tengo yo ahora, y por desgracia me e pasado toda la noche vomitando. —Explico el héroe de al ciudad tras levantar su cabeza de sus brazos, bostezando segundos después.

—¿Como que las tienes tú Horacio? ¿No estarás preñado tu también? —Pregunto el rubio mirando a su hermano y soltando un risa.
—Que va, yo me cuido además estoy con viktor y él no me va a dejar preñado así porque si, estamos esperando dos bebés, con nuestra suerte si me embarazo yo tendré otros dos y no gracias.
—¿Entonces que mierda te pasa? —Volvio a preguntar García.

—Sindrome de couvade. —Respondio el superintendente llamando la atención de los presentes. —Yo tuve lo mismo con julia cuando se embarazo de Danielle...

Antes de que pudiera ponerse a llorar mientras intentaba explicar el síndrome Michelle le tapó la boca con la mano. —Garcia busca en Google que coño es eso.

—10-4 jefa. —El otro subinspector tomo su teléfono y rápidamente busco en Google lo que le había pedido la única mujer en la sala. —A ver os leo lo que pone "El síndrome de Couvade es un tipo de trastorno psicológico, provoca en algunos hombres síntomas similares a los del embarazo cuando su pareja va a tener un bebé. Actualmente no se conoce la causa exacta qué provoca este síndrome, se cree que puede tener que ver con un exceso de empatía hacia el embarazo de la mujer o en este caso hombre", es decir algo así como que Horacio tiene mucha empatía por el ruso preñado y está pasando por lo mismo que el.

—Sindrome de Couvade....—Susurro el de ojos bicolores mirando a su novio.
—¿Tienes mucha empatía por mi? —Interrogo el comisario mirando a Pérez.

—Eso parece. —Respondio soltando una leve risita.
—Eso es bonito Horacio. —Tomo su mano de encima de la mesa y le dio un apretón a la misma. —Aunque no haya conseguido dormir es bonito.

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Unidos por un error (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora