23-Apoyo

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Por suerte para la pareja de nuestra historia tenían mucho apoyo, el de Michelle, conway, gustabo, Alexander y el de toda la comisaría en general. Si ellos en algún momento querían salir a algún lugar como pareja y sin hijos sabían que sus amigos les cuidarian, lo cual en ese momento era una suerte.

Cumplían un año juntos, viviendo juntos, hacía un año que viktor con sueño le había aceptado la propuesta, propuesta que mejoró en muchos aspectos su vida y también la empeoro un poquito, ahora en vez de su exigente orden las cosas se habían salido de control, siempre había ropa o cosas de colores tiradas por el departamento, entre las cosas de su pareja y las de sus hijas el pobre viktor la mayoría del tiempo se la pasaba recogiendo.

Suspiró y miró el sofá, donde acababan de recoger hacía escasos 30 minutos pero estaba lleno de ropa y juguetes de nuevo, y eso sabía de quién era culpa, de su novio Horacio, las niñas no habían salido de la cuna donde las puso hace unas horas para poder ordenar antes de que la pareja o el trío formado por conway, Gustavo y Alexander vinieran a cuidar a sus dos niñas.

—¡Horacioooo! —Grito tomando la ropa en sus manos y viéndola ¿A quien demonios se le ocurría llevar un pantalón de estampado de tigre? Si eso era horrible.
—Dime, además no grites que las niñas están dormidas. —Hablo el hombre mirando a su ruso con la ropa en la mano.
—Recoge esto que estan al llegar. —Mando señalando el sofá. —Yo iré a vestirme.
—Joder.... Okey okey. —Tomo la ropa en sus manos y fue al baño para meterla en el cubo de la ropa sucia, al menos así no estaba por el medio.

Viktor por su lado fue a la habitación y se cambio rápidamente de ropa para después ir con sus hijas, observó que todo estuviera bien con las niñas y sonrió, sus hijas se portaban de putísima madre, lloraban muy poco y siempre por necesidades, si tenían hambre o el pañal se le había manchado.
Tras acabar de revisar que todo en ellas estuviera bien las cambio de ropa, a unos bellos bodys de policía que él amaba, por fin las niñas eran lo suficientemente grandes para llevarlos, llevaba meses esperando ese momento.

Sus minis policías estaban realmente lindas con el uniforme, rezaba y esperaba que en algún momento alguna de las dos quisiera seguir sus pasos y ser policía en el cnp, aunque una bala siempre estuviera apuntando a su frente su trabajo era magnífico, proteger a los civiles de los malvados mafiosos, desmantelar mafias, patrullar... Echaba de menos su trabajo, sabía que en pocos meses volvería a comisaría a ejercer su amado trabajo pero aún no era tiempo, las niñas eran aún demasiado pequeña para dejarlas toda la jornada en una guardería, tenían solo dos meses eran muy pequeñas.

Suspiró y viendo a sus muñequitas como Michelle le gustaba decirles ya vestidas de policías sonrió y beso sus frentes, conway se llevaría una enorme sorpresa cuando las viera.
Salió de cuarto de las menores y se sentó en el sofá, el cual por fortuna estaba limpio, por raro que eso fuera en el hogar de la familia, fijándose bien en el salón sonrió, no solo el sofá estaba limpio sino también todo lo demás, su salón estaba limpio por raro que eso fuera en el departamento.
El timbre se escuchó minutos después logrando que el albino se levantará del sofá y abrió rápidamente la puerta viendo al trío. —Pasad pasad anda.

Se echó a una lado mientras hablaba dejándoles paso con una sonrisa, con el trio sus hijas estarían bien y ellos podrían ir a cenar para celebrar su primer aniversario juntos.
—Esta muy limpio. —Alexander acostumbrado a siempre ropa y cosas por el suelo del departamento estaba realmente muy sorprendido por lo que veía.
—Hasta yo estoy sorprendido de eso, a ver cuánto dura espero que hasta que volvamos. —La amenaza era clara en sus palabras y los recien llegados lo sabían.

—Hola chicos. —Saludo Horacio, el cual acababa de salir del el baño tras maquillarse y ponerse elegante para su novio. —Cuidarlas ¿Si?
Asintieron con una sonrisa. —Vas muy guapo cariño. —Alago el de ojos azules mirando a su pareja.
—Lo se ahora vamos precioso que nos espera una reservación en el mejor restaurante de la ciudad. —Tomo su mano y la apretó levemente para empezar a caminar hacia la puerta, la cual aún permanecía abierta, la pareja les saludo levemente con la cabeza y salieron de su casa cerrando la puerta, dejando el trio con las dos bebés.

Jack camino hacia la habitación de las dos niñas seguido con sus dos novios y sonrio al verlas vestidas de policías, estaban hermosas aunque la habitación empezaba a apestar. —Joder...
—Una se cagó. —Resolvió rápidamente el búlgaro logrando que el rubio y el otro moreno de la habitación pusieran los ojos en blanco, eso era obvio, su novio no decia más que obviedades.
—Creo que se cagaron las dos. —El español se acerca a la cuna de Nuria y con cuidado la tomo en brazos para sentir que efectivamente estaba cagada.
Conway por su lado tomo a Marie  y se dio cuenta que las palabras de uno de sus novio era acertada las dos se habían cagado, dando como resultado que su primer trabajo como niñera fuera cambiar dos pañales apestosos a bebés de dos meses vestidas de policía.

Volkacio por su parte se encontraban ya sentados en la mesa que habían reservado días antes y dispuestos a pegarse un festín sin pensar en sus dos hijas por una horas.

—Estaran bien no son estúpidos ya veras. —Tomo la mano de viktor y acarició la misma calmandolo levemente.
—Espero que lo estén, sino les cortaré los huevos y los pondré en vinagre para que siempre los vean. —Tomo la otra mano de su novio y le sonrió.
—Feliz aniversario Horacio.
—Feliz aniversario comisario bombón.

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1005 palabras

Unidos por un error (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora