capítulo 3

5K 376 9
                                    

No esperaba esa respuesta, sonrió cuando ella lo hizo dejando notar su sorpresa.

-Si gustas. -intenta mostrarse ajeno

-Muchas gracias.

Él no puso que más decir y lo primero que se le ocurrió para zafarse de la plática era inventar que estaba ocupado. Le funcionó como para retirarse de ahí.

Quizás azeneth notó su urgencia por retirarse o incomodidad, realmente no estaba asegura. Decidió irse a su habitación para descansar hasta que anocheciera. Cuando despertó tomó un mate que siempre lo hacía para detener ciertos malestares que en ocasiones les daba.

Nadie lo sabía pero años atras habían notado que algo mal pasaba con ella, uno de lo motivo más por los cuales siempre estaba aislada de los demás.

Ana era una joven muy aventurera desde niña , muy apasionada. Ella apreciaba a Azeneth, se conocieron a los 10 años y desde ahí ambas eran muy amigas, bueno. Cuando azeneth se volvió toda una señorita y sentía la necesidad de salir a conocer más de lo que le rodeaba tal y como ana lo hacía, fue cuando las separaron para que aquel deseo de salir como ella se acabe.

En ese plazo de tiempo de la separación de ambas fue cuando ana pudo estar con el príncipe amenhotep, más ahora que ambos eran jóvenes. Fue inevitable que ambos se atrajeran.

Aquellos recuerdos de ese entonces ya dejaron de perturbar al príncipe amenhotep. El tenía unos sueños muy favorables, nada cargados como antes. Después de unas horas de haber despertado y notar que había anochecido decide salir de su habitación y buscar un lugar para pensar. El jardín con dirección a la piscina era una buena opción que decidió tomar.

—Hijo... ya despertaste. —se encuentra con su padre en el pasillo. Acompañado del general bakenmut.  —Tu madre me dijo que estabas cansado y que te acotaste temprano.

—Es cierto.  —Dije  —ya descansé demasiado y voy por aire fresco al jardín.

-¿Tomar aire fresco? -dudoso lo mira. -¿estas seguro? -se ríe como si algo supiera.

-padre no le entiendo.

-tengo entendido que cierta señorita se encuentra en el mismo lugar que pretendes ir - mi padre se ire y pone su mano en mi hombro -¿Coincidencia?

-padre le aseguro que... -Es interrumpido.

-amenhotep, no es necesario que digas algo, entiendo si quieres mantener en secreto, yo también tuve tu edad. -mira a bakenmut. Era una mirada complice entre ambos. Como si recordaran tiempos aquellos en su juventud.

Amenhotep no intentó decirle lo contrario, no vio necesito hacerlo. Después de que su padre se fuera, él de camino al jardín se puso a pensar de quién se trataba. Tenía en mente ana, como para que su padre le hiciera ese comentario tenía que ser ella, tanto que su madre hablaba de lo mucho que quería que ambos recomen su relación, no le sorprendía que su padre se sumara a ella.

En cuanto llegó caminó hacia las flores y miró al cielo. La luna iluminaba aquella noche, como en todas. Siguió caminando en dirección a la piscina, hasta escuchar como las aguas se movían. Se apresuró asomarse hasta llegar y verla.

-Señorita. -La mira sorprendido. Ella estaba dentro de la piscina. No era muy profunda la llegaba al nivel de la cintura.

-Príncipe no lo vi. -apenada estaba. También se podía notar que tenía frío.

-llegué recién -dijo - pero ¿ que haces ?

-mi pulsera se cayó y la estoy buscando -hace otro intento de encontrarla. Sumerge sus manos para buscarlo.

-y crees que la hallarás? -cruza las manos y la observa atento - No se puede ver nada y con este frío no es apropiado que estes ahí detro.

En su intento existe más las manos y nuevamente no encuentra nada. Se pone de pie pero sin intención de rendirse.

-tengo que contrala , esa pulsera me la dio mi abuela...

Su voz comenzó a temblar, amenhotep tenis claro que si seguía ahí terminaría enferma.

-ven -le extiendo mi mano -mañana la buscas , te enfermaras si sigues ahí dentro

-tengo que hallarlo, agradezco su preocupación.

-azeneth, te enfermaras , vamos sal de ahí -insiste que tome su mano.

-tengo que hallarlo, no me iré sin mi pulsera -nuevamente sumerge las mano y hace el intento de encontrarlo.

-eres una niña testaruda azeneth -dijo molesto.

Se retira, sentía que había sido muy amable al preocuparse y brindarle su mano para que saliera. No se iba contento, seguía pensando que era una mala idea que se quedara. No tardó en escuchar su grito. Eso hizo que volviera muy rápido hasta la piscina. La encontró toda empapada.

Azeneth había resbalado , por eso pegó el grito , terminó empapada por completo , la ayudó a salir , pudo notar que se lastimó el pie asi que la recostó a la orilla de la piscina.

-ves lo que te pasó por tu terquedad -toma del barrote unas toallas, siempre están ahí para el uso inmediato.

Comienza a secar su rostro despacio, después la cubre con una. La joven no podía caminar entonces tomó la decisión de cargarla en sus brazos. Le aseguró que todo era su culpa por su terquedad. Estaban de camino al consultorio de su abuelo para que pueda ayudar con su tobillo de la joven.

-No la encontré. -musitó la joven.

-te llevaré donde mi abuelo , mañana te ayudaré a buscarlo.

Entando en sus brazos la mira sorprendida por tal amabilidad, él ya se había comprometido por voluntad propia.

Ya estando por el pasillo se encontaron con la reina y algunas ciervas. El gritó de azeneth las hizo llegar hasta ahí pudieron oírla ya que no se encontraban lejos. Estaban sorprendidas al verla a Azeneth empapada y siento cargada por el príncipe.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL CORAZÓN DEL PRÍNCIPE DE EGIPTO [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora