capítulo 67

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Cuando anocheció me encontraba en mi cuarto, mis ánimos estaban por los suelos, me preguntaba cuando terminaría esto.

Pensar que mañana será la plaga me mortifica, no debo rendirme.

Tocaron la puerta, estaba asegura que era amenhotep hasta que la persona entró y en realidad era Nitocris.

Me sorprendí mucho, creo que hasta ello lo notó.

—Disculpa por entrar así. —dijo Nitocris. —Necesito hablar contigo.

La invité a sentarse a mi lado, no estaba con las ganas de recibirla, no era por ella si no por la presión que sentía.

Ya había tomando el medicamento que me dio mi padre, estaría bien  hasta el siguiente malestar.

—¿Que necesita hablar conmigo princesa?

—A mi parecer esperabas a alguien más ¿Cierto?

—Se equivoca. —Dije —Pero dígame cuál es el motivo de su presencia.

—Nunca me gustó ir con rodeos —Caminó hasta la ventana y mirando atra vez de ella habló —Noté las miradas de ambos, no lo niegues... no sé lo que realmente tengan, déjame decirte que no te culpo, yo llegué en el momento menos indicado.

—Se equivoca, él decidió irse con usted y el motivo por el cuál yo quiero convencerlo de que no lo haga es por que su vida corre peligro, no solo de él si no de todos los primogénitos...

No quitaba la vista de la ventana —Solo te diré que mañana al medio día saldrémos a Babilonia, tal vez no lo sepas pero te lo digo para que intentes converserlo de quedarse y si lo logras sabré que nunca fue para mí,  pero si se va conmigo es por que si lo es... 

—Le advierto que haré todo lo posible para que él no aborde el barco con usted y solo es para salvar la vida  de todos los inocentes... 

Volteó y se acercó a mí. 

—Creo que esto es tuyo ¿Cierto? —Me entró un anillo. Era el mismo que amenhotep arrojó en nuestra discusión.

Muy sorprendida lo tomé en mis manos —¿Como lo obtuviste? Este anillo amenhotep lo...

—Lo encontré, la vez que fui con la reina a la villa, la iluminación de las antorchas al pasar hizo que brillara y así fue como lo entré.

—¿Y como se enteró que era mío?

—Fue por coincidencia realmente —Se ríe en brevedad —se lo enseñé al joyero real para que observe su valor y así saber a quién le perteneció. El joyero se sorprendió mucho cuando le dije donde lo encontré y me aseguró que él hizo el anillo a petición del príncipe para su novia, que deduciendo para ese entonces eras tú.

—Gracias, pero...

—No te preguntaré por que estaba tirado en es lugar , solo espero que esta vez no termine igual.

Dicho esto Nitocris se salió del cuarto.

Al día siguiente

Guardé el anillo en un pequeño joyero que tenía en la habitación, aseguré que nadie lo tome de ahí y me salí del cuarto.

Esta mañana me sentía con la mitad de la fuerza que tenía ayer, parecía como si no haya dormido por días, me sentía sin fuerzas para poder levantarme. Fue muy precisa karoma en llegar al cuarto, fue por la tardanza que presenté.

—Señorita la reina la mandó a llamar. —Dijo karoma.

Intenté ponerme de pie pero no tenía fuerzas para hacerlo. Me dejé caer en la cama.

EL CORAZÓN DEL PRÍNCIPE DE EGIPTO [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora